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Trabajadores denuncian violencia de magistrado y la judicatura le responde que se aguanten

julio 01, 2014

Trabajadores denuncian violencia de magistrado y la judicatura le responde que se aguanten




Por Fermín Alejandro García

Un grupo de trabajadores del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Sexto Circuito hace unas semanas decidió romper el silencio y presentó una denuncia por vejaciones presuntamente cometidas por el magistrado José Mario Machorro Castillo, a quien acusaron de violencia física y de dejarlos sin comer. En respuesta se hizo una investigación, dando por resultado un fallo que indigna, lastima y exhibe que la justicia en México está podrida, pues les dicen a los quejosos que ese comportamiento es parte de las atribuciones que tiene “un superior jerárquico”.

¿Por qué a los ciudadanos nos debe interesar, o mejor dicho preocupar, lo que pasa en ese tribunal? La respuesta es porque ahí se resuelven asuntos de alto impacto de la justicia de Puebla, pues se decide el encarcelamiento o la libertad de personas acusadas de homicidio, de violación, de secuestro o de crimen organizado, y porque dicho tribunal ha estado manchado por el escándalo, pues no hace mucho se exhibió que dos de los tres magistrados que ahí mandan han estado señalados de violencia sexual contra mujeres.

Es decir, quienes deciden si una persona es culpable o inocente no son un ejemplo de respeto a la ley y a los derechos humanos.

Hace unas semanas un grupo de cinco trabajadores del Segundo Tribunal Colegiado presentó una serie de denuncias, que se acumularon en el proceso 53/2014–III, y que fueron turnadas a la Secretaría Ejecutiva de Disciplina del Consejo de la Judicatura Federal, que está a cargo del magistrado Miguel Ángel Medécigo Rodríguez.

Los agraviados narraron que el magistrado ejerce una distinción y discriminación entre el personal que labora bajo sus órdenes, ya que a su novia Rocío Galván, quien es secretaria proyectista del tribunal, le da la mitad de carga de trabajo que al resto de los trabajadores, pero además todos deben ayudarla para resolver los asuntos que le corresponden.

Ese mismo trato privilegiado se lo da a Carlos Alberto Elorza, quien es hijo de un juez federal llamado Carlos Alberto Elorza Amores, y por tanto trabaja menos y todos lo deben auxiliar para sacar adelante sus asuntos.

Y es que el magistrado señalado y el juez en cuestión intercambiaron hijos, es decir el segundo de ellos tiene laborando bajo sus órdenes a la descendiente del primero, Gabriela Machorro, y viceversa, Alberto Elorza labora con José Mario Machorro.

Lo anterior no tendría mayor problema si no fuera porque al resto del personal el magistrado les pone a atender el doble o el triple de cargas de trabajo, sin importar que ante esa acumulación excesiva se pierda la capacidad de resolver bien los asuntos.

Y para que nadie se atrase, el magistrado decidió que la mejor manera de hacer más eficiente el trabajo fue suspender el horario de comida. De tal manera que quienes laboran con él entran a las 8 de la mañana y en muchas ocasiones tienen posibilidades de probar alimentos hasta las 7 u 8 de la noche. Claro que eso no pasa con Rocío Galván y Carlos Alberto Elorza, quienes sí tienen ratos libres y se les da todo tipo de facilidades para que obtengan permisos y no se presenten al tribunal.

No todo termina ahí. En los días que no hay trabajo pendiente, el magistrado también les cancela la hora de comida.

Lo que más agravia a los quejosos es que a José Mario Machorro Castillo le gusta lanzar manotazos para dar órdenes; en especial una mujer contó –en su denuncia– que en una ocasión la quiso golpear como parte de las instrucciones que le daba para atender cierto asunto.

Es atípico que los trabajadores del Poder Judicial federal se atrevan a denunciar abusos, ya que los magistrados actúan como virreyes, son intocables. Lo que acaba de pasar en el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal confirma dicha realidad.

En la primera quincena de junio se hizo una visita extraordinaria –así se llama oficialmente la investigación– para determinar si eran ciertas las acusaciones y el fallo que se acabó dando fue el siguiente:

“No pueden considerarse como conductas de hostigamiento laboral –las denuncias–, ya que solo reflejan el ejercicio de sus atribuciones –del magistrado– como superior jerárquico”.

¿Qué significa lo anterior?, en la practica es una sentencia en la que se manda el mensaje entre líneas de que si se labora en el Poder Judicial federal hay que someterse a los magistrados, dejarse golpear, maltratar, humillar, vejar, denigrar, pues es parte del derecho que tienen esos personajes que se supone se dedican a aplicar la justicia en México.

Por si fuera poco, el fallo se lo comunicaron hace unos días a los denunciantes y al magistrado señalado, quien ahora sabe quiénes lo acusaron y por tanto, seguramente habrá represalias en su contra.

¿Qué es lo más denigrante de este asunto? Que quienes investigaron a José Mario Machorro Castillo no tomaron en cuenta los antecedentes de esta magistrado, que ya una vez se narraron en esta columna; el 29 de marzo de 2004, en el portal del periódico El Siglo de Torreón se publicó lo siguiente:

“José Mario Machorro Castillo fue detenido la noche del sábado luego de que fue sorprendido en el estacionamiento del estadio Revolución por agentes de Seguridad Pública cuando agredía a una dama”.

