A pesar de los desaciertos en diversas políticas para el desarrollo social y económico de México, la economía viene creciendo de una manera moderada, su Producto Interno Bruto (PIB) en 2022 se ubicó en 1.9%, con la proyección de que rebase el 2.5% a finales del 2023.
En tal sentido, si la administración federal estuviera decidida a incrementar el desarrollo económico, debe dejar de lado lo que el ejecutivo federal señala como politiquería y, enfocarse de manera urgente, en contener la violencia; México es considerado uno de los países más violentos e inseguros a nivel mundial.
Otros grandes desafíos que inciden en el bajo crecimiento económico de México, es debido a que prácticamente en la totalidad del territorio nacional, ha crecido la delincuencia organizada, el narcotráfico, la corrupción en la esfera pública y el incremento en la inflación, siendo la principal variable que dificulta el crecimiento de la economía, toda vez que disminuye el poder adquisitivo de los mexicanos.
Si bien es importante la atención a las variables antes descritas, es de suma importancia fijar la mira en el escenario político actual, el cual es determinante para definir el rumbo de país que deseamos los mexicanos y no solo la visión impuesta por la denominada 4t.
Pues debido a la alta polarización en la escena política, se viene generando una crisis política que se ha agudizado y, se profundizara aún más, si no se respeta la ley y la norma electoral, situación que continuara minando la credibilidad no solo local sino internacional, lo cual puede representar un impacto negativo y de inestabilidad que nos afectara a todos los mexicanos.
Escenario que podría detonar en disturbios y protestas en diversas regiones del territorio nacional; revisando las encuestas, la popularidad el presidente López Obrador viene descendiendo, debido a la forma autoritaria de ejercer su mandato, ello ha dividido y polarizado a cerca de la mitad de los habitantes de nuestro país.
Quién utilizando el escenario de su mañanera, desacredita y ataca tanto a periodistas, columnistas, medios de comunicación, expertos, investigadores, etc., y a sus críticos; estos, como los anteriormente señalados, son solo algunos elementos que han dado pie a crear un clima de incertidumbre e inestabilidad, elevando el descontento social que desde el poder se ha minimizado.
Esta difícil situación que se genera desde el poder gubernamental debe ser analizada de manera puntual y objetiva, siendo el ejemplo más claro, algunos datos publicados por el INEGI en su Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), que levantó en 75 ciudades de interés del territorio nacional, los cuales muestran:
“El 62% de población mayor de edad considera inseguro vivir en su ciudad.
El 69% de las mujeres y 55% de los hombres consideraron inseguro vivir en su ciudad.
El 11% de los hogares de las ciudades de interés, al menos un integrante en la familia ha sido víctima de extorsión.
Y respecto a la percepción de inseguridad en espacios físicos específicos: 65.5% de la población se siente insegura en el transporte público, 57% en el banco, 54.5 % en las calles que habitualmente usa y 52% en las carreteras.
24% de los encuestados refirió que la inseguridad empeorará en los próximos 12 meses, mientras 34% señaló que seguirá igual de mal”.
Estos datos muestran la realidad en que vivimos los mexicanos, y no la que menciona la autoridad, señalando que vamos muy bien y, que la parte negativa es culpa del pasado y no de la actual administración federal.
Al respecto, la pregunta obligada ¿tenemos que seguir soportando la retórica de los otros datos y continuar por este rumbo?.
Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com
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