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Reencuentro
Por Al Minuto • noviembre 26, 2023 • Columnas • Comentarios : 0
SABERSINFIN .Abel Pérez Rojas. I
Se siente feliz, no tendría por qué no estarlo.
Toma un cigarrillo con la mano derecha, lo lleva lentamente a sus carnosos labios
y sin mayor prisa le prende fuego como quien activa el piloto automático en un
viaje trasatlántico.
Se siente dueña de sí, no es para menos todo marcha como decimos la gran
mayoría aunque no sepamos absolutamente nada de navegación: «viento en
popa».
II
Revisa una y otra vez la aplicación móvil para corroborar el crecimiento de los
fondos de sus cuentas bancarias.
Los depósitos no han parado de llegar y el monto con mucho ha rebasado su
cresta histórica.
Su panorama luce mejor a cualquiera de los que hubiera imaginado en alguna
fantasía adolescente.
Soltera, joven, atlética, recién doctorada en Finanzas, sin compromiso alguno que
le ate a una de esas rutinas que roban la juventud en un abrir y cerrar de ojos.
Solo le entristece a veces el recuerdo de la partida de su madre, la bella y
elegante mujer que abandonara a su esposo hace treinta años, cuando ella,
Mariana, era una niña recién admitida al jardín de niños.
Nunca la volvió a ver ni supo nada de ella.
Ese episodio de ruptura despertó lo mejor de Alfonso, el hombre que se dedicó
completamente a hacer de Mariana lo que hoy es, una mujer inteligente,
libre e
independiente.
III
Casi a la par de sus crecientes ingresos está la curva siempre ascendente de
quienes le confiesan su amor.
Una y otra vez tiene que estar respondiendo que no está interesada en establecer
una relación amorosa con los innumerables pretendientes que le confiesan sus
intenciones.
Es tal la cantidad de galanes que ha desarrollado una selección de respuestas
rápidas para decir: no.
A veces conserva lo que le escriben algunos de los aspirantes, como el poema
que le hizo llegar uno de ellos esta mañana y que en silencio aceptó que la
describe muy bien:
Creo que nunca dejas de jugar / aunque no lo sepas, / lo
niegues o quieras renunciar a ello; / es que siempre te
traiciona /
tu raíz retozante, / tu vena bromista, / tu alma
de niña traviesa. / Te diviertes, / aunque siento que / es
sin malas intenciones; / tal vez sea un resorte irresistible /
lo que provoca tu mueca pícara / expulsada de algún
cómic. /
Ríes, / ríes / y vuelves a reír / cuando espero
seriedad / o tal vez una postura adusta / que refleje cierta
atención, / pero es que no cabe en mí / que así procesas,
/ que así analizas / y que de un momento a otro /
dispararás una breve sentencia, / un aporte preciso / o
una lúcida indirecta. / Tal vez brincas / como lo haces
incansablemente /
en tus mundos imaginarios, / quizá lo
hagas para tener presente / que allá nadie te pone freno /
y deseas que aquí así fuera. / Te veo bailando en el
horizonte, / haciendo pompas de neblina, / hablando con
los árboles, / acariciando el viento / y pienso: / me pienso /
botando este carácter de mil demonios, / dejando atrás la
pesadez de mis apegos, /
las mil rabietas que me hacen
daño / y la hiel a borbotones. / Haces bien en no dejar de
jugar, / en seguir siendo bromista, / risueña, / feliz; / te lo
digo yo: / el colérico ogro de este cuento de hadas venido
a menos, / quien te mira desde lo lejos de esta colina, /
quien muere poco a poco por algo de tu chispa / y por una
pizca de tu amor. (Retozante. APR. 2020)
IV
Hoy amaneció molesta por enésima ocasión, porque otra vez le despertó los
rayos del sol que atraviesan por la rendija entre cortina y cortina de la habitación.
Respira y se tranquiliza un poco.
Relee apuntes, recados, recuerdos, Retozante, el poema que algún día alguien le
obsequió.
Sonríe con cierta dificultad, esos momentos quedaron atrás, le parece que muy
atrás.
Vuelve a la seriedad después de corroborar que sus cuentas bancarias están
vacías y que ya no hay lista de pretendientes.
Le inunda otra vez la gélida intuición que no la deja en paz, en efecto, mañana por
la mañana el maldito cáncer que le aqueja le robará el último suspiro, pero le dará
la oportunidad de reencontrarse con su madre, la bella y elegante mujer que algún
día la abandonó para seguir sus sueños.
Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com) es escritor y educador permanente. Dirige: Sabersinfin.com
#abelperezrojaspoeta
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