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El reloj del olvido
Por Al Minuto • agosto 18, 2024 • Columnas • Comentarios : 0
ABERSINFIN Abel Pérez Rojas
I
Las manecillas del viejo reloj sobre el baúl continúan su marcha incesante. Como
disciplinadas soldados y constantes obreras, cumplen su imparable labor al ritmo
del ¡tic!, ¡tac!, ¡tic!, ¡tac!
Libros y más libros abarrotan la habitación, una
computadora negra en modo de ahorro de energía, y una botella de mezcal recién
abierta que deja escapar su inconfundible aroma a agave.
Al fondo, un bello rostro
contempla la ventana, como si al hacerlo tratara de evadir los efectos del tiempo y
buscara descubrir qué se esconde más allá de los añejos cristales.
II
«Las penas con pan son buenas», reza el conocido refrán, una sabiduría popular
que enseña que cualquier adversidad es más llevadera si se tienen recursos al
alcance.
Sin embargo, esta enseñanza no aplica igual cuando el pan es sustituido
por mezcal o tequila.
Él lo sabe en el fondo, pero no le importa, al menos no esta
noche, en la que busca desesperadamente activar el olvido en su mente.
III
Pasado el alboroto,
lejanas las luces,
y el calor del ruido,
persiste este horrendo hueco:
soledad que no se calma con mezcal ni con tequila.
Caminar y caminar,
pero el vacío persiste,
permanece omitiendo las palabras de aliento,
se acentúa a pesar de los logros.
Palpitaciones de perder el atardecer digno,
vacío que no se llena con nada,
oquedad que llaman mal del siglo XXI,
hastío de muchas cosas,
clausura en uno mismo,
apercepción que aniquila.
Aislamiento y tristeza se han maridado,
estado de ánimo ganado a pulso.
¿Cuánto más devorará esta bestia?
(Agujero negro. APR. 2018)
IV
El canto de los tempraneros gallos anuncia el amanecer. La noche cedió su paso
a la madrugada, y esta, sin más, a la alborada. El frío atraviesa los huesos de los
primeros peatones que, presurosos, se desplazan a sus trabajos.
El inmóvil ángel
de piedra en la fachada de la iglesia permanece estoico frente al húmedo sereno
de noviembre.
V
Diez de la mañana y, dentro de la habitación, todo sigue casi igual: el desorden
acostumbrado, las pilas de libros, la computadora negra en modo de ahorro de
energía, excepto la botella de mezcal y la bella mujer del fondo que quizá miraba
por la ventana.
VI
La noche anuncia su llegada. En la habitación, casi todo sigue igual, si es que algo
puede seguir igual tras la partida del motivo de su inspiración.
El último rastro de
ella, el póster junto a la ventana, yace hecho trizas en el bote de basura,
acompañando a varias botellas de mezcal vacías.
VII
El hastío anuncia el olvido, y ya asoma una primavera en su corazón. Con ella,
siempre llega la esperanza de un nuevo comienzo.
Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com) escritor y educador permanente. Dirige: Sabersinfin.com #abelperezrojaspoeta
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