Al minuto

“¿Me estás consumiendo inútil?”

 

Hace falta más y mejor periodismo y menos activismo 
. Mirar alrededor siempre es bueno para saber en qué sitio está uno parado. En periodismo me parece que es una necesidad indispensable. Echar un vistazo, buscar referencias. Aguzar el olfato respecto de lo que, al escribir, le podría gustar al lector. 



 Tratar de enfocar la atención acerca de asuntos interesantes, romper la monotonía temática. Explorar terrenos diferentes, ir por otros senderos distintos a la crítica fundada en la antipatía, el prejuicio, el clasismo y la intolerancia. El ataque por sistema se vuelve un vicio y del periodismo se cae en el activismo. 



 Mucho de esto lo vemos dominando el panorama de los medios llamados nacionales. Todos los días son los mismos temas, similares contenidos. Los articulistas vierten torrentes de tinta fusilando al Presidente y su equipo. No encuentran un punto bueno, uno sólo. El fuego es uniforme, hasta pareciera coordinado, bajo la dirección de una batuta que guía la sinfonía descalificatoria eternamente. En el país, se pasó de los espacios llenos de opiniones derrochando miel, elogios y aplausos, o silencios, al poderoso en turno, a un paisaje de acribillamiento colectivo. Y los protagonistas de los medios, en su mayoría, son los mismos de ayer, sólo que hoy dicen lo que ayer callaron. De ahí el descrédito. Tal vez se cree que eso, así, de esa proporción y diariamente, agrada y satisface al lector. 


 Quizá se parte de la equivocada idea de que quien así procede de modo sistemático, sin respiro, se muestra más valiente, que adquiere perfiles de paladín heroico. La realidad nos dice otra cosa. El objetivo destinatario del fuego graneado diariamente, el Presidente, registra casi de modo sostenido una aprobación arriba del 60 por ciento. 



 En contraste, los medios, pero sobre todo la prensa, según las encuestas, cada vez registra mayores índices de falta de credibilidad y penetración. La circulación de los periódicos y revistas ha bajado, las audiencias en televisión y radio decrecen igualmente. 


 El periodismo, al menos ese muy extenso estilo de periodismo, vive una crisis y no encuentra alternativas para romper el círculo vicioso que arrastra como pesado lastre. 


 Ciertamente, es un fenómeno mundial. Esta etapa crítica se aprecia en la mayor parte de los países porque no han encontrado la fórmula para proveer las necesidades que tienen las nuevas generaciones, volcadas en legiones millonarias a lo que ofrecen las redes. 



 En las redes se encuentra un mundo de información múltiple, por lo común superficial, chismes, erotismo y manipulación. La mayor parte de eso no comunica, sólo apabulla con información, que deforma, satura, provoca, estimula el consumo de toda índole, pero no nutre. Hoy como nunca se comprueba que más no necesariamente es mejor. 


 Abunda la cantidad, está ausente la calidad. En otras latitudes y aquí, no se ha encontrado la fórmula, los modelos que suplan al periodismo tradicional y lo adapten al mundo nuevo que, con el recurso de una tecnología endemoniadamente impresionante, se ha convertido en un novísimo opio consumista envuelto en show que absolutamente todo lo satura. 


 Lo vertiginoso de los mensajes que manipulan a las masas pulveriza la calidad, y ensancha cada vez más las autopistas del “consúmase y tírese”. Parafraseando a Paquita la del Barrio, pareciera que su trillada frase hoy modificada le estaría diciendo a la sociedad: “¿me estás consumiendo inútil?”. 


 Pareciera que lo que realmente le hace falta a la sociedad, es que los medios le quiten un poco el pie al acelerador, se tornen más didácticos, digestivos y provechosos para la gente. Ofrezcan alternativas de contenidos de más calidad y menos palabrería vacua; información más trabajada y menos repetitiva; más original y menos uniforme; más humana y menos técnica, superficial y consumista. Más, mucho más periodismo y menos activismo.



 Más contenidos nutridos por el razonamiento, que lleven a la gente a pensar y crear conciencia y mucho menos por los falsos caminos del dinero fácil, la moda, la imitación multiplicada de estereotipos superfluos y absurdos. 


 Más, mucho más el sentido educativo, formativo. Hoy, cada vez más, tenemos claro que la sociedad va por un camino y la mayor parte de los medios por otro muy distinto. xgt49@yahoo.com.mx

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