"No quiero ver un país mariguanero": Mondragón y
Kalb

Carlos Benavides| El Universal
El comisionado nacional contra las adicciones, Manuel
Mondragón y Kalb, asegura que legalizar la mariguana generaría diferendos
internacionales, impactaría en el campo mexicano y no terminaría con el
narcotráfico. En entrevista, muestra una férrea oposición a que México
despenalice el consumo. Legalizar la mariguana tendría serias implicaciones,
generaría problemas de salud, no se terminaría con la venta en clandestinidad,
podría generar diferendos internacionales, impactaría en el campo mexicano y no
acabaría con las organizaciones criminales, asegura el doctor Manuel Mondragón
y Kalb, quien fue nombrado por el presidente de la República como el encargado
nacional contra las adicciones.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Mondragón, ex comisionado
nacional de Seguridad, y quien fue secretario de Salud y de Seguridad Pública
en el Distrito Federal, analiza las consecuencias que considera traería la
legalización de la mariguana y habla también sobre la seria situación que vive
el país en materia de adicciones