El autor .Enrique Núñez
En los últimos años, el gobernador Moreno Valle se convirtió en un maestro de la alquimia política y electoral.
Su audacia y falta de escrúpulos lo llevaron a conquistar lo mismo a los conservadores panistas que a los más rebeldes perredistas, de creer en un supuesto proyecto incluyente para ambos partidos, el cual terminó convertido en un proyecto personal y de absoluta exclusión para los militantes de estos partidos.
Sin embargo, la capacidad de conquista y seducción del Señor de los Cerros le permitieron seguir ganando espacios, primero, en el PAN y, recientemente, en el PRD, a grado tal que hoy mantiene un fuerte control de una parte importante de la cúpula blanquiazul, y pensaba que también en la del Sol Azteca.
Justo cuando creía que volvería a aplicar la perversa fórmula PRI-PRD en el 2015, las condiciones cambiaron radicalmente, primero, con la crisis perredista, que se agravó con la renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas, la semana pasada.
Así las cosas. La última semana de noviembre tiñó de obscuridad el panorama morenovallista. La razón: el rechazo del Consejo Nacional del Partido de la Revolución Democrática a realizar alianzas con el PAN para las diputaciones federales del 2015.
Aunado a esto, los actos de represión en Chalchihuapan hicieron eco nuevamente en la sesión del sábado pasado del consejo nacional perredista.
De nueva cuenta quedaron en evidencia las carencias del secretario general de Gobierno, al fallar como operador para entablar y llevar a cabo los amarres aliancistas para el 2015. Sin duda, el fracaso del Señor de los Cerros, a través de Luis Maldonado Venegas, puede traer serias consecuencias, puesto que los únicos triunfos electorales morenovallistas han sido en manada de partidos.
Los números son claros y contundentes, cuando Moreno Valle ha ido de la mano del PAN y el PRD sus triunfos son aplastantes, sin ellos el voto duro del PRI lo pone en situación de alto riesgo, como sucedió en el 2012.
Por si fuera poco, una situación que aconteció el pasado martes dejó entrever que la relación estatal y federal dista en demasía de la cordialidad y buenos gestos de los que se jacta el círculo morenovallista. Durante la entrevista que sostuvieron los representantes del Frente de Organizaciones Sociales con el subsecretario de Gobernación federal, Luis Enrique Miranda, la presencia de Maldonado Venegas fue suprimida por órdenes del mismo Miranda, a petición expresa de los líderes de las organizaciones sociales.
Es evidente que la presencia del séquito morenovallista no causa buena espina en las esferas federales. Para prueba, las dos horas donde atendió Miranda a los líderes sociales, con la ausencia obligada del secretario morenovallista. Es evidente que para el Gobierno Federal todo lo que huela al Góber Bala entre más lejos, mejor.
El tortuguismo de Cabalán
La ineficiencia en la Secretaría de Infraestructura, dirigida por Cabalán Macari, ha alcanzado niveles exorbitantes. En el reportaje firmado por Jorge Castillo, en el impreso de este lunes, queda claro que el tortuguismo será uno de los “sellos” a presumir en el próximo informe de gobierno.
Para quienes padecemos diariamente los retrasos en las obras, nos queda clara la ineficacia de Caba, quien tiene la suerte de ser el amigo consentido de su jefe, el gobernador; sobre todo porque al no circular por tierra ninguna de las caóticas zonas en donde las obras están casi paralizadas, él piensa que de verdad está transformando el estado.
Ejemplos de la lentitud en las obras sobran: la línea 2 del metrobús, que no tiene para cuándo; la ciclopista, inaugurada tarde y sin terminar; el teleférico, durmiendo el sueño de los justos, y un sin fin de proyectos inconclusos a lo largo y ancho del estado.
Después de que la velocidad y la puntualidad en la ejecución de la obra pública fue una de las cartas que presumió Moreno Valle durante la primera mitad de su sexenio, hoy son tan ineficientes como en su momento fueron los gobiernos de Melquiades Morales y Mario Marín.
Sin embargo, como la exquisitez del Señor de los Cerros no le permite alejarse de la comodidad del Agusta, es imposible que se percate de los trastornos que provocan día con día los retrasos de Cabalán y compañía.
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