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Unidad nacional ante la devastación provocada por Otis

 

Por.José Roberto Fuentes López . Acontecimientos como el suscitado por el huracán Otis que devasto parte de la zona costera de Guerrero, la falta de conocimientos, compromiso y vocación de servicio por un gran número de autoridades en los tres niveles gubernamentales, provocan vacíos de autoridad, que debilitan al Estado Mexicano.

 Los fondos que durante 20 se acumularon para atender estas contingencias, el actual gobierno los utilizo para fines distintos a su creación, dejando a su suerte a los habitantes que ven destruido y perdido su patrimonio y el de sus familias.


 La profundidad y el impacto de la destrucción provocada por el huracán Otis es incalculable, los esfuerzos deben centrarse en el rescate de personas, propiedades, bienes y restablecer los servicios esenciales como el de salud (medicamentos y suministros), agua, electricidad, telefonía; pues si bien es cierto que fue un huracán atípico y, cobró gran fuerza ante una temperatura inusual de 30 grados sobre el nivel del mar en el Pacífico, se pudo haber actuado antes. 


Pues “el director del Centro Nacional de Huracanes (CNH) en Miami, Michael Brennan, señaló a CNN en español que a la una de la tarde del martes los cazadores de huracanes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos detectaron que la tormenta era de 30 a 50 kilómetros por hora más fuerte de lo que habían estimado, previendo un escenario destructivo; resultó con vientos de 250 kilómetros por hora, impactando en Acapulco”.


 La respuesta ante la tragedia mostró una administración desordenada, ineficiente, improvisada, sin la capacidad para aplicar protocolos de actuación en situaciones de emergencia. Al siguiente día la imagen del presidente López Obrador fue denigrante, atascado en el fango dentro de un vehículo del ejército, acompañado de su gabinete de seguridad. Cabe preguntar,

 “¿no conocían las condiciones para llegar al epicentro de la tragedia? ¿No se instalaron puestos de mando in situ y en la CDMX con una clara cadena de mando para la coordinación de esfuerzos y el flujo de información?”. José Roberto Fuentes López El gobierno federal está distraído y ocupado solo en una agenda personal, sin destinar tiempo para advertir sobre estos fenómenos naturales y más lamentable que el presidente Obrador señalara en su mañanera del miércoles que no tenía información sobre lo ocurrido en Acapulco.



 Resulta insultante este comentario, cuando había presidido la reunión con los mandos militares del país. En octubre de 1997, con el presidente Ernesto Zedillo, se vivió un huracán destructivo, cuando viajaba a Alemania, decidió regresar directamente a Acapulco, instruyendo a integrantes de su gabinete amanecer allí para empezar a tomar acción debido al huracán Paulina, (en ese tiempo me toco participar en diversas tareas desde la CDMX).


 El presidente Zedillo permaneció allí un largo periodo, con un grupo de servidores públicos para coordinar la ayuda y reconstrucción en Guerrero y Oaxaca, como correspondía a un Estadista, demostrando su formación y vocación de servicio. Esto permitió crear el FONDEN y formar una cultura de protección civil, para apoyar de manera inmediata a la población afectada. Ahora, debido al daño causado por del huracán Otis, el mayor reto será impedir que se desplome Acapulco, el cual cuenta con una población de un poco más de 800 mil habitantes, donde la mayoría depende del turismo y genera el porcentaje más elevado de ingresos (60%) para Guerrero. Se debe dar prioridad, destinando los recursos para su reconstrucción con unidad, concordia y sin mezquindad, involucrando a sus habitantes, dueños de propiedades, hoteleros, sociedad civil y empresarios y que el gobierno se deje apoyar por expertos. Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com

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