Por.José Roberto Fuentes López.
Al referirse a la gobernabilidad debe interpretarse, como una condición estable, moderada y en consecuencia equilibrada, donde se tenga la capacidad de respuesta del gobierno hacia la ciudadanía, los actores sociales y políticos y; que además se destinen los recursos suficientes para atender la demanda social.
En tanto si no se cumple la principal acción de gobierno, de no acertar o faltar a este principio, el equilibrio social se verá afectado, en consecuencia, la ausencia de gobernabilidad creará descrédito en la forma de ejercer el gobierno.
La importancia estriba en dar señales positivas a los actores sociales y económicos, situación que posibilitará la gobernabilidad, al tiempo que se reestablecerá el orden social. De allí, que se entienda por gobernabilidad, “la cualidad que posee un gobierno para procurar la colaboración y llevar una relación compleja entre el sistema político en general y la sociedad”.
Pero al parecer en el actual gobierno federal, lo único y más importante es la sucesión presidencial; la gobernabilidad se ha dejado de lado, a pesar de los problemas que padecemos los mexicanos, que día a día se incrementan y, sin respuesta nos encontramos más indefensos por la forma tan deleznable de cómo se actúa, permitiendo que se delinca y se protege bajo el cobijo de la 4t. Sin embargo, desde la mañanera se señala insistentemente en una trasformación que deja mucho que desear y ha quedada a deber a quienes depositaron con su voto las riendas del país a un nuevo régimen; en contrapeso la alianza actúa sin presentar estrategias, proyecto o plan de gobierno viable que sea convincente.
Y ahora desde el poder, el espectáculo se presenta con las denominadas corcholatas que, a través de la chunga solo buscan el poder para el beneficio personal, situación que solo ha incrementado la polarización social, llegando a la conclusión de que votemos por quien votemos las cosas no van a cambiar, pues no se presentan propuestas o proyectos prioritarios; solo se actúa y se rigen bajo el principio de seguir acumulando poder.
Lo cual es decepcionante, pues solo basta escuchar al presidente Obrador, para darse cuenta qué su propósito es ejercer el gobierno acumulando todo el poder que desea, desacatando o haciendo caso omiso a la ley y ejercer su gobierno sin contrapesos afanándose a toda costa de tener bajo su dominio y subordinación a los demás poderes constitucionales y a los órganos autónomos,
Señalando que solo él es el verdadero representante del pueblo, olvidándose de la gobernabilidad, porque lo importante, supone, es para quién se gobierna; desconociendo la experiencia histórica de gobiernos dictatoriales que según ellos se legitimaban porque gobernaban para la mayoría.
Situación que personalmente lamento y por respeto ya no sé cómo llamarle. Adonde nos situemos lamentablemente vemos con desagrado y desanimo en una gran parte de la ciudadanía, como los actuales gobiernos en las entidades federativas que mayoritariamente son de morena no asumen sus responsabilidades frente a las crisis que padecemos, como ejemplo las desapariciones, secuestros, extorsiones, robos o el creciente y alarmante cobro de piso, han evadido su responsabilidad y han hecho de las calles espacios de miedo y violencia, no así de recreo, esparcimiento o de tránsito seguro.
Lo deseable es que el gobierno en sus tres niveles asuma el compromiso de gobernar para toda la sociedad, que el trabajo legislativo se dignifique y asuma su verdadero compromiso social para el cual fueron electos. Y finalmente que, mediante la legislación se promuevan políticas públicas que beneficien y fortalezcan la gobernabilidad; esa sería una acción que permitiría sacar de la pobreza o de la marginación a millones de mexicanos, quienes en su actuar cotidiano no encuentran salida para vivir dignamente. Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com
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