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.En medio de la crisis de inseguridad de Huauchinango, el alcalde se compra una camioneta de 2 millones de pesos

 


Cuitlatlán. Por Fermín Alejandro García.
 el linchamiento del abogado en  El linchamiento del joven abogado Daniel Picazo González, ocurrido el fin de semana en la comunidad de Papatlazolco, es la punta del iceberg de un grave problema de inseguridad que se vive en Huauchinango, una región de la Sierra Norte de Puebla muy azotada por el crimen organizado y la delincuencia común. Por esa razón, ha generado agravio y controversia que mientras el municipio vive una situación complicada, el alcalde Rogelio López Angulo ha preferido dedicar tiempo, esfuerzo y sobre todo fondos del erario para recientemente comprarse una flamante camioneta nueva, color plateado, que habría costado unos 2 millones de pesos. 



 Una compra que contrasta con la situación social de este municipio. Mientras el edil adquiere una camioneta Suburban de lujo, 50.6 por ciento de la población de Huauchinango vive en situación de pobreza moderada y 17.8 por ciento en pobreza extrema. En un momento crítico del país en que hay un alza de 200 por ciento en el precio de los fertilizantes y todos los alimentos han aumentado sus costos, lo que golpea con mucha severidad a las familias indígenas, como las que viven en Papatlazolco. También contrasta que López Angulo entró al cargo con una actitud muy crítica contra el anterior edil Gustavo Vargas Cabrera, pero resulta que el exalcalde se destacó porque no compró ningún vehículo para sus actividades oficiales. Utilizaba una camioneta Lincoln –que es un modelo caro, que cuesta alrededor de un millón 100 mil pesos—, pero que era de su propiedad y tenía varios años de uso. 




 - Anuncio - La compra de la camioneta del edil de Huauchinango, que está blindada, es de acabados y equipamiento de lujo, que se adquirió la semana pasada en una agencia automotriz de Apizaco, Tlaxcala, se contrapone al carácter sencillo y hasta humilde que López Angulo había mostrado en su campaña electoral como candidato de Nueva Alianza, que le permitió llegar al cargo de alcalde por segunda vez. Incluso llama la atención que el actual edil en campaña reconocía la difícil situación de la seguridad pública del municipio. Él mismo un día narró a este tecleador: que años atrás era frecuente que regresaba en la noche de trabajar y hasta el otro día, se percataba que había olvidado cerrar el portón de su casa y no había riesgos de robos o asaltos. En cambio, ahora ya no es seguro dejar un vehículo en la vía pública, comentaba cuando le faltaban unos días para asumir el cargo.



 El episodio del linchamiento del pasado fin de semana, del abogado de 31 años que laboraba como asesor en la Cámara de Diputados, refleja dos situaciones: Primera: el clima de miedo y violencia que se viven en las localidades de Huauchinango, por los altos índices delictivos. 



Eso lleva a que los pobladores en cuanto detectan a una persona ajena a la comunidad –como fue el caso de Daniel Picazo González—de inmediato entra en una histeria colectiva de creer que son secuestradores, huachicoleros, narcos o robachicos, sin tener pruebas o evidencias. Segunda: hubo una mala actuación de la Policía Municipal en el episodio del linchamiento, pues los agentes que acudieron al llamado del conflicto de Papatlazolco 



–una comunidad ubicada entre Tenango de los Flores y la cabecera municipal—podían haber rescatado al abogado, pero la gente se los acabó arrebatando. Todo eso ocurre, en cualquier lugar de Puebla o de México, cuando a la autoridad local le preocupa más la camioneta en que va a viajar, que en conocer, atender y resolver los problemas urgentes de su municipio. 



 Hasta luego, amigo Hipólito Contreras Hace unas semanas con mucha tristeza me enteré que Hipólito Contreras tenía un tumor cerebral y el pasado fin de semana falleció. Hipólito fue un personaje peculiar: fue un hombre de origen indígena y que da manera empírica se convirtió en periodista, especializado en temas rurales y conflictos sindicales. Con el paso de los años tuvo el mérito, el compromiso, el tesón, de cursar estudios universitarios y titularse, a una edad en que generalmente muchos compañeros del gremio creen que ya no es la etapa de estudiar y aprender.


 Siempre fue un periodista serio, amable, reservado, humilde, de pocas palabras y tenía una sonrisa franca con la que reflejaba sarcasmo cuando una idea le perecía extraordinaria. Lo conocí hace 34 años, cubriendo la renovación de una dirigencia del Sindicato Unitario de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla, cuando era una organización gremial de mucho peso político en el estado. Era el sindicato independiente más importante de esa época, junto con el de Volkswagen. 



 Cerca de la media noche, le preguntaba ansioso a qué hora habría una definición del proceso electoral del sindicato universitario, a lo que me preguntó: “¿Eres nuevo como reportero?”, a lo que le dije que sí; tenía un par de semanas de haber entrado a la redacción de noticias de Grupo Acir, bajo la conducción de Javier López Díaz. Entonces, siempre con su estilo de usar pocas palabras, me dijo: “Parece castigo cubrir esto, pero es donde se aprende a reportear bien”. 
 Años más tarde le felicité porque se había titulado. Ya tenía alrededor de 50 años, si no me equivoco. Su respuesta fue: “Si mis hijos van a la universidad, yo porque no iba a ir”. Mis condolencias a la familia de Hipólito Conteras y a sus compañeros de trabajo.

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