José Roberto Fuentes López .
“Los optimistas ven en las dificultades las oportunidades, los pesimistas ven en las
oportunidades las dificultades” (Winston Churchill).
“La evolución sería una utopía
y no existirían nuevas síntesis que favorecieran, justamente a los sectores que
han sido marginados por las estructuras que hoy en México han desaparecido o
son ineficientes; incluso estableciendo rigidez e insensibilidad social, lo cual nos
ha llevado al egoísmo, la indiferencia y el individualismo”.
Los hechos de los últimos días confirman las crisis política y social en la que está
inmerso el país, incluyendo la preocupación de la economía, pues si bien no se
puede hablar de decrecimiento, la realidad, es que el país crece muy por debajo
de las expectativas, pero peor aún, de lo que se requiere para sostener los
actuales niveles de vida de la población mexicana.
Pareciera que, el término “crisis económica” es exagerado, pero mantener las
actuales tasas de crecimiento (por debajo del 1% del Producto Interno Bruto
anual) y el elevado endeudamiento; impactará negativamente en el corto plazo, los
niveles de bienestar de los mexicanos, particularmente de los menos favorecidos.
Si se mantiene en estos años (lo cual es probable) la tasa de crecimiento del PIB
inferior a la tasa de crecimiento poblacional, sin tomar en consideración ningún
indicador de distribución del ingreso o de desarrollo humano como los relativos a
salud, educación, y servicios básicos, seguramente también se deteriorarán.
Situación que viene generando un fuerte desencanto hacia el actual régimen de
gobierno, las inconformidades y protestas han tenido eco a nivel internacional, las
redes sociales y algunos medios en el exterior, situación que ha medrado no solo
la imagen presidencial de nuestro país, sino la de cada mexicano.
La clase política dirigente pierde legitimidad, se rompe el consenso con el pueblo
y, ya no representa más el poder del pueblo; se convierte en clase dominante,
ejerciendo solo el sometimiento y la coerción, síntoma inequívoco de que estamos
frente a una crisis política, tal cual lo indica la más elemental teoría política.
José Roberto Fuentes López
Difícil el escenario que vivimos, si sigue escalando la violencia y se continúa
polarizando a la sociedad, la violencia es un sendero muy caro que no funciona, la
violencia afortunadamente no tiene el respaldo popular, pero que si desean los
que apuestan a este escenario catastrófico.
Aunado a la delicada crisis institucional, que se percibe, en el actuar cotidiano, se
combina con, ineficacia y tolerancia imprudente; con un Estado inmóvil.
Es necesario establecer criterios de políticas públicas que disminuyan la
desigualdad social, pues la injusticia, la discriminación y el deterioro de los valores
sociales y éticos, han contribuido a generar violencia, delincuencia, corrupción,
abuso de poder y de barbarie que impera en nuestra vida cotidiana.
La ilegalidad ha permeado a la legalidad, o, al contrario, ante ello, las relaciones
sociales han sido permisivas para contribuir al deterioro del tejido social. Entre los
seres humanos, predomina la desconfianza con sus autoridades, incluso entre la
misma sociedad, no hay cooperación en la vida cotidiana, lo cual fortalece el
individualismo, resquebrajando también el tejido social, pues cada uno ve por su
propio bienestar y es indiferente frente al dolor o daño ajeno.
Tema que se le ha salido de las manos al Estado mexicano.
Ahora, es necesario
que gobierno y ciudadanía recuperemos los espacios perdidos, tanto en términos
de la definición de una agenda para recomponer el tejido social, así como los
espacios de convivencia.
Los mexicanos vivimos en una atmósfera sombría que tiene a la sociedad bajo
una gran fragilidad la cual no merecemos y, a causa de los secuestros,
extorsiones, cobro de piso, narcotráfico, asesinatos etc.; generan un ánimo
convulso y de fragilidad síquica; a pesar de todo lo anterior, la sociedad desarrolla
sus actividades con miedo: los mexicanos no merecemos ni debemos seguir así.
Sus comentarios. jrobertofl2021@outlook.com
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