José Roberto Fuentes López
Navidad ante la realidad de la economía.
Cuando nos vamos acercando a la conclusión del año, debe evaluarse y estar consiente que uno de los temas de alta prioridad en México, es la actividad económica.
Pues se han cerrado miles de empresas de todas las ramas de actividad y en consecuencia se han perdido miles de empleos; la reactivación económica desde finales del 2018 no ha podido avanzar, lo cual inevitablemente vendrá precedido por un proceso crítico de la actividad económica.
Ante esta realidad que vivimos, ni siquiera en los peores momentos de autoritarismo o de severas crisis económicas intermitentes se había llegado a pérdidas de patrimonio familiar, como la que hoy estamos viviendo.
Situación que ha alimentado el desánimo, hartazgo, frustración y desazón entre la población; por todas partes, es notorio el deterioro de la economía, el cual va de la mano de la creciente criminalidad e inseguridad, con la cual vivimos día a día, lamentablemente no vemos claridad en la gobernanza para una solución posible.
Lamentablemente y al parecer nos hemos acostumbrado a que el crecimiento de la economía sea magro, el cual con base en datos oficiales al concluir el 2025 será del 0.4%.
Sin embargo y, haciendo un comparativo de la última década, el crecimiento anual promedio del país es de 0.6%, incluso, si se sigue creciendo a ese ritmo, duplicarlo tardaría cerca de 116 años. Situación bastante grave, razón por la cual debería estarse diseñando políticas públicas de largo plazo que permitan impulsar el desarrollo y salir del estancamiento.
Las disparidades regionales son cada vez más notorias debido a que las entidades que más han crecido durante estos últimos diez años son las turísticas, Quintana Roo con 3.07% y Baja California Sur con 2.81%. En tanto las industrializadas como Nuevo León y Baja California alcanzan un 2.11%; la CDMX ha crecido al 1.43% en otro extremo, Chiapas en 0.6% y Campeche decreció en 4.28%.
Estos ejemplos muestran para México un panorama desolador y muy complejo.
Ante esta realidad en México, no se compensa con la inversión pública, pues no solo es mal empleada, sino que la tornan errática, pues se invierte en proyectos que generan bajo o nulo impacto productivo, incluyendo la educación.
En tanto que la inversión privada en el régimen actual se mantiene a la espera, debido a la incertidumbre que ha generado la seguridad jurídica y la falta de reglas claras y estímulo a la inversión.
Prácticamente al concluir el presente 2025, México sigue sin crecer, claro que crecer poco no es una fatalidad; sino que es el resultado de políticas erráticas y de malas decisiones; o incluso de su ausencia.
Así llegamos a una nueva navidad, como cada año llena de contrastes, donde en algunos hogares habrá dispendio y grandes regalos y en una gran mayoría, prevalecerá la incertidumbre, donde solo se puede apelar al humanismo y a la solidaridad; desigualdades que siguen sin corregirse en la era de la 4t.
La Navidad no solo debería ser celebración, también debe ser para los gobernantes el espacio de reflexión; ver a la política como el instrumento para deseñar estrategias públicas y ejercer un buen gobierno.
Desterrando él mito de verla como él medio para poder obtener más poder y riqueza, claro que la responsabilidad debe ser colectiva, pero el político debe trabajar para que el pueblo progrese y, no solo decretar esperanza y buenos deseos.
Sus comentarios.jrobertofl2021@outlook.com

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