Un conflicto de pareja es el eje del multicitado texto, El rey del cash
Una lectura del famoso libro Por. Xavier Gutiérrez. Leí el libro, 279 páginas de El Rey del Cash.
1. Pienso que al escribir hay que sentir.
No re-sentir. Con lo primero se transmiten sentimientos. Con lo segundo, resentimientos. Esto se refiere “a tener pesar o enojo por algo…dolor o molestia a causa de alguna enfermedad o dolencia pasada”.
Si el resentimiento, el rencor o la animosidad están junto de uno al escribir, los juicios saldrán cargados de eso mismo, enturbiados.
El enfado nubla el juicio.
2. Eso, resentimiento se advierte en innumerables textos de articulistas y columnistas de la capital del país, muchos de ellos perdieron condiciones privilegiadas con el cambio de gobierno federal en este sexenio.
El cada vez menor número de lectores de los diarios advierte esa carga en los textos y no los compra, ni los diarios o revistas ni los comentarios.
3. Echemos un vistazo al mensajero y al mensaje. Sin pruebas o con pruebas, el mensaje es un duro reproche a las formas y fondo del presidente y su equipo.
El mensajero, en este caso la autora, Elena Chávez, es un testimonio interno de primer orden por su relación con César Yáñez, el hombre más cercano de López Obrador.
4.
La historia ventilada en el libro tiene todos los componentes para llamar la atención, con interés legítimo o con morbo: amor, vidas privadas, dinero, traiciones, decepciones, abusos, enfermedades, amor a los perros y fracasos. No es una investigación periodística o reportaje.
Es la vida atribulada de una mujer por causa de un hombre, César, absorto por el poder y por la lealtad a su jefe, AMLO.
5. Ella cuenta que vivió dieciocho años junto a Yáñez, pero en realidad sola. La mayor parte del tiempo abandonada, deprimida, arrastrando la autoestima y sólo acompañada de un viejo perro pastor inglés. Confiesa que él la tenía sometida a su voluntad, que ella acudió 36 meses al psicólogo, que su objetivo era sanar física y mentalmente y que “convivía con el amor de su vida, no César, sino mi perro.”
El amor o cariño por este animalito le causó incluso algún enfado con el otrora candidato López Obrador, cuando un día que César lo invitó a comer, vulnerando toda cortesía elemental, el perro prácticamente dio la bienvenida al invitado y al general Audomaro, generando un conflicto en la pareja, que bien pudo terminar de modo horrendo.
Ella es la dama autora del libro.
6. Retrata a su pareja como un hombre obsesionado a un grado enfermizo por el candidato. Probablemente con una pasión y profesionalismo admirables.
A cambio, abandonó por completo su vida sentimental, su convivencia mínima con su pareja. Una manera de vivir que constituye todo un conflicto patológico. Ese es el sedimento de este trabajo editorial. Motivada por ese ánimo escribió el libro.
7. Ella pudo escuchar, observar, intuir mil cosas delicadas y comprometedoras. De todo ello no pudo documentar nada. Sólo queda su palabra ante todo lo demás.
Pero todo lo demás puede no dejar de ser cierto. Después de todo, el dinero de procedencia ilícita, sumas millonarias increíbles, han sido el componente de la vida de candidatos y partidos en toda la historia del país.
Un dato de la aldea poblana: Mariano Piña Olaya recibió 400 millones (de esos millones, de ese tiempo…) de dinero público para su campaña, ¡y no le alcanzó! (Este y otros temas más, por cierto, revela un libro del economista Jorge Arroyo, de próxima aparición.)
8.
El texto recrimina con severidad lo que juzga, desde su visión y posición como una mujer de izquierda, complicidades y traiciones del hoy presidente, al sumar a sus filas a un sinfín de arribistas, con abanderados como Manuel Bartlett, Elba Esther Gordillo y Napoleón Gómez Urrutia, entre muchos otros. Todo esto, no por sabido se soslaya en la lectura de las páginas del libro en cuestión.
9.
El rompimiento rudo de la pareja, tema que es el eje del relato de la autora, no podía tener peor final: él la abandona y se casa con una mujer millonaria, quince años menor que el multicitado César. La boda fue fastuosa en un escenario portentoso: la iglesia de Santo Domingo, aquí en Puebla.
Ella dejó pasar siete años, el texto en reposo, para al final decidirse a convertir su dolorosa convivencia en un libro, al que define como “suavecito” durante entrevista con Carmen Aristegui, y anticipa que tiene material más delicado para otro.
10. Probablemente quienes conocieron primero el contenido del libro se frotaron las manos porque avizoraron un jugoso éxito editorial.
Esto, con un criterio exclusivamente comercial. Y seguramente que lo es, al margen de juzgar intrínsecamente la calidad periodística de la obra.
11. Hubo, sin embargo, otra visión respecto del lanzamiento al mercado del libro: la de quienes vistieron la expectativa como el eslabón o guillotina que faltaba para condenar y sepultar sin defensa y para siempre al presidente y su gobierno.
El cálculo no fue acertado. No porque el escrito no ventile asuntos quemantes, sino porque mucho de esto así expuesto ya se conocía.
Y materiales parecidos o similares, con envoltorios diversos, firmados por personajes famosos o populares de los medios (ojo, no siempre lo popular es prestigiado y respetado, tampoco sinónimo de integridad y solvencia moral) han sido combustible de profecías y augurios terribles y fatales, que se han caído irremediablemente al paso de unos cuantos días.
Y es que, lo dicho al principio, mucho de lo que leemos como material periodístico “de primera mano o alta calidad”, en realidad no lo es.
Lo común es encontrar resentimientos con el disfraz de verdades. El clásico gato por liebre. Y la gente lo advierte y, como consecuencia no lo cree ni lo compra.
¿Para qué sirve, finalmente, un libro como este puesto repentinamente de moda? Me parece que para aguzar el juicio de la gente, enriquecer el criterio y rigor del público, aprender a ver las cosas con sentido crítico y claridad en la proporción.
No hay libro malo. Por malo que sea un libro, a veces deja como enseñanza aprender cómo es que no debe ser un libro.
Pero, el juicio más importante es el de usted.
xgt49@yahoo.com.mx
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