Sin duda alguna, la fortaleza de los gobiernos nacionales se sustenta en la correcta administración de sus instituciones, en el uso eficiente de sus recursos, la transparencia, la rendición de cuentas; de la evaluación y medición de sus políticas públicas, para alcanzar la prosperidad económica y el bienestar social.
Caso contrario, la desigualdad se genera por la ineficiencia de los gobiernos, el desprecio y destrucción de las instituciones, por la centralización y acumulación de poder.
El cual lamentablemente debilita, divide y causa el deterioro de toda la sociedad que conforma una nación. Ejemplo de esta acumulación de poder, se mostró hace poco más de 10 días, en una nota televisiva, con la expulsión pública de una manera burda y grosera al antiguo líder chino, Hu Jintao, por parte del hoy líder absoluto Hi Jinping, quien sin duda daba una señal autocrática al mundo entero de cual será la forma o la nueva visión del poder que ejercerá en y desde la República Popular China.
Al respecto, la reacción de los mercados financieros fue negativa y el índice Hang Seng de Hong Kong cayó 6.4 por ciento. Esta reacción da cuenta que los inversionistas no avalaron este acontecimiento; pero más allá de este desagradable mensaje del nuevo liderazgo político en China, esta acción debe ser tomada con mucha madures y seriedad en nuestro país.
Debido a que en México se avanza en la misma dirección de la centralización total del poder, donde al parecer lo que más importa es el culto al líder y hemos caído en una suerte de intolerancia política que esperemos no nos lleve a una involución de la vida democrática de nuestro país.
Debido a que no parece tener buen augurio la reforma electoral propuesta por el gobierno del presidente Obrador, que prácticamente se orienta en minar la capacidad del INE, con la desaparición de los organismos estatales electorales, solo por mencionar uno de los grandes temas contemplados en esta reforma político electoral.
La soberbia en el gobierno federal resalta, cuando el secretario de gobernación Adán Augusto López, quien es el responsable de la conciliación y gobernanza en el país, con actitud grosera y altanera insultó a diversos gobernadores señalándolos de hipócritas y ofendiendo prácticamente a la mitad de la población del norte y del centro del país.
Y espeto que los habitantes del sur del país son más inteligentes que el resto de los mexicanos. Es verdaderamente lamentable que los desafíos a los que se enfrenta un gobierno en turno se diriman insultando y dividiendo más a la población, cuando la lógica es que toda la problemática social deba abordarse mediante el debate de altura y no de manera dolosa y perjuiciosa.
Los ciudadanos estamos deseosos que, empezando por el ejecutivo federal se deje de hacer politiquería; se dedique a gobernar y a atender la demanda social y los graves problemas nacionales como el incremento de la pobreza, la creciente violencia e inseguridad, de la cual somos o hemos sido víctimas un alto porcentaje de mexicanos; pues durante el actual gobierno se ha incrementado el número de pobres, reducido de manera alarmante la clase media.
Con base en datos del INEGI “del 2018 al 2020, los ricos disminuyeron de 1.2 millones a 800 mil, la clase media de 42.7 millones a 37.2 millones, 5.5 millones menos, la pobreza aumento de 69.8 millones en 2018 a 75.5 millones en 2020; incrementando el número de pobres en 5.7 millones.
Al respecto un prestigiado analista nacional señaló “Los pobres ahora suman más que antes del actual gobierno, y son los principales clientes de Morena, entre más “ayudan” a los pobres, consiguen más votos”.
Estos desafíos son solo un ejemplo de los temas que deben tener prioridad en la agenda nacional, atenderse de manera urgente y civilizada y no de manera grosera y ofensiva; con criterios incluyentes y no exclusivos y, por supuesto con una visión de ESTADO. Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com
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