pese a las medidas de Lasso .Una de las organizaciones que ha sido señalada de tener presencia en el país suramericano es el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Descargar video Captura de pantalla CJNG El narcotráfico junto con la violencia e inseguridad tienen cada vez mayor presencia en Ecuador, en gran parte debido a los cárteles mexicanos, que han creado células extranjeras que operan en otras naciones para controlar el mercado de las drogas.
Una de las organizaciones que ha sido señalada de tener presencia en Ecuador es el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que opera en al menos el 20 % de los municipios de México pero también en el exterior, donde hace alianzas importantes con otras agrupaciones criminales para ampliar su poderío.
"Han logrado esta expansión rápida principalmente a través de una especie de sistema de franquicias; es decir, un grupo criminal en alguna zona cuando quiere crecer o cuando quiere comenzar a tener mayor influencia en el territorio pide o paga una especie de cuota para poder ocupar el nombre, la marca del Cártel Jalisco Nueva Generación, y que esa marca le sirva para poder llevar a cabo los actos intimidatorios que necesita para sus actividades criminales", opina Óscar Balmen, periodista especializado en crimen organizado.
En Ecuador, se ha señalado al CJNG y otras agrupaciones del crimen organizado transnacional de la creciente violencia en el país, a través de alianzas con células delictivas locales como los Tiguerones o los Lobos, tanto en las calles como en el interior de las cárceles.
Recientemente hubo una serie de atentados, incluyendo explosiones con coches bomba, que llevaron a las autoridades a decretar el estado de excepción en las provincias de Guayas, Esmeraldas y Santo Domingo de los Tsáchilas. Las causas del aumento de la violencia Las autoridades ecuatorianas aseguran que esta acción violenta de las células se debe a esas alianzas con cárteles mexicanos y al combate que hace el Estado para su erradicación. Sin embargo, los analistas aseguran que las medidas del Gobierno no terminan de ser suficientes, al considerar que la violencia responde a causas multifactoriales.
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