Día a día sorprende la actitud hostil que desde el gobierno federal se plantea en nuestro país. Ahora ya no solo se incita o se hostiga a quienes piensan diferente, sino que se tolerara la deshonestidad y además se victimiza.
Pero al parecer al actual gobierno de la 4t y principalmente al ejecutivo federal con el caso de la ministra Yasmín Esquivel, la cual al parecer ha sido exculpada; daño la imagen y violento la autonomía de la UNAM. Lo cierto es que cuando alguien se niega a atravesar una crisis, queda dando vueltas en el mismo nivel, situación que afecta múltiples aspectos de su vida.
Diversos refranes y dichos populares intentan enseñarnos que “de los errores se aprende”, que “no hay mal que por bien no venga” y, la realidad no es muy diferente, dado que estos obstáculos o momentos críticos resultan indispensables para reorientar el camino y retomar la senda del crecimiento.
Es por esta razón que debemos tener claro que, la educación para la vida comienza desde la niñez, señalando cuáles son las razones para que se actúe en determinada forma. Inculcando que se debe proceder por convicción y no por el miedo al castigo o el halago de la recompensa.
Por ello, desde el aula, se debe hacerle sentir al estudiante, su responsabilidad frente a los demás. Es imperativo que caiga en la cuenta de que no debe vivir nada más para sí mismo, para la satisfacción de su egoísmo, sino para el bien de los que lo rodean.
Siendo ciudadano, debe uno comprometerse con el bien público nacional y ser solidario con los demás miembros de la comunidad en la lucha, por alcanzarlo. Consecuentemente, la lucha cívica y política en la democracia, debe ser permanente, no solo con actos proselitistas o en los procesos electorales; ni tampoco manifestarse esporádicamente cada determinado tiempo.
Es más bien una actitud congruente y de espíritu que debe acompañar a todo Ser Humano en todos los momentos y etapas de su vida. Luego entonces, cuando en México entremos por la senda de una verdadera educación para la vida, sabremos ejercitar, madura y responsablemente, nuestros derechos cívicos y políticos y, que utilicemos medios pacíficos y legítimos para luchar contra las arbitrariedades y el abuso de poder; entonces, habremos conquistado la democracia y deberemos mantenernos en ella. Por esta principal razón, el proceso de desarrollo educativo debe centrarse en aprender a dirigir y regir nuestra propia vida, lo cual supone que debemos actuar con conductas autónomas, tener capacidad de gobierno de sí mismo (autogobierno).
El cual se concrete en saber elegir en cada situación y en cada momento el mejor modo de actuar entre todos los modos posibles. Teniendo en consideración el momento que vivimos, es prioritario el ejemplo, inculcando valores tales como la responsabilidad, la honestidad, hacer las cosas bien, ser digno de la confianza de los demás, hacer hincapié en la perseverancia, la responsabilidad, el respeto y la solidaridad.
De manera recurrente, he señalado que la educación propicia el descubrimiento de nuestro entorno, nos ayuda a conocer lo que nos rodea y a quienes nos rodean, la educación del ser humano no puede eludir su posición crítica con las políticas de injusticia y desigualdad, esta aseveración, debe seguir siendo un compromiso básico de cada educador.
No podemos seguir teniendo un país enfrentado y dividido, es momento que la educación retome y vuelva a sus orígenes; la de formar con visión y compromiso social para construir una sociedad plena y abierta a las transformaciones. En el afán desde el poder ejecutivo de seguir apoyando lo indefendible, se viene violentando el desarrollo educativo y la autonomía de la UNAM.
Lamentablemente y de manera personal, considero que esta será una de las peores crisis para la nación, e inevitablemente repercutirá en la suprema corte de justicia, el senado y por supuesto a la UNAM y; que pondrá en duda el actuar del poder judicial. Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com
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