Al minuto

El amor no admite acentos ¿o no @EPN?


Es difícil decidir qué fue primero, ¿el huevo o la gallina?, ¿el pueblo poco educado que impulsó a un presidente sin cultura o el gobierno sin cultura fue el que engendró un pueblo sin preparación?

Si el país tiene a un presidente que no es capaz de mencionar tres libros que influyeron en su vida o reconocer las capitales de los estados, o recordar eventos históricos, es demasiado esperar que los dirigentes políticos mantengan un nivel de cultura aceptable.

Por tales motivos puedo afirmar que el presidente Enrique Peña Nieto tiene a una excelente seguidora -o fan- en Isabel Allende Cano, la presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI.

Ayer, revisaba la línea de tiempo de la cuenta de Twitter de Allende Cano. Mi intención era descubrir porqué razón no había llegado al informe de la senadora priista Lucero Saldaña.

Grande fue mi sorpresa al encontrar este bello texto que corresponde a la descripción de su biografía:

“Lic. En Ciencias Políticas y Administración Publica, critica, enamorada d mi pais... Diputada federal dtto 8, Chalchicomula de Sesma, Puebla”.

Así es, Isabel Allende no es licenciada en administración pública sino en “Administración Publica”. No es crítica, sino “critica”, está enamorada del “pais” y no del país y, para ella, las mayúsculas y minúsculas se ocupan según el temperamento del momento, al igual que los signos de puntuación.

Cualquiera defensor de Allende podría argumentar que es de puritanos del idioma o una tontería hacer críticas a la manera en la que la mencionada jefa priista escribe en una red social.

Este reportero considera, sin embargo, que el descuido total del idioma es el reflejo de uno de los males más grandes de nuestro sistema político. En México, el preparado, el culto, el inteligente, el estudiado no tiene garantías de superación.

En nuestro pobre país cuentan más las influencias, la cercanía con grupos de poder, que la educación. La corrupción, el nepotismo, el “amiguismo” integran el ADN sociocultural del mexicano.

Así, en los partidos políticos, vale más la pena relacionarse con el grupo que está en la cúpula del poder en lugar de prepararse en la lectura, la lógica y el raciocinio, por no decir la preparación profesional en el sentido estricto.

Isabel Allende es licenciada en ciencias políticas -así, en minúsculas porque tales palabras son sustantivos comunes- y, en consecuencia, debió haber leído cientos de libros en su paso por la universidad.

¿Cómo no se le pegaron algunos acentos en las decenas de semestres de preparación?

Claro, ella es el símbolo de un sistema político que enaltece a los que se relacionan mejor sobre los que están mejor preparados.

En las redes sociales las burlas contra la incultura del presidente no cesan, pero ningún priista -o casi ninguno- se avergüenza de los descalabros culturales del mandatario federal.

Solo porque es el hombre más poderoso del país, este se rodea de miles de tricolores que esperan tomarse la “selfie” con él. ¡Qué más da que no haya terminado de leer libro alguno en su vida! ¡Es el presidente!

Así, bajo esta idea, qué más da que la líder de un partido que postulará a candidatos a diputados federales, gobernadores o alcaldes en las próximas elecciones no demuestre en su propia cuenta de Twitter el dominio mínimo de acentos y del uso de mayúsculas y minúsculas.

Redactar la biografía de la cuenta del pájaro azul es un asunto menor en comparación con otros de mucho mayor importancia, como las relaciones políticas que Allende tiene con el exmandatario estatal Mario Marín Torres; no obstante, en la investigación social la “inferencia” nos permite tomar un elemento pequeño y establecer a partir de este un análisis mucho más serio.

Este es el caso. Un país inculto, con un presidente poco preparado, con una sociedad ansiosa de la telenovela de las nueve y el partido del fin de semana engendra a líderes políticos que tienen un interés muy reducido o hasta nulo en cosas “tan triviales” como el idioma español y sus reglas.

Sí, los puritanos del idioma demandamos respeto para este. Pero si en México un hombre inculto puede gobernar, los funcionarios y políticos con razón pueden pensar “eso del idioma, ¡menuda una tontería!”. Y así, seguirá avanzando el país.

Mejor eskrivir azí,ToTal tu Me EntieDnez.

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