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Filigramma




SABERSINFIN .Abel Pérez Rojas.


  Como ya se ha vuelto costumbre, cada bimestre presento el número más reciente de Filigramma, la revista literaria del Círculo de Escritores Sabersinfin. 

En esta ocasión se trata del tiraje veintidós, cuya versión electrónica puede descargarse gratuitamente en el siguiente enlace: bit.ly/4iYYZnw A reserva de que cada uno de nuestros lectores descargue la publicación, comparto a continuación, como adelanto, el editorial que escribí para esta edición de la revista. “La poesía es un lugar de libertad”, dijo con pleno convencimiento Adela Distéfano en la entrevista que nuestra compañera Nancy Almassio realizó a cuatro escritoras necochenses.

 No se trata de una frase aislada ni de un recurso lírico más; es la verbalización del eje transversal que nutre cada página de este número 22 de Filigramma. Es también una declaración de principios: escribir, leer y publicar poesía —y por extensión, literatura— es un acto liberador en un mundo que constantemente intenta domesticar la imaginación.

 El testimonio de las cuatro autoras entrevistadas nos muestra cómo la poesía puede surgir desde los márgenes y, al mismo tiempo, fundar nuevos centros. Ellas escriben desde la necesidad de ser fieles a una voz interior. 

Una voz que no pide permiso para existir, que se alza con la fuerza de quien ha aprendido a escuchar el ritmo del mundo y a traducirlo en versos. La poesía, en su caso, no es ornamento: es pulsión de vida. Este número también nos conduce por otras expresiones de libertad que se manifiestan en la lírica de Salvador Calva Morales, María Dolores Pliego Domínguez, Elías Villalobos Saile, Filo Huesca, Ariana Magaña Narváez, Esperanza Vera Mozo, Olivia Sesma Rascón y Nicholas Gutiérrez Pulido, o bien mediante la reflexión pausada de Guillermo Axalco. 

Esta visibilización es especialmente oportuna ahora que estamos a pocos días de realizar, en conjunto con la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), el VII Encuentro Internacional de Poesía Sabersinfin, del 21 al 23 de mayo. Incluso la ciencia tiene su lugar en esta búsqueda colectiva de libertad. Enrique Canchola Martínez nos habla de la neuroquímica como la arquitectura invisible de nuestras emociones. Su artículo dialoga con la poesía en un punto esencial: ambos caminos —el científico y el literario— son vías para comprender y transformar nuestra conciencia.

 ¿No es acaso esa otra forma de liberación? Y si el número 22 porta un simbolismo especial en las tradiciones pitagóricas y cabalísticas, como señala Jorge Rodríguez y Morgado, es porque representa una vibración elevada, una potencia creadora que trasciende el mero cálculo. No es casual que este número maestro coincida con una edición en la que la literatura se reafirma como una fuerza liberadora. Esta edición de Filigramma reúne voces que no piden permiso para existir. Por ello, no falta la inspiración de Luz Gabriela Balcázar, Leticia Díaz Gama, María Yolanda Reséndiz, Lilia Rivera y Alicia Flores.

 Talentos como los de Sarahí Jarquín y Gustavo Valencia —nuestra escritora y nuestro artista invitados— también están presentes: afirman, celebran, se enfrentan al abismo y lo nombran. Porque, como escribió Mircea Cărtărescu, “la poesía es el lenguaje del alma cuando ya no le sirven los lenguajes convencionales”. Y es, por eso mismo, el más alto acto de libertad. Espero que disfruten y compartan este esfuerzo literario y solidario, impulsado desde la sociedad civil. Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com) escritor y educador permanente. Dirige: Sabersinfin.com #abelperezrojaspoeta

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