Por.José Roberto Fuentes López..
El pasado martes 25 de abril del presente año, en la Cámara de Diputados, la comisión de puntos constitucionales aprobó un dictamen que modifica el artículo 123 Constitucional, estableciendo la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas con derecho a descansar dos días a la semana.
De ser aprobada en el pleno y por el Senado, representará un gran avance en materia laboral, dentro de la economía formal, donde los trabajadores mexicanos reducen la brecha que tenemos con países más desarrollados, ahora habrá que tomar en cuenta la reacción de los empresarios, debido a que esta como las reformas que se han venido suscitando van repercutiendo en sus costos. En ese tenor,
La Confederación Patronal de la República Mexicana, la Coparmex, “señala que la reducción de la jornada laboral tendrá afectaciones por 381 mil millones de pesos anuales y que…. aunque México es de los países que más horas trabaja, pero que son menos productivos y con mayor informalidad”. Razón por la cual se debe incrementar de manera significativa la productividad, la preocupación se resume, actualmente
“La productividad es menor que en 2006 y en el 2022 cayó 3.3 por ciento. ¿Cómo explicamos esto? ¿Podremos revertir esa caída con estas reformas que traerán un nuevo equilibrio entre vida y trabajo?”. Al respecto el Banco Mundial hace un año en su reporte crecimiento de la productividad en México, señala “México tiene una ubicación geográfica que le da ventajas frente a los mercados estadounidense y canadiense. Sin embargo, durante décadas su crecimiento sigue estancado y su productividad está por debajo de la de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), así como de la de sus pares en América Latina.
En este documento se analizan los últimos seis censos económicos de México, que recolectaron datos de más de 20 millones de empresas a lo largo de dos décadas (1994-2019) y hace un diagnóstico del estado de la productividad en el país, los obstáculos y medidas que pueden tomarse para detonar su crecimiento.
El estudio considera “la baja productividad agregada de México oculta grandes diferencias en los niveles de productividad y de crecimiento entre ubicaciones, sectores y empresas. Una brecha de productividad geográfica corre entre el norte-centro y el sur de México, pero también persisten grandes diferencias entre municipios dentro de las regiones.
Existen municipios de rápido crecimiento que han alcanzado la frontera de la productividad mexicana, incluso en el sur del país, mientras que otros no han crecido en absoluto”. Se considera que también existe una división entre las empresas modernas, con acceso al financiamiento y una gestión sólida, integradas en las cadenas globales de valor (CGV), y las empresas más tradicionales, caracterizadas por un acceso limitado al financiamiento y capacidades débiles, sin posibilidad de beneficiarse de la integración regional y mundial de México.
El informe muestra que la productividad agregada de México se ve debilitada por factores estructurales a nivel de industria y de empresa –como el acceso al financiamiento, la falta de incentivos para invertir en tecnología, las capacidades de gestión y el entorno empresarial– que impiden el acceso de las empresas productivas a los recursos. Independientemente de estos datos y, de la amplia reforma laboral, el gobierno debe llevar a cabo una seria y profunda política industrial, con más y mejores ofertas de financiamiento, reducir las regulaciones para las nuevas empresas; impulsar e incrementar la innovación tecnológica y los estímulos fiscales.
En síntesis, estos aspectos abordados entre otros representan costos que no se consideran en el debate legislativo que, de ser aprobados, estos tienen necesariamente que compensarse elevando la productividad; de no ser así, se seguirá incrementando la brecha entre la economía formal y la informalidad. Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com
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