Al minuto

Lozoya y el principio del fin; Marko Cortés y su diagnóstico

 

José Luis Camacho Acevedo. Por fin Emilio Lozoya dejó de burlarse tanto de la Fiscalía General de la República como de la sociedad mexicana y, después de 16 meses de gozar de un trato de privilegio acogido a un muy especial criterio de oportunidad (testigo protegido), y el juez lo recluyó en la cárcel.

 La decisió del togado fue tomada en base al grado de peligrosidad de Lozoya, quien por tener tanto dinero a su disposición y contar tan buenas conexiones, representaba ser un potencial prófugo. El encarcelamiento de Lozoya fue un acto de justicia aclamado por toda la sociedad mexicana, ofendida y lesionada por la suciedad política llena de una corrupción desbordada que hoy encarna el ex director de PEMEX y eje del contacto sobornador cometido con la petrolera brasileña Odebrecht. 




 El encarcelamiento preventivo de Lozoya puede considerarse como la crónica de un desenlace anunciado. Pero lo que la sociedad espera es que efectivamente el ex funcionario impuesto en PEMEX por Luis Videgaray, presente las pruebas necesarias que puedan llevar también a prisión a perpetradores de actos de corrupción de altos vuelos. Los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari (quien por su ambición sin límites ejercida durante los sexenios de Peña Nieto y Felipe Calderón es imputable) un tiempo en el que el ex mandatario realizó jugosos negocios que lo beneficiaron a él y a sus familiares políticos más entrañables. Y desde luego que son presuntos delincuentes los mencionados Peña y Calderón, ya que están en tesitura de ser, cuando menos, llamados a declarar como actores claves en el ominoso caso de Odebrecht.



 La sentencia en contra de Lozoya de mantenerlo en el reclusorio Norte, puede ser el principio del fin para personajes como Luis Vidagaray, Ricardo Anaya, Francisco Domínguez, David Penchyna y otros esclarecidos miembros de la galería de la corrupción nacional que tanto ha insistido en combatir el presidente López Obrador. Y cuando todo parecía indicar que el caso Lozoya sería el gran evento que acapararía la atención nacional surgió el canibalismo en el seno del PAN. En las filas del partido Acción Nacional se produjo de pronto un debate a raíz del diagnóstico que hizo el dirigente Marko Cortés acerca de los resultados que se habrán de darse en las seis elecciones para gobernador el próximo año. La filtración de una grabación hecha hace meses en Aguascalientes en donde el político michoacano consideraba que sería muy difícil ganar los estados de Durango, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo, fue el pretexto para que sus enemigos, algunos de ellos inculpados en la comisión de graves delitos como el queretano Francisco Domínguez, quien tuvo que desterrar a su secretario particular por el hecho de aparecía en comprometedores videos recibiendo dinero para comprar las voluntades que aprobaran la reforma energética peñista, o el aparentemente ingenuo de Gustavo Madero quien también como senador estuvo en la danza millonaria de la construcción del nuevo edificio de la cámara alta y que recientemente fue el operador estrella de las tropelías cometidas por el impresentable Javier Corral como gobernador de Chihuahua, un Javier Corral que ya está más cerca de Movimiento Ciudadano que del PAN, lo tacharan de entreguista.




 El diagnóstico realizado por Marko Cortés fue a partir de una lectura de las encuestas que en el momento en que lo hizo reflejaban que Acción Nacional tendría solamente una clara ventaja en Aguascalientes. Pero el michoacano nunca externó a la hora de emitir ese diagnóstico, del que dijo que para tener una estrategia correcta con vista a las próximas elecciones debería partirse de un diagnóstico igualmente realista y correcto, jamás demostró un en sus declaraciones un derrotismo criticable y mucho menos dejó de dar por sentado que su partido lucharía, como siempre, dando una batalla sin concesiones para salir triunfante en los comicios del 2022 y, sobre todo, los presidenciales del 2024.


 El cara dura de Martín Orozco, pésimo gobernador de Aguascalientes, al que imputó tajantemente Marko Cortés que el PAN habría ganado las elecciones en esa entidad “a pesar de él”, fue uno de los enjuiciadores del michoacano. ¡Qué desvergüenza la de Martín Orozco¡ Pero así es de carnívora la política en todo el mundo. Y los enemigos de Marko Cortés lo único que están haciendo es facilitar el triunfo de MORENA al dividir una alianza que podría ser una verdadera oposición de MORENA en el 2022 con personajes como Paco Villarreal en Oaxaca, Adrián Alanís en Durango o los emergentes que saldrán en Quintana Roo y en Tamaulipas.

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