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MALA IDEA AUMENTAR Y CREAR IMPUESTOS CON LA INFLACIÓN ALIMENTARIA AL ALZA · ANPEC




reporta el precio promedio de la CBA: $1,979.15, lo que significa una variación al alza de 0.65% ($12.00). · Los productos que más aumentaron en el último mes fueron cebolla, tomate verde, papa, papel higiénico y jabón de lavandería. · Injustificable aumentar la carga fiscal cuando la inflación alimentaria continúa elevándose. Ciudad de México a 22 de septiembre de 2025.-

 La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) reporta la variación de precios de la canasta básica alimentaria de cuarenta y cuatro productos de agosto a septiembre del presente año, estudio de mercado realizado en los treinta y dos estados de la República con una muestra aleatoria, domiciliada, ambulatoria y estratificada en más de 200 puntos de venta en tres niveles de consumo: alto, medio y popular.

 El precio promedio de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) resultó en $1,979.15 al aumentar su precio en promedio $12.79, lo que significa una variación al alza de 0.65%. Los cinco estados con la CBA más encarecida resultaron ser Tlaxcala 5.13%, Baja California Sur 4.57%, Chiapas 3.33%, Sonora 2.80% y Guanajuato 2.25%.

 Los productos que más aumentaron en el último mes son cebolla 8.86%, que paso de $23.31 a $25.38; tomate verde 7.70%, que pasó de $32.63 a $35.14; papa 4.27%, que pasó de $29.67 a $30.94; papel higiénico 4.19%, que pasó de $35.47 a $36.95, y jabón de lavandería 4.04%, que pasó de $39.79 a $41.40. La pandemia de COVID-19 sorprendió al mundo con un impacto devastador que detuvo la vida cotidiana, nos obligó a aislarnos y limitó nuestra movilidad en una cuarentena prolongada de año y medio. Las consecuencias fueron funestas: millones de pérdidas humanas, enfermos y, desde luego, cuantiosas pérdidas económicas. 



A nivel global, más de 7 millones de personas fallecieron y más de 700 millones enfermaron y muchos de ellos quedaron con secuelas. Si bien el saldo varió según cada país, algo que nos igualó a todos fue la factura económica que estamos pagando con el encarecimiento sostenido y elevado de los alimentos en el mundo en la era post COVID-19. 

 “En México, los alimentos en la era post COVID-19 se han encarecido 33%, pulverizando con ello las mejoras salariales y apoyos sociales gubernamentales. Según cifras oficiales, 22.5 millones de mexicanos salieron de la pobreza extrema; sin embargo, el 70% de la población sigue sufriendo el rigor del flagelo de la inflación alimentaria, 40% de los hogares destinan hasta 90 centavos de cada peso de sus ingresos a la compra de alimentos.

 Esta situación afecta a 14 millones de hogares, cuyo gasto mayoritario se destina a la alimentación de su familia”, explicó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC. El consumo esencial se conforma en parte por los productos de mayor demanda en el mercado que, al ser tan socorridos, resultan indispensables para la población.

 De ahí que sea injustificable que los responsables de las finanzas públicas planteen aumentar la carga fiscal sobre estos productos justo cuando la inflación alimentaria continúa elevándose, como lo confirma este último reporte de la variación de precios de la canasta básica que mes a mes realiza ANPEC. 

 El pueblo mexicano paga un 16% de IVA, el IEPS en bebidas saborizadas, cigarros, alcohol, confitería, panificación y combustibles paga también el impuesto ilegal de la extorsión, hoy reconocida como una realidad que afecta prácticamente al país entero, cobrándose este impuesto en las carreteras, en los campos de cultivo y en los puntos de venta con el famoso “cobro de piso”. A esto hay que agregar la caída de las remesas en un 20% este año, producto del acoso migratorio que sufren nuestros connacionales que se ven orillados a no salir de sus casas, ausentándose del trabajo, incluso a no mandar a sus hijos a las escuelas, condenados a una suerte de autoarresto domiciliario. 

 “Como cereza de este amargo pastel dentro del contexto que describimos, se propone una barbaridad: aumentar el IEPS a productos de alta demanda con un draconiano incremento de 87% a las bebidas saborizadas, extendiendo el cobro de este impuesto a las bebidas light, que hasta ahora estaban exentas, y un doble aumento al cigarro, por cajetilla y por cigarrillo, encareciéndose $20.00 la cajetilla en promedio y entregando con esto la comercialización de este producto al mercado negro, ante lo cual los contrabandistas se están frotando las manos”, reafirmó Rivera. Este aumento de impuestos no tiene nada de saludable, antes al contrario, en este entorno resultan ser impuestos perjudiciales por el daño y las afectaciones que ocasionarán al tejido social y a la economía popular. ANPEC reitera que no es opción aumentar ni crear impuestos que vengan a cancelar empleos y fomenten la informalidad que al final de día financia la criminalidad que azota el país. ¡No al aumento de impuestos! ¡No nos bajen la cortina! ¡Déjenos trabajar!

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