“Fue a las 23 horas cuando tripulantes de la unidad 35342 de la DSPM realizaban su recorrido por la avenida Juárez y la calle 19, cuando observaron que un sujeto comenzó a empujar a una dama de manera que ésta cayera entre los arbustos que se encuentran en ese sitio”.

Por lo anterior decidieron auxiliar a la mujer que dijo llamarse…, quien solicitó la detención del agresor José Mario Machorro Castillo, de 43 años de edad, con domicilio en la avenida de las Luciérnagas número 1464, departamento 24 de la colonia Campestre la Rosita”.

Terrorismo laboral en la UVM de Puebla

marzo 14, 2014

Terrorismo laboral en la UVM de Puebla



Por Fermín Alejandro García

En el campus Puebla de la Universidad del Valle de México (UVM) se ha desatado un ambiente de terrorismo laboral, ya que a últimas fechas han sido despedidos entre 10 y 15 trabajadores, todos ellos administrativos, en su mayoría mujeres y con antigüedades de entre 4 y 5 años de estar empleados. Lo grave de esta situación no es que la institución busque reducir su nómina, sino que las rescisiones se han dado bajo graves amenazas y buscando que los afectados no ejerzan sus derechos mínimos, como es presentar una demanda ante un tribunal.

A los trabajadores afectados los han despedido sin justificarles la causa de su rescisión y por la vía telefónica, han recibido amenazas de que se atreven a presentar una demanda para argumentar que se suspendió la relación laboral de manera injustificada por parte del patrón, entonces sus nombres serán incluidos en una lista negra.

Y quienes aparecen –les han amenazado– en ese listado son bloqueados para que no vuelvan a ser empleados en ninguna de las universidades privadas del estado de Puebla.

Las anomalías laborales no aparecieron con los despidos. Antes de que empezaran a correr a los administrativos, la UVM cambió en tres ocasiones a las empresas outsourcing que le proveían de empleados para áreas administrativas, razón por la cual los trabajadores en los últimos meses ignoraban quién era su verdadero patrón y ante quien podían reportar alguna falta laboral.

Pese a los intentos de amedrentamiento surgió un grupo de trabajadores que han decidido ejercer sus derechos y buscar que se les liquide conforme a la ley. Lo interesante de este asunto, es que hace unos días, uno de los abogados que defienden a los agraviados –y que lleva las demandas DI/608/2013, DI/607/2013, DI/300/2013, DI/301/ 2013 y DI/725/2010—se presentó con un actuario a notificar 3 emplazamientos para que la parte patronal responda a las demandas, obteniendo la siguiente respuesta:

El representante legal de la UVM recibió el emplazamiento y la outsourcing que lleva actualmente la contratación del personal de la universidad hizo lo mismo, pero en cambio no se aceptó que ese mismo recurso se presentara en contra de Laureate International Universities, bajo el vago argumento de que nada tienen que ver la universidad con esa organización mundial.

¿Cuál es la relevancia de que ese rechazo? Que la UVM, que tiene 34 campus en siete regiones del país, siempre muestra que su principal atractivo es que es parte del Laureate International Universities, la cual es una red internacional de universidades, asentadas en 75 países y que se ostenta en ser líder en ofrecer instituciones de educación superior de alta calidad e innovadoras, así como preparar a estudiantes con una visión global.

En toda la propaganda de la UVM, en los documentos oficiales y en la página de internet, siempre se destaca que la universidad es parte del Laureate International Universities, y que sigue las pautas marcadas por dicha red mundial.

Esa organización en la difusión de su ideario destaca la siguiente premisa: “En Laureate, estamos orgullosos de nuestra reputación en todo el mundo para la integridad y la conducta ética. A través de nuestras acciones, nos hemos ganado la confianza de nuestros estudiantes y sus familias, a nuestros socios y nuestras comunidades. La ética y el cumplimiento de Laureate significa siempre cumpliendo con la ley, y de conformidad con normas aun más estrictas que aseguran que seguimos para ser digno de esa confianza”.

Es decir, pertenecer a Laureate International Universities supuestamente no solamente significa tener acceso a programas de estudios y certificaciones internacionales, sino a seguir un comportamiento ético, para ganar prestigio social, y que marca una notable diferencia con otras instituciones de educación superior.

La primera reflexión que surge en este asunto, es que la UVM, del campus Puebla, parece estarse saliendo de uno de los lineamientos fundamentales –que es respetar las leyes—de Laureate International Universities, al negarle a sus trabajadores una liquidación, tal como lo marca la legislación laboral y amenazarlos con represalias de duración de largo plazo si se atreven a acudir a un tribunal.

Otro aspecto relevante es el rechazo que se emplazara a Laureate International Universities, pues entonces surgen algunas preguntas fundamentales:

¿Cuál es la verdadera relación entre esa red mundial y la UVM?

¿Qué acaso sólo se usa el nombre de Laureate International Universities como un mecanismo publicitario, pero en realidad la UVM es ajena al funcionamiento de esa red mundial de universidades? ¿O no se quiere qué estos asuntos sean conocidos por Laureate International Universities para que no se conozcan en esa organización los vicios laborales que privan en la UVM?

Por ahora no hay respuesta a esa preguntas por la opacidad con que se manejan muchas universidades privadas de Puebla.

Lo cierto es que en la UVM, campus Puebla, hay muestras de que la congruencia y la ética, por ahora, no son su principal fortaleza.
 
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