osé Roberto Fuentes López.
Existen múltiples comentarios y posturas, respecto a la elección del pasado
domingo 2 de junio, sin embargo, la escasa participación mostro una falta de
interés del electorado, ya sea por desconocimiento o por el rechazo a la
imposición de los candidatos.
El partido en el poder cumplió prácticamente el capricho de un solo hombre, de
contar con un nuevo poder judicial a modo, dicha elección marco el final de la
herencia constituyente del 2017, con un legado que contaba con la división de
Poderes, siendo la Suprema Corte de Justicia de la Nación, un contrapeso al
Poder Ejecutivo Federal y por supuesto al Poder Legislativo Federal.
Las cifras: al término de la jornada, la presidenta consejera del INE Guadalupe
Taddei Zavala, señaló que, el resultado del Conteo Rápido, arrojo una
participación de entre 12.57% 13.32% y, que la participación de los electores fue
de 12 millones 870 mil, que sería el 13% de la votación.
Así, la gran mayoría de voces opositoras señalaron que se había consumado la
farsa; la baja votación para los 881 cargos de elección de ministros, magistrados y
jueces de Distrito.
Las boletas que imprimió el INE fueron de más de 600 millones
para un padrón electoral de 99 millones 793 mil 821 personas con derecho a votar.
¿Cuánto costo la elección 6,219 millones de pesos, más una ampliación de 800
millones de pesos en total rebaso los 7 mil millones de pesos? y; ante la baja
participación, se contraviene el supuesto mandato popular.
Datos oficiales, señalan: se instaló un total de 84 mil 93 casillas, incluyendo las de
personas en tránsito; la participación fue 13 por ciento, con una lista nominal de 99
millones 794 mil electores, se puede estimar que votaron cerca de 12 millones 973
mil personas, es decir, que cada voto tuvo un costo aproximado de 540 pesos, los
cuales salieron de los impuestos que pagamos los mexicanos
.
Es de sorprenderse que los votos anulados alcanzaron el 10.8 por ciento) y para
quienes no pudieron o no supieron llenar las boletas fue del 11.7 por ciento, dando
José Roberto Fuentes López
como resultado que los votos no válidos y los anulados, suman 22.5%, datos no
vistos en toda la historia electoral del país.
Cabría aquí incluso señalar, si estos datos fueron producto de la complejidad del
proceso, o del rechazo ciudadano, expresado por un amplio sector ciudadano, o
incluso me inclino a pensar que es la combinación de ambos factores.
Lo que sí es reprobable, fue el manejo descarado de los acordeones que
implementó el partido en el poder, para favorecer a sus candidatos y apoderarse
del poder judicial, no hubo sorpresa, para la elección de ministros, con esta
estrategia quedaron las candidatas y candidatos propuestos por el oficialismo.
Es decir que es una de las elecciones más costosas, y con la forma de actuar
queda en duda la legitimidad democrática y, a costa de todo ello, el gobierno logró
su objetivo “el control del Poder Judicial” e incluso con los jueces de distrito.
El 1º de junio del 2025 pasara a la historia como el día en que el régimen consumó
uno de los fraudes institucionales más aberrantes de nuestra historia.
Donde
aproximadamente solo 12 de cada 100 mexicanos acudieron a votar, acción que
desmiente cualquier narrativa de respaldo popular.
En días anteriores a la elección, desde palacio nacional se señalaba que “México
es el país más democrático del mundo”. “Democracia no significa tener un
gobierno mayoritario”; Democracia forma parte de un sistema que debe garantizar
a cada persona la libertad que incluso ni las mayorías puedan eliminar.
Los analistas que miden los sistemas democráticos en el mundo señalan el índice
de democracia del 2024 a Nueva Zelanda, Suecia, Islandia y Suiza como los
países más democráticos; México aparece en el lugar 84 pero ya no como país
democrático sino como un régimen híbrido.
Lejos de avanzar, nos alineamos al régimen de países como Cuba, Nicaragua o
Venezuela, por mencionar algunos, donde se exige sometimiento.
Sus comentarios. jrobertofl2021@outlook.com
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