El país vivió una intensa e histórica jornada política que culminó con un triunfo para el Gobierno
Protesta conta la reforma judicial, Ciudad de México, 10 de septiembre de 2024.
Santiago Reyes / ObturadorMX / Gettyimages.ru
La controvertida reforma judicial que impulsó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y que se propone cambiar por completo el sistema de justicia, fue aprobada por el Senado en una de las jornadas más escandalosas en la historia política del país.
El debate parlamentario se llevó a cabo entre gritos, denuncias de supuestas presiones del Gobierno, la sospechosa ausencia de un senador, traiciones partidarias, una insólita invasión de manifestantes, un cambio urgente de sede, protestas y choques en las calles.
La incertidumbre rodeó el debate, ya que la bancada oficialista del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados contaban con 85 votos, pero necesitaban por lo menos uno más para conseguir la mayoría calificada que exigen las reformas constitucionales.
Los 43 legisladores de la oposición habían advertido que votarían en bloque en contra, pero en las horas previas a la sesión comenzaron las especulaciones sobre quién de ellos traicionaría su compromiso y le daría al Gobierno, a cambio de alguna prebenda, el voto que le faltaba.
Los opositores denunciaron las presuntas presiones que enfrentaron para que cambiaran el sentido de su voto y aprobaran la reforma. De hecho, senadores del Movimiento Ciudadano exigieron a los gritos que la sesión se suspendiera porque su compañero de bancada, Daniel Barrera, y su padre, supuestamente habían sido detenidos ilegalmente por órdenes de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores (Morena).
El presidente de la mesa directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña; el líder de la bancada de Morena, Adán Augusto López; y la propia gobernadora negaron una y otra vez las acusaciones, pero el senador no aparecía.
Horas más tarde, él mismo confirmó que no había podido asistir a la sesión porque debió acompañar a su padre a "una diligencia" urgente en Campeche, ya que la Guardia Nacional lo había "retenido".
"¡Traidor!"
Sin Barrera presente, al Gobierno le bastaban los 85 votos que tenía garantizados porque ello ya le daba la mayoría calificada, pero de todas formas se aseguró un apoyo más.
En cuanto asumió la curul, se peleó con los dirigentes del PAN y defendió su derecho y el de su hijo a apoyar la reforma.
Su presencia atizó los rumores esparcidos en la prensa y que apuntaban a que el Gobierno le había ofrecido inmunidad judicial a la familia Yunes, a cambio de su voto. Cuando el exgobernador ingresó al Senado, la bancada de Morena lo recibió con aplausos y risas. Algunos incluso le mandaron besos al aire en señal de burla el resto de los opositores que le gritaban "¡traidor, traidor!".
El debate por la reforma judicial también se llevó a cabo afuera del recinto. Las protestas a favor y en contra del proyecto, que recrudecieron la semana pasada, se replicaron el miércoles en los alrededores del Senado.
La tensión aumentó por la tarde, cuando un grupo de manifestantes logró dar un portazo e invadió el salón en el que sesionaban los senadores, lo que alimentó los temores de que la violencia escalara. El presidente de la mesa directiva decidió suspender la discusión, pero advirtió que continuaría más tarde en la sede antigua del Senado, ubicada en el centro histórico de la Ciudad de México.
. La oposición, por su parte, aseguraba que el plan del Gobierno de aprobar la reforma judicial a toda costa era para instalar "una dictadura".
En las calles, en tanto, las marchas en contra del proyecto derivaron en choques con las fuerzas de Seguridad, que usaron extintores de incendios para tratar de dispersar a la multitud. Hubo corridas, empujones, golpes y gritos. "¡No tenemos miedo!" y "¡represión, represión!", clamaban los manifestantes.
De nada sirvió. Pasada la medianoche, la reforma judicial fue aprobada en lo general, y en el amanecer de este miércoles, en lo particular, lo que representó el último gran éxito legislativo de un Gobierno que terminará el próximo 1 de octubre, cuando López Obrador le entregue la banda presidencial a su sucesora, Claudia Sheinabum.
RT
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