Al minuto

8M, debe quedar para la reflexión; y no de celebración

 






José Roberto Fuentes López.

 Con sincero afecto a Angélica T. Si bien existen avances en torno al empoderamiento de la mujer no solo en México, sino en varias latitudes del mundo; todavía existe una gran deuda para poder vencer los diversos obstáculos y desafíos que enfrentan cotidianamente. 
 Por ello, el 8 de marzo, salen a manifestarse no para buscar halagos, sino para denunciar públicamente la violencia y el hartazgo de la cual son víctimas y de que se sigan pisoteando de manera directo o indirecta, los derechos de la mujer.

 Datos del INEGI 2022 señalan “el 70.1% de las mujeres mayores de 15 años han sufrido de algún tipo de violencia en la que predominó la psicológica (51.6%), la sexual (49.7%), la física (34.7%) y la económica o discriminación (27.4%)”. Por su parte, la OMS, “señala el 30% de las mujeres en América Latina y el Caribe no tienen acceso a métodos anticonceptivos. 


Dando lugar a embarazos no planeados y abortos inseguros que pueden poner en peligro sus vidas y, México tiene las tasas más altas de embarazos en adolescentes entre las naciones de la OCDE”. En nuestro país, “hay 67 millones de mujeres (lo que representa 52% de la población en general) de 15 años o más de edad, de las cuales cuatro de cada diez forman parte de la Población Económicamente 

Activa”. Y como el propósito del presente artículo es de reflexión, aquí destaco el análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) sobre las brechas de género en materia laboral, “considera que la baja participación de la mujer en el ámbito laboral frena el potencial económico de México: 1) En promedio tienen 40 años. 2) Solo 45 % tiene un trabajo o está en busca de uno. 3) Trabajan principalmente en sectores: comercio, industria manufacturera y servicios sociales. 4) Solo 2% de las mujeres son directivas en alguna organización. 5) El 54 % de las mujeres ocupadas están en la informalidad. 6 tiene 1 ó 2 hijos. 7) 


 La mayoría de las mujeres en el mercado laboral estudiaron hasta la licenciatura (26%). 8) En promedio ganan $7,808 pesos mensuales”. Estos datos muestran parte de esta problemática; producto de una educación con tintes machistas y misóginos, situación que debe atenderse y desterrarse desde el seno familiar, para eliminar la discriminación y poder alcanzar la igualdad. Ante ello, la violencia contra mujeres y niñas representa una violación a sus derechos humanos; con consecuencias físicas, sexuales, psicológicas, e incluso mortales (feminicidios), afectando su bienestar, lo cual impide o limita su participación plena dentro de la sociedad. “Además de tener consecuencias negativas para las mujeres, la violencia también impacta su familia, la comunidad y el país. Los altos costos asociados, que comprenden desde un aumento en gastos de atención de salud y servicios jurídicos a pérdidas de productividad, impactan en presupuestos públicos nacionales y representan un obstáculo al desarrollo”. A través de años de movilización por los colectivos de mujeres y la sociedad civil, ha habido avances para erradicar


 LA VIOLENCIA DE GENERO y, a pesar de ello un gran número de delitos lamentablemente quedan o continúan impunes. La reacción de las mujeres es digna de reconocerse, pues ante la falta de empatía del gobierno con la inseguridad que escala cada vez más, la salud, educación, etc., aunado a la falta de interés por resolverlo, el incremento de los feminicidios, demanda largamente desoída; no debe tomarse como un movimiento político, sino más bien como el inicio de un nuevo despertar social.

 La manifestación del 8M, invita a la reflexión y, a través de las políticas de igualdad se propicie una mejor calidad de vida para las mujeres, pasando de las palabras a los hechos, al tiempo que representa un llamado en la búsqueda de mejores oportunidades para su prosperidad. Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com

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