El director de CAMBIO responde al director de Sexenio, y de paso, a todos los periodistas oficialistas que han difundido la versión oficial del régimen que criminaliza al niño José Luis Teutlhie Tamayo y a su madre “por llevarlo a la marcha”.

Arturo Rueda

Seis réplicas a la verdad morenovallista de @QuintaMam: del no paso nada al pasó todo

1.- La principal diferencia entre los medios críticos y los “aliados” al régimen morenovallista no es de pesos y centavos, como quiere hacerlo creer @Quintamam. Sería tanto como decir que Sexenio tiene un gran convenio y CAMBIO no. El problema es periodístico: quién hace periodismo y quién hace propaganda. Status, Intolerancia, Jornada de Oriente, Central, econsulta, El Popular y CAMBIO informaron desde el primer día de los hechos, entrevistaron a la mamá del niño José Luis Teuhtlie, reconstruyeron el fallido operativo, contrastaron versiones, recolectaron evidencias, y en resumen, narraron una historia que sacude a Puebla.

Por el contrario, los medios aliados callaron ominosamente durante varios días, y publicaron la versión oficial hasta que les dieron orden de hacerlo. Las “evidencias” que hoy presentan El Sol de Puebla, Sexenio, Síntesis, no son periodismo. Los dueños y periodistas fueron convocados como empleados a un edificio público, ahí les presentaron videos, fotografías y “peritajes” armados por el gobierno de Moreno Valle y les dictaron un guión. Gracias a que fueron evidenciados en redes sociales, estos medios y periodistas reconocen que no se trata de información propia, sino que tiene como fuente “al gobierno”. La granada les estalló en las manos. Sexenio y compañía hacen propaganda. Y se la pagan bien. Su objetivo es exonerar, no clarificar los hechos.

2.- @Quintamam se pregunta ¿Quién llevó a José Luis a la Manifestación?como si fuera un argumento suficientemente contundente para justificar la muerte de un niño inocente. Excepto que estemos en Gaza y la propaganda sea impulsada por los israelíes que se quejan de que “los niños sean usados como escudos humanos”, en México no hay ley que lo prohíba. Aunque no son ciudadanos en estricto término legal, todos los protocolos y tratados les reconocen derechos y obligaciones. ¿Qué no pueden manifestarse? ¿Según quién?

Peor aun: pese a que a según los videos había varias decenas de niños de la comunidad en la manifestación, los policías estatales decidieron disparar sus proyectiles de gases lacrimógenos a quemarropa. Ejecutaron un fallido operativo con la libertad que les da la Ley Bala para reprimir las protestas sociales. El criterio policial definió cómo, cuándo y  a quién atacar.

3.- El encargado de presentar los supuestos “peritajes” fue el “brillante” Juan Pablo Piña Kurazcyn, a quien se le recuerda por ser empleado del gobernador en la Secretaría de Servicios Legales hasta que decidió emigrar en busca de un futuro mejor cuando el PRI recuperó Los Pinos. Ahora que no lo encontró, está de regreso en Puebla. Su participación no tiene ningún valor, en parte por ser amigo, en parte por ser empleado de Moreno Valle. Tiene conflicto de interés.

Incluso la explicación “científica” del caso sería hilarante de no mediar la muerte de un niño. La reconstrucción de la herida al cráneo de José Luis Alberto Teuhtlie con una cabeza de marrano no es ofensiva, sino absurda. ¿En verdad son tan parecidos la cabeza de un niño de 13 años, delgadísimo, con la huellas de mala alimentación, con una cabeza de marrano? ¿Cómo puede decirse eso en público?

4.- Hasta dónde se sabe, los poetas están a una constelación de distancia de un neurólogo. Mientras a uno lo alimenta la inspiración, al otro por lo menos 11 años de estudios. Sin embargo, Mejía se siente con derecho a descalificar el dictamen del Luis Felipe Loria Rosado a quien incluso califica como “reconocido profesionista poblano”. ¿Por qué? Porque no se trata de un perito “experto en ingeniería de heridas”.

La descalificación es resultado de que el neurólogo, a contracorriente de la versión oficial, afirma con sus estudios y prestigio a cuestas, que fue un objeto contundente lo que provocó la herida en José Luis Teuthlie, descartando por completo fuera resultado de un cohetón.

5.- Hace 8 años, Mario Marín armó una ruta similar para salir del escándalo Cacho. Contrató a un perito prestigiado estadounidense para que avalara que su voz no era su voz, o que el audio había sido editado. Sacó a sus viejitos y a sus periodistas –que no son la misma cosa- a defenderlo. Se entercó en no ofrecer una disculpa. Aguantó todos los cauces legales, con dinero público pagó peritajes y abogados. La Suprema Corte de Justicia terminó exonerándolo en una votación apretada. El final de esta historia lo conocemos: nada detuvo el derrumbe de sus sueños de trascender a la esfera nacional. Perdió el poder en 2010 y sus sueños transexenales cayeron con estrépito. Desprestigio brutal. Y eso que nadie lo acusó de asesino.

Lo mismo hará Moreno Valle para mantenerse en el poder. Peritajes supuestamente independientes. Exoneraciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Indiferencia del CEN panista y frío gélido del gobierno federal. Total, el niño muerto de Chalchihuapan lo acompañará por siempre. Y eso que esos peritajes de la Policía Federal –donde trabajó Facundo Rosas- nadie los ha visto.

6.- Célebre autor de la teoría del “no pasa nada”, a @QuintaMam se le cumplieron todos sus deseos pues ahora el escándalo Chalchihuapan está en todos los medios, a excepción del silencio misterioso de Aristegui, pese a que en su portal sí está. Templo Mayor, Reforma, El Universal, Milenio, Proceso y más. Las redes sociales derrumban todo, y en esta ocasión derrumbaron la versión oficial.

Pero nadie tiene mejor juicio de la actuación de los periodistas-propagandistas que sus propios lectores: desde que QuintaMam rompió el silencio autoimpuesto, ha recibido 60 comentarios de sus lectores en las cuatro columnas que ha escrito del tema. De ellos, 42 son críticas contundentes, en el que el adjetivo mínimo que le adosan es de “palero”. El nivel de la defensa es el del tuitstar @el_viejopaulino, contratado para denostar a Roxana Luna por su parecido al de “Toñita la de la Academia” o diciendo que ni siquiera “los aboneros de Famsa son tan malos”.

Por supuesto, no se trata de comprar o vender verdades absolutas. Se trata de distinguir aquellos que hacen periodismo de aquellos que hacen propaganda, es decir, retransmiten una verdad oficial. Flaco favor le hicieron a Moreno Valle que, después de 12 días de escándalo, ya planteó derogar la Ley Bala. La batalla, en la historia y la política, así como el periodismo, la perdieron.