
Foto Youtube.
ALMINUTO.MX. No lo cuente en voz alta pero dos jóvenes se conocieron por casualidad en 1947 en la Ciudad de México uno oriundo de Zacatlán, Daniel Cazares Castillo y el otro del Estado de Sonora Arturo Durazo Moreno, el primero contaba con muchos recursos económicos por su trabajo y herencia de sus padres y aburrido del clima frío y chipi chipi que predominaba en esos años en Zacatlán de las Manzanas aprovechaba sus constantes viajes a la capital del país donde iba a cobrar grandes cantidades de dinero a la empresa Bacardí en la oficinas del edifico diseñado por Mies van der Rohe, y construido en Tultitlan Estado de México, esto por la venta de aguardiente que era hecho con panela y les vendía.
En uno de esos días en que comía en un lujoso restaurante de aquellos años vio a la entrada a un joven morenito que se asomaba como buscando a alguien pero los guardias de seguridad le indicaron que se retirara a lo que Daniel Cazares se opuso y les dijo dejenlo pasar viene conmigo, lo invito a sentarse y le dijo tu pide lo que gustes, te invito a comer,ahí nació una amistad y al poco tiempo Arturo Durazo se convirtió en padre de un hijo varón Arturo Durazo Garza, hijo también de Silvia Garza Sáenz, y ambos invitaron a Daniel Cazares y a su esposa como padrinos de bautizo, pasaron los años y el PRI designó a José López Portillo como candidato a la Presidencia de la República y ahí fue donde a Arturo Durazo le cambió la vida y dejó de ser el broncudo de la Colonia Roma, donde por cierto de joven se hizo amigo de López Portillo, quien le guardaba respeto porque era agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), una vez que rindió protesta como Presidente de México, López Portillo nombró a Arturo Durazo Moreno fue nombrado jefe de la desaparecida Dirección General de Policía y Tránsito (DGPyT) de la Ciudad de México, y es ahí donde abusó del poder y se hizo millonario, se volvió soberbio y prepotente, fiestas privadas y de muchas cosas acusaron al Negro Durazo, pero a quien muchos temían y llaman general por las cuatro estrellas que portaba en su uniforme sin ser militar, no sabían que el famoso Negro le tenía un pavor a su esposa Silvia Garza Sáenz cuando esta se enojaba al descubrirlo en sus fiestas privadas con mujeres quien lo abofeteaba frente a quien estuviera por infiel.

Pronto le cuento aquí la historia completa.
Publicar un comentario