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Delincuentes fingen peleas de pareja para secuestrar


Tres mujeres han decidido contar el nuevo modus operandi que están utilizando los secuestradores en México para no levantar sospechas y llevarse a sus víctimas en público.

El caso de Diana ocurrió el 30 de agosto en Centro Santa Fe, al poniente de la Ciudad de México.

Diana relató en facebook que ella se encontraba en un Centro Comercial y al salir fue abordada por un hombre de alrededor de 40 años, el sujeto la tomó del brazo y comenzó a hablarle como si la conociera.

"Calmate, mi amor, vamos afuera, estás haciendo todo un drama. Todos nos ven, qué vergüenza", le dijo el hombre.

"Me zafé y entonces me abrazó y me cargó mientras yo gritaba histéricamente que me soltara y pataleaba y le pegaba, mientras veía que toda la gente nos miraba y no hacía nada, pues el tipo actuaba como si me conociera", comenta en la publicación.

"Un poli de seguridad de la plaza se acercó, adivinen a qué… Se acercó a él a preguntarle ‘¿Todo bien, caballero?’ Aún cuando yo gritaba que no lo conocía. El tipo le dijo ‘Lo siento mucho, es mi pareja y está molesta haciendo drama, pero ya salimos para que no haya problema, no se preocupe'”.

En el estacionamiento dos jóvenes abordaron a la supuesta pareja y él hombre respondió que era su pareja y que estaba molesta, que era asunto de dos.

Los jóvenes defendieron a Diana y le señalaron al hombre que ser su pareja no le daba derecho de llevársela, llegaron tres hombres más y lograron rescatar a Diana.

El hombre se retiró aún en su papel. Ella regresó al lugar y no salió hasta estar segura de que su secuestrador se había retirado.

Un testimonio sobre la forma en que intentan secuestrar mujeres en la CDMX: fingen tener una relación con ellas, a pesar de que griten y pataleen, para que los testigos no intervengan.

Otro caso similar ocurrió el 10 de septiembre en las afueras del Metro Constitución de 1917, en la delegación Iztapalapa. Karina relata que salió del paradero alrededor de las 8:15 PM para tomar un taxi, pues tenía dolor de cabeza y quería llegar pronto a su casa. Fue sobre la calzada Ermita Iztapalapa que una camioneta se acercó a ella y el conductor se ofreció a llevarla.

“Se bajó un tipo de aproximadamente 25 años y 1.75 de estatura, complexión delgada, tez morena y bien vestido. Me hablaba como si yo fuera su pareja y me insistía que me subiera a la camioneta”.

Como en el caso anterior, el hombre intentó llevarla con él haciendo parecer que la situación no era más que una pelea de pareja, que eran novios. Varios transeúntes se detuvieron a mirar, pero ninguno hizo algo por ayudarla: “Toda la gente pasaba y tomaba la situación como algo normal, me ignoraban o simplemente lo tomaban con morbo“.

Karina logró zafarse gracias a que un policía se acercó; no a ayudarla, sino a regañar al hombre porque estaba estacionado en un lugar prohibido. Cuando ella pidió ayuda, el policía le dijo que no era su labor “resolver problemas de novios” y que “cuando hay problemas, todas desconocen a su pareja”. ¿Y si se trata de un secuestro y no de un pleito entre novios?

“Me siento enojada, frustrada, insegura y con un miedo inmenso”, escribió. “En este país nos pueden desaparecer frente a los ojos de varios ciudadanos e incluso de las mismas autoridades y no habrá consecuencias para los agresores“.

Un tercer caso ocurrió en la estación Taxqueña del Metro, al sur de la Ciudad de México, cuando Joss transbordaba hacia el Tren Ligero.

Joss es otra valiente mujer que decidió compartir su experiencia para que no le ocurra a alguién más.



Ella se encontraba trasbordando en el metro cuando un hombre llegó detrás de ella diciéndole: “No te enojes, mi amor, deja de hacer berrinches.”

El hombre la obligó a abordar el vagón con él, pero afortunadamente, una señora vio algo anormal en la situación.

“Me metió a los andenes del Tren Ligero y empezó a hablar en voz alta, diciéndome ‘Ya no te enojes, mi amor, deja de hacer berrinches‘. Una señora que venía a mi lado trataba de verme la cara, pero él hizo presión en mi cuello para que mantuviera la cabeza abajo."

“Creo que ella vio que me moría de miedo, y cuando él me jaló empecé a decir que no lo conocía; que me soltara y empecé a gritar. La señora me jaló hacia ella y él se bajó dos estaciones después.”

Joss declaró que no denunció ante las autoridades por “las malas experiencias de acoso sexual en el Metro que había tenido en el pasado”. Y ciertamente, al menos en un caso, la policía no quiso meterse en un “problema de novios” que era más bien un “intento de secuestro”.

El común denominador son los agresores y su modus operandi: hombres altos que fingen tener una relación con la víctima para que las personas alrededor se abstengan de intervenir. Mantienen la calma en todo momento mientras que las mujeres son ignoradas cuando gritan y forcejean.
Agencias

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