Por. José Roberto Fuentes López.
En memoria a mi compañera de vida Mercedes Leal Guevara y a sus hermanas Guillermina y Enriqueta;
A tres años de su partida.
Nuestro origen, ha representa un verdadero enigma, que hasta nuestros días no se tiene la certeza de cómo se creó el Ser Humano en la tierra. Al respecto resumo al menos 4 teorías sobre el origen de la vida:
Abiogénesis: considera que la vida surgió a partir de la materia inerte de la tierra, como parte de un proceso geológico.
Creacionismo: es defendida por diversas religiones, la cual señala que la vida se originó a partir de la obra y voluntad de un ser superior, que es Dios.
Generación espontánea: señala que la vida se crea de forma espontánea.
Esta teoría surgió desde la antigüedad, y fue defendida por distintos filósofos entre ellos Aristóteles.
Panspermia: establece que la vida entró en nuestro planeta desde el espacio exterior, debido a microorganismos que se encontraban en un asteroide o un meteorito que entró en la Tierra; lo cual pareciera tener cierta lógica sin embargo la interrogante es como se formó la vida fuera del planeta tierra.
Ante lo descrito, cabría entonces reflexionar sobre cuál es el principal propósito en la vida; “Aristóteles señalaba que el principal propósito del ser humano es, la felicidad o eudemonía, (buen ánimo).
Llevar una vida ordenada y prudente, con buenos hábitos, mente sana y disposición a la virtud, siendo estas entre otras las principales acciones que nos conducen a ella”.
Y por supuesto que ante las vicisitudes y problemas del día a día nos esforzamos por vivir mejor y ser felices; donde lo fundamental es tener presente que la vida importa, por lo cual debe vivirse con justicia, amor, amistad, gratitud, compromiso, entrega y lealtad.
Luego entonces porque actuamos como si fuésemos enemigos, o que evolucionamos para destruir y no para heredar un mundo mejor.
Pues de manera por demás lamentable, la actividad humana sigue contribuyendo a aumentar las catástrofes; en fecha reciente, la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) en su informe de evaluación global señala:
“El número de catástrofes -muchas de ellas relacionadas con la meteorología, como incendios e inundaciones, pero también con otros peligros como pandemias o accidentes químicos- podría llegar a 560 al año, o 1.5 al día, en 2030, lo que pondría en peligro millones de vidas”. Todo ello, además de considerar la creciente contaminación del agua, la tala de bosques, los conflictos bélicos, etc.
Es por ello, que el desarrollo humano debe sustentarse educando con valores y actitudes que impulsen el crecimiento personal y social de todo su conglomerado; lo cual alimentara el pensamiento crítico, para el cuestionamiento, el análisis y la reflexión.
En consecución, “los valores humanos no se adquieren ni se estructuran de una sola vez, tampoco son inmutables, sino que su asimilación y afianzamiento se dan a lo largo de la vida y; cada etapa escolar o vivencial tiene implícita una propuesta de valores que coadyuva en la formación de la personalidad”.
Por ello, mujeres y hombres debemos asumir el compromiso que, con nuestras acciones, construyamos legados que sigan impulsando el desarrollo de las siguientes generaciones, privilegiando el bienestar del ser humano; y asumiendo el pensamiento de Aristóteles nos esforcemos por ser felices.
En tal sentido considero que el principal propósito de la vida es dejar un legado. Y ser recordados por ello, lo cual sin duda representará implícitamente la virtud.
Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com
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