Uno se cuestionaría, ¿porque razón desde el gobierno en México, se polariza y se divide a la población que se representa?. He analizado diversos textos, tratando de entender la postura del jefe del Estado mexicano, Andrés Manuel López Obrador; si su actuar infunde miedo o respeto o, si en realidad es la de un líder.
Pues día a día, nuestro país se polariza, se dividide y, lo lamentable es que se incrementa el poder del crimen organizado y; la postura del ejecutivo federal en cada mañanera deja entrever que esta acción continuará hasta el final de su mandato constitucional; lo cual deteriorará el desarrollo social y, siguiendo esa ruta, nos llevará a toda la sociedad mexicana décadas para recuperarnos.
Establecer un protagonismo mediático, donde solo él conduce justifica, señala y racionaliza los grandes logros y avances de su administración, combate según él mentiras y desinformación de sus adversarios, la de los medios de comunicación, periodistas, analistas e investigadores que cuestionan sus resultados o sus otros datos, evitando que divulguen acciones comprometedoras; es la estrategia que le permite mantener un alto nivel de aceptación. Por ello, los especialistas señalan que esta forma de gobernar es populismo.
“Populismo y democracia liberal son enemigos íntimos, debido a que cada uno se construye como reflejo opuesto del otro: de un lado, la crítica populista denuncia la democracia liberal como elitista, del otro lado, la crítica liberal denuncia el autoritarismo que caracteriza a las expresiones populistas de la democracia”. Así instituciones reglas, estructuras y controles, son consideradas en la dimensión del populismo como el principal obstáculo para poder alcanzar la denominada soberanía popular, razón de peso para que el líder o gobernante centralice acciones y decisiones, como el único poseedor de la verdad, que puede lograr la prometida transformación, sometiendo todo tipo de procedimiento y controles, diluyendo y segmentando pluralidad y demandas sobre la cual se construyó.
Pero lo cierto es que el slogan de primero los pobres ha resultado contrario, respecto a lo prometido en campaña; datos oficiales muestran que, cerca de 10 millones de mexicanos dejaron la clase media para transitar a las filas de la pobreza y 6 millones en el actual gobierno se encuentran en extrema pobreza. Las políticas públicas salen sobrando o pierden efectividad, al tiempo que somos testigos de que las lamentables tragedias que han cobrado una infinidad de vidas humanas, así como los escándalos que en otras latitudes o en otros países hubieran derribado gobiernos, en el muestro no sucede y no pasa nada.
En efecto, en México no pasa nada, debido a la estrategia de comunicación del ejecutivo federal, la cual sustenta en las emociones; sus seguidores dan mayor valor a las intenciones que a logros tangibles y, sumado a las dadivas, puestas en escenas y logros simbólicos, parece ser que se avala este actuar. Los seduce con sus expresiones que es del pueblo, manipula y juega repito con lo emocional, donde la sensación de revancha histórica polariza y divide es efectiva, para hacer creer que ahora cuentan con alguien que está decidido a vengarlos.
Al seguir insistiendo en este relativo éxito en la forma de gobernar, se agudizan de manera alarmante los verdaderos problemas que enfrentamos, donde violencia, criminalidad y pobreza se incrementan de manera exponencial. La descomposición es cada vez más inocultable, con un sistema de salud ineficiente y colapsado, una creciente corrupción, la militarización de instituciones, el deterioro educativo y el desprecio por la ciencia, amplían el rezago en detrimento de la sociedad; no es posible aumentar el crecimiento sin la inversión. La forma de ejercer el gobierno, él encono y los frentes abiertos por el presidente de la república y su persistente narrativa, lamentablemente vienen afectando el desarrollo económico, social e institucional. Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com
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