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ARANCELES SEPULTAN LIBRE COMERCIO



Foto Youtube.

 Provocan más inflación y caída del consumo 

 · Aranceles provocan caída de remesas, menor poder de compra y caída de ventas en los pequeños comercios del país. · Se desploma la llegada de remesas: más de 11 mil millones de dólares dejaron de llegar a los hogares mexicanos. ·

 El saldo de la guerra arancelaria: 25% y 30% a exportaciones que no cumplen con reglas del TMEC, 50% acero, aluminio y cobre; 25% partes automotrices; 17.5% jitomate. Ciudad de México a 04 de agosto de 2025.- Vivimos un verano atípico, lluvioso y caliente; dicen los expertos que si la canícula termina con lluvias es el anunciamiento de un inverno seco. 

Lo mismo sucede para los consumidores mexicanos que mientras viven este periodo vacacional veraniego no dejan de mirar por el rabillo del ojo el encarecimiento de la vida y de escuchar los tambores de guerra del viernes negro del consumo mexicano que no otro que el regreso a clases. Un rosario de gastos interminables entre cuotas, uniformes, útiles, ropa, zapatos, mochilas, loncheras y lo que se acumule.


 Podemos afirmar que el regreso a clases es el reto de consumo más estresante y complejo de todo el año para los mexicanos. “Y como siempre, cuando no nos llueve nos graniza. En medio de esto, la guerra arancelaria nos acaba de rematar con caída de remesas, despidos, menor poder de compra que provoca menor consumo y caída de las ventas en los pequeños comercios del país y una vida plena de zozobra e incertidumbre, esto es el colofón de estos tiempos complicados que nos toca sobrevivir”, comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC). 

 La disputa comercial que Estados Unidos ha declarado al mundo nos adentra a una nueva economía. Este es un verdadero replanteamiento sobre cómo en adelante se producirán, ofrecerán y comerciarán los bienes y servicios, golpe de timón al mundo, un reacomodo de las cadenas productivas, dejando al comercio maniatado a impuestos discrecionales a fuerzas por la fuerza. 

Esta era arancelaria “neoproteccionista” está dando cristiana sepultura al libre comercio y nacimiento a una nueva hegemonía norteamericana, el tío Sam se deconstruye y reinventa.

 Lo paradójico de esta etapa es que el neoproteccionismo norteamericano busca que la economía mundial pague su déficit. Todos los países vamos a pagar la enorme deuda norteamericana, ya que la producción global gira en torno al consumo del país del norte, primera economía del planeta se reconozca o no.

 La nueva era arancelaria establece la incertidumbre como carta de navegación. En adelante tendremos que negociar sin reglas ni acuerdos fijos, sobre la marcha, en tiempo real, de acuerdo con las circunstancias.

 Si extrapolamos la situación a una metáfora futbolística, diríamos que tendremos que enseñarnos a jugar con un permanente "balón suelto", en donde cada país jugará como pueda y como le toque, buscando perder lo menos posible o midiendo fuerzas para no perder nada. La estrategia que ha desplegado México lleva un acumulado de pérdidas bastante importante.


 De entrada perdimos el “nearshoring” (relocalización de nuevos capitales e inversiones en nuestro país). Para todo fin práctico esta oportunidad ha quedado fuera de la agenda.

 Las nuevas inversiones virtualmente han dejado de considerar a México como destino, en parte porque se ha instalado una narrativa que sataniza a nuestro país al describirlo como una tierra de forajidos donde se impone el crimen organizado por sobre el estado y, en este clima, las oportunidades por llegar simplemente se esfumaron. 

 Otro flagelo más es la denostación, persecución, deportación y criminalización de nuestros connacionales en Estados Unidos que son acorralados y orillados al grado de ausentarse en sus trabajos y a tener una vida cotidiana de encierro. 

Esto ya impactó directamente al envío de remesas. Al corte más de 11 mil millones de dólares dejaron de llegar a los hogares mexicanos por este acoso inaudito. El saldo de la guerra arancelaria: 25% y 30% a las exportaciones que no cumplen con las reglas del TMEC, 16% de lo exportado; 50% al acero y aluminio; 25% a partes automotrices producidas fuera de la región; 17.5% al jitomate y 50% al cobre. 

 Solo en lo que va del año, Estados Unidos ha recaudado más de 6 mil millones de dólares por la imposición unilateral de estos aranceles que sumados a los 11 mil millones en remesas perdidas, el saldo en pérdidas constante y sonante va por encima de los 17 mil millones de dólares al momento. Esta herida comercial no muestra señales de sanar.

 En la última milla hemos logrado una prórroga de 90 días para la imposición de un 30% adicional de nueva carga arancelaria; hemos logrado alargar la incertidumbre y zozobra que sufre nuestra economía y que inhibe muchas nuevas inversiones e impide planear negocios a largo plazo. Esta prórroga de 90 días coincide con el inicio de la renegociación del TMEC.

 Las exigencias de Estados Unidos en esta renegociación se dejan ver nítidas y diáfanas, quieren invertir en las industrias eléctrica y petrolera mexicanas, además de imponernos una nueva cultura laboral de libre contratación que desgremialice al trabajo mexicano. En pocas palabras, quieren la luz, el petróleo y el outsourcing laboral.

 La prórroga sólo logra prolongar la presión y opera como un chantaje que el gobierno estadounidense ejerce sobre nuestra economía; si no cedemos en la renegociación del TMEC a sus pretensiones, pende sobre nosotros la espada de Damocles de un 30% arancelario más. Estos tiempos complicados nos deparan días grises y atardeceres obscuros aún. Exportamos a Estados Unidos más de 500 mil millones de dólares en bienes y servicios el año pasado, esto es lo que está en juego y pende de un hilo. La prórroga que obtuvimos nos empareja con China, pero en circunstancias muy diferentes. Estados Unidos no ha podido doblegar a China y la prórroga que ambos países acordaron la necesita más Estados Unidos que el dragón asiático.

 La fortaleza económica de China es tal que ha hecho trastabillar el discurso virulento de Norteamérica. En cambio, la prórroga otorgada a nuestro país tiene jiribilla y su objetivo es buscar apoderarse de nuestras industrias estratégicas y precarizar aún más nuestra fuerza de trabajo. 

 No sólo está en juego el 30% adicional con el que nos están amagando, también están el 84% de las exportaciones que hoy no pagan el 25% por estar dentro del TMEC.

 En un supuesto catastrófico, que ojalá nunca se dé, si el TMEC se desmorona a todas las importaciones mexicanas de facto, se les impondría un 55% arancelario, contundente golpe para nuestra economía. “Ese es el verdadero artilugio comercial que nos están imponiendo, haciéndonos bolas en un toma y da que enreda hasta a los expertos.

 Aquí aplica la máxima de nuestra cultura popular ‘a río revuelto, ganancia de pescadores… bribones’. El libre comercio está siendo enterrado y con él la certidumbre económica”, concluyó Rivera. #NoAranceles #DefensaDeNuestraSoberanía

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