
La genialidad e ingenio mexicano se han hecho especialmente patentes en estos últimos días. Memes, dichos, canciones, parodias y videos inundan la internet y se viralizan rápidamente a través de las redes sociales. Justo de ahí viene el título de esta columna.
Hace varias semanas que no había podido escribir por estar saturada de trabajo, sin embargo, hoy si tuve que darme un tiempo para poder compartir con Usted, querido lector, lo que sin duda sentimos y pensamos la mayoría.
Mucho ha pasado desde entonces en este nuestro querido México: Chalchihuapan, Tlatlaya, Ayotzinapa, fosas y fosas clandestinas, la Casa Blanca….marchas, protestas, encarcelamientos, vandalismo.
Y un ingrediente en común: la ira de los ciudadanos acompañada, por momentos, de hastío, asco, descontento, cansancio, desesperanza y mucha preocupación.
Y no es para menos, el país está que arde. Estamos algo así como atrapados en medio de dos tipos de criminales. Unos abiertamente así presentados y otros bajo la apariencia de ser políticos y servidores del pueblo. Unos secuestrando, matando, robando, extorsionando y llenando nuestras calles y a nuestros niños y jóvenes de drogas. Y los otros….también.
La diferencia está en que a los segundos los dotamos, a través de nuestros impuestos y patrimonio como país (ahora ya incluido el petróleo, electricidad, minas, recursos naturales y agua) de millonarios recursos económicos para, entre otras miles de funciones, protegernos de los primeros. Pero no, pese al incremento impositivo aplicado por la Administración Peña, la impunidad, la inseguridad y la corrupción crecen y se reproducen.
Hace unos días en una charla con ciertos personajes cercanos al primer mandatario aseguraban que la masacre de Ayotzinapa y la filtración de la Casa Blanca eran parte de un “compló” orquestado con el fin de desestabilizar a su gobierno. Su argumento principal era que las manifestaciones de repudio estaban dirigidas contra Peña y no contra los criminales despiadados que asesinaron a los 43 muchachos.
Para agarrarlos a patadas. Los criminales son eso, criminales, y hacen lo que se espera de ellos. Los que no cumplen su función son los políticos y gobernantes. Y no conformes con ello, se sirven con la cuchara grande, roban a manos llenas y nos lo muestran cínicamente.
La aparición de la Señora Gaviota de Peña regañando a los mexicanos por vulnerar su “honorabilidad” y la de su familia y las declaraciones del Señor Gavioto y su General Secretario de la Defensa rechazando unánimemente la violencia, la crítica infundada y la desunión de los mexicanos (entendiendo esto último como que no estamos unidos con ellos) muestran claramente que no están entendiendo nuestro sentir.
Si ni en el discurso estamos en la misma sintonía, es evidente que mucho menos lo estarán en la acción.
Son ellos y solo ellos -esta clase política que no tiene nada de clase y si mucho de criminales-, los culpables por omisión, por complicidad, por incapacidad, por negligencia de haber generado el caldo de cultivo para que hoy grupos anarquistas, guerrilleros y demás transgresores de la ley aprovechen el luto de los mexicanos para montarse y hacer desmanes. ¿Hasta dónde llegarán? y ¿Qué tipo de Estado les responderá y cómo? Son al menos dos de las principales preguntas que nos hacemos varios.
Pero en tanto vemos como nuestro país, los palomos presidenciales y nosotros mismos “la prole” caemos juntos….nos leemos la próxima semana.
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