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El día que Puebla le perdió el miedo a RMV

El día que Puebla le perdió el miedo a RMV





Por Enrique Núñez

Después de la multitudinaria participación ciudadana del día de ayer, en donde miles de poblanos exigieron la renuncia del gobernador Moreno Valle, la línea de Casa Puebla fue tajante: "Hay que minimizar la marcha diciendo que fueron unos cuantos los manifestantes".


En un absurdo boletín, la Dirección de Comunicación Social del gobierno del estado aseguró que fueron mil 250 los manifestantes que llegaron al zócalo.


Basta con observar las fotografías del evento para concluir que el nerviosismo del gobierno los ha llevado a caer en nuevas mentiras, como si no fuera suficiente la historia de la onda expansiva que mató al niño José Luis Tehuatlie.


Pero vayamos más lejos.


La marcha que reunió a más de 10 mil personas en el zócalo de la Angelópolis no refleja el número total de manifestantes, toda vez que, en un error de logística, crearon una ruta larguísima de 6 kilómetros, desde el Triángulo hasta el zócalo, pasando por la fuente de Los Frailes.


Es evidente que muchos de los manifestantes sólo participaron en una parte del recorrido, sobre todo por las familias que acudieron con niños y personas mayores.


En esa lógica, el número de manifestantes resulta muy superior a los 10 mil que arribaron al primer cuadro de la ciudad, en la que debe ser tomada como una marcha de alto impacto social.


Sin embargo, lo más relevante de lo sucedido en Puebla es que se trató de una inconformidad mayoritariamente ciudadana.


Los carteles de manufactura casera, con leyendas de reproche en contra del Gober Bala, demuestran que más allá de la presencia de algunos grupos políticos, esta vez no hubo acarreados ni tortas, ni frutsis, mucho menos amenazas de despidos.


Y por si fuera poco, los grupos políticos que ayer aparecieron forman parte de los partidos políticos que llevaron a la gubernatura al Señor de las Balas.


En el movimiento Puebla de Luto no apareció la mano del PRI poblano, que vuelve a confirmar sus componendas con el morenovallismo. Y les guste o no, la ausencia del tricolor le da un mayor valor a la marcha, ya que participaron los que en otros tiempos eran los principales activos del gobernador: los ciudadanos y los partidos de la alianza Compromiso por Puebla.


Difícilmente una manifestación puede reunir a miles de ciudadanos sin la estructura de los partidos o del gobierno. Pero ayer no había camiones, no había microbuses ni combis; lo de ayer es una muestra del hartazgo ciudadano de la represión, el autoritarismo, los excesos y los abusos de un gobernador que olvidó que los poblanos no le dieron un cheque en blanco, sino un poder para que mejorara las condiciones de vida de los poblanos; un poder que está a punto de ser revocado por su total incumplimiento.


Pero lo que más debe preocuparle al gobernador Moreno Valle es que los poblanos ya le perdieron el miedo.


Un miedo que se dedicó a sembrar desde el discurso de su toma de protesta y que fue acrecentando conforme avanzó el sexenio.


Para fortuna nuestra, los poblanos ayer se sacudieron ese temor al poderoso Señor de los Cerros y demostraron que están en pie de lucha para acabar con los excesos de este gobierno.


Desde ayer, Puebla ya no es la misma, y eso lo saben en Casa Puebla.


Me queda claro que para los hombres del poder lo peor está por venir.


Ya lo verán.





El chantaje de la 28 de Octubre


Fieles a su naturaleza, la agrupación 28 de Octubre amenazó con participar con 10 mil agremiados en la marcha de ayer.


Una fuente de la propia agrupación me confió que hasta altas horas de la noche del sábado, sus líderes negociaron prebendas con el gobierno. Un arreglo de última hora los hizo abortar la misión y les comunicaron que ya no marcharían.


Evidentemente, les llegaron al precio y el gobierno, sin darse cuenta, legitimó una marcha que estuvo a punto de evitarse y apestarse con la presencia y el tufo de la 28 de Octubre.

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