Brasil
. Las autoridades consideran que la estafa puede ser una de las mayores investigadas en el país suramericano.
50.000 víctimas, mentiras y conspiración: el millonario fraude de pastores evangélicos en Brasil
Osório José Lopes Júnior en el momento de su detención.
Polícia Civil do Distrito Federal
Osório José Lopes Júnior, de 43 años, se presentaba como un pastor evangélico y llevaba un ostentoso tren de vida en Brasil: se trasladaba con guardaespaldas en helicópteros y coches de lujo, mientras exigía pagos a sus fieles.
A los incautos los cazaba en las iglesias y en las redes sociales, donde tiene decenas de miles de seguidores en cuentas que desde hace días están desactivadas.
Las investigaciones de la Operación 'Falso Profeta', lanzada esta semana y para la que se movilizaron cerca de 100 agentes, sitúan a Osório como el líder de una banda integrada por decenas de pastores que llevó a cabo estafas financieras contra más de 50.000 personas dentro y fuera del país.
Tras un día desaparecido, en el que su defensa alegó que "se encontraba de luna de miel", la Policía le ubicó el jueves escondido en un rancho familiar, en el estado de Tocantins.
Le acompañaba un miembro de su seguridad personal.
El pastor, que no se resistió al arresto, es investigado por blanqueo de capitales, falsedad ideológica, evasión fiscal y fraude realizado a través de medios cibernéticos.
Ese mismo día, en el estado de Santa Catarina, María Aparecida Gomes Barbosa, una pastora de 63 años muy próxima a Osório, fue detenida en la vivienda de su hija. La religiosa presuntamente se encargaba de la administración de la red criminal, coordinaba los grupos sociales y ayudaba a los líderes a atraer inversiones.
Falsas operaciones y proyectos humanitarios
Utilizando su condición de autoridades religiosas, en los templos los criminales incentivaban a los fieles a invertir su dinero en falsas operaciones financieras o en proyectos humanitarios que no existían.
A cambio, les prometían retornos astronómicos. Por ejemplo, decían a sus devotos que, por una inversión de 25 reales (unos cinco dólares), podían recibir un "octillón" de reales, una cifra ridículamente alta.
Pero todavía iban más allá. Garantizaban que el negocio contaba con la autorización del exministro de Economía Paulo Guedes y utilizaban en las presentaciones, sin autorización, los logos del Banco Mundial y del Banco do Brasil para dar credibilidad a su esquema.
Alto nivel de sofisticación
El nivel de sofisticación era enorme y crearon entidades jurídicas fantasmas para simular instituciones financieras digitales con importante capital declarado.
RT
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