Al minuto

El camino al poder se pavimenta con votos




Los discursos y desplegados son escalones de poca consistencia Un episodio más de la batalla entre la oposición y el gobierno federal se dará este lunes 30 de enero. Realmente nada nuevo. 


El diario Reforma lo anticipó a ocho columnas el sábado y se traducirá en un pronunciamiento hoy. Primero cabe decir que, de no haber sido la resonancia del mencionado diario en su primera plana, el anticipo pasaría de noche. 

Va en consonancia con la política editorial del periódico, hasta parece parte de lo mismo. Como un boletín clásico de “los abajo firmantes”.


 Según el enfoque de la nota periodística, se trata de un llamamiento a “construir un liderazgo ciudadano plural”, porque “urge un nuevo rumbo”.


 De entrada, no se ve lo plural si se excluye radicalmente a los que gobiernan o sus seguidores. Busca, entonces, sumar a opositores y fracciones. Más artículos del autor Armenta camina por Tochtepec El infierno por una tesis La mediocridad, requisito en los partidos A partir de lo leído no se advierte ni lo uno ni lo otro.


Ni lo plural ni lo novedoso. Ni se da un conjunto de novedades o innovaciones que apunten realmente a algo distinto a lo que se tiene o que depare el horizonte, ni se advierten las grandes masas ciudadanas por las que se habla. 


 Aparece un listado de personajes muy vistos y bastante conocidos, muchos de ellos con un pasado por lo menos discutible, otros con el resentimiento o el prejuicio a flor de piel, y algunos más con una militancia francamente reaccionaria, oportunista o gris. Se ofrece “otra visión del país”, pero entre las propuestas hay muchas que datan de sexenios atrás a las que los gobiernos no hicieron caso.


 Y algunos de los firmantes fueron parte importante de esos gobiernos omisos o responsables del rezago de la nación. Ven hoy el árbol frente a sus ojos y fingieron no ver el bosque de los últimos treinta años. Varios de los personajes del listado han sido marginados en el actual gobierno.


 No les dieron puestos de relevancia ni fueron incorporados como asesores o consultores o contratistas, o bien perdieron el cortejo acostumbrado a ellos y sus grupos o protegidos, como tradicionalmente sucedía con el cambio de gobierno.

 Eran parte conspicua de la élite que trascendía a pesar del cambio de color en el poder, pero hoy definitivamente están al margen. Eso, reconózcase o no, en la “clase política” o en el político común del país suscita rencores y es un condimento para generar y compartir molestias, animosidad y sumar adeptos hacia causas de oposición.


 Por lo común, la mayor parte de los firmantes y convocantes “a un nuevo rumbo”, vienen del viejo rumbo ya muy conocido y que fue, precisamente el que generó un hartazgo que desembocó en el nuevo grupo en el poder con sus treinta millones de votos. Otros muchos son políticos de pavimento. 


No se les ha visto hacer activismo sin los recursos gubernamentales en el ámbito rural, recorriendo pueblos lejanos o zonas paupérrimas polvorientas. Su hábitat es la cúpula urbana, los famosos restaurantes o el aula convertida en oráculo. 

 En lo leído no se observan ideas realmente novedosas, extraordinarias. Tampoco las críticas son distintas a las que machaconamente se leen en entrevistas o en articulistas “antitodo” y sin propuestas o alternativas imaginativas y viables. 


 Está claro que al país le hace bien la discrepancia, las propuestas diferentes respecto de la oferta oficial. Esto siempre será enriquecedor y constructivo. Pero esto es lo que no se ve por lado alguno. Vemos una crítica y descalificación incesantes. Pero esto no se acompaña con ideas innovadoras, ofrecimientos prácticos, ni por lo común asiste el peso de la calidad moral a quienes disienten. 

 Abundan, eso sí, vociferantes de hoy que ayer fueron piezas activas o mudas de gobiernos o funcionarios corruptos, que guardaron silencio a cambio de puestos jugosos o asesorías o contratos abultados.
 Esto no les da un céntimo de autoridad moral para guiar hoy hacia el camino de la santidad y salvación a las almas descarriadas. Si al gobierno le fallan los índices de calidad, en la oposición casi podemos decir que no hay calidad alguna. 

 Hemos dicho que la historia de vida de funcionarios o representantes populares es como una sombra, los acompañará siempre, toda la vida. Y en tales currículos sobresale la mediocridad, la ubicación acomodaticia bien remunerada bajo el amparo del poder.


 Y, el camino de la oposición para serlo realmente y con lealtad a sí misma, es el trabajo abierto, propositivo, permanente, ubicuo, y por sobre todo honesto. El camino al poder se pavimenta con votos. Los desplegados y los discursos o gritos son herramientas, de eficacia diversa, pero como escalones hacia el poder son de poca consistencia. xgt49@yahoo.com.mx

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