Al minuto

Convivencia social y rumbo de país

 



Por.José Roberto Fuentes López.

 Desde el surgimiento de la humanidad y, en su proceso evolutivo y cultural, el desarrollo humano se ha dado mediante ciclos que le han permitido avanzar con relativa armonía, manteniendo su estabilidad social.
 Es en este sentido que, la convivencia es la acción de vivir en compañía de unos u otros; en su acepción más amplia, se trata de un concepto vinculado a la coexistencia pacífica y armoniosa de grupos humanos en un mismo espacio. Ninguna persona vive aislada del resto, ya que la interacción con otros individuos es imprescindible para el bienestar y la salud. 

Sin embargo, la convivencia no siempre resulta fácil, dado que pueden interferir negativamente ciertas diferencias sociales, culturales o económicas, entre otros factores.


 Por lo cual, respeto y solidaridad son dos valores imprescindibles para que la convivencia armoniosa sea posible, existen distintos niveles o tipos de convivencia; ejemplo, la convivencia con la familia en el seno de un hogar es muy diferente a la convivencia con otros seres humanos en el marco de una comunidad (un barrio, una ciudad), la intimidad de ambos casos es distinta e incomparable.

 Pero la realidad psicosocial y cultural actual habla de problemas de convivencia, y de fuertes desafíos formativos que emergen del mundo moderno, y que requieren ser abordados también en la formación escolar, a través de objetivos fundamentales, contenidos mínimos, objetivos transversales y, habilidades que apunten al desarrollo socio afectivo y ético.

 Sin embargo durante la vida cotidiana y en las aulas se aprende que la puntualidad no importa, que el respeto por los semejantes es un valor secundario, que la chapuza ofrece rendimientos, que el respeto por las normas (el famoso Estado de derecho) vale poco, lo que cuenta son las palancas; que se puede violentar el orden y no pasa nada (allí se interioriza la noción de impunidad aunque no se conozca el concepto) y que las normas básicas de urbanidad, honestidad y decencia son palabras para la oratoria, no para ponerlas en práctica. 


 Por su propia naturaleza, el hombre es y ha sido violento con sus semejantes. Cambiar la violencia es fundamental, la comunicación y el diálogo es de suma importancia, solo así se garantizará una comunicación estable, aprendiendo a comprendernos, expresarnos, aclararnos, coincidiendo y discrepando sanamente. Interactuando aprendemos a conocernos, ya que somos extraños hasta que aprendemos a interactuar. 

Debemos acercamos interponiendo como base la cortesía, actuar bajo tolerancia en las discusiones, disentir sin romper la convivencia y, apreciando a nuestros semejantes; solo así es como podríamos garantizar la sana convivencia y un cambio verdadero. 


 Por otra parte, corrupción e impunidad son dos cánceres de la convivencia social en México. Si la experiencia es una cadena de errores, ante la adversidad se requiere compromiso. La violación a los derechos humanos con la complacencia desde el poder socava instituciones y lesiona a la sociedad.

 La corrupción, es una degradación que puede llevar a la devastación del sistema, más aún cuando desde el poder se utiliza para obtener un beneficio personal, se trastoca el Estado de Derecho, se afianzan las prácticas corruptas y la impunidad; acentúa la debilidad institucional. Un gran número de mexicanos voto con la esperanza de que el actual gobierno eliminaría esa práctica, pero lo más lamentable es que hoy esta práctica se realiza en todos niveles de la burocracia. Soberbia y vanidad desde el poder público, distorsionan y hacen perder futuro y rumbo de México.


 Sumando a la imparable violencia y el señalamiento del ejecutivo federal día a día desde su mañanera creando enemigos públicos, se torna cuesta arriba el desarrollo en nuestro país donde la inseguridad crece y se permea más de sangre. Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com

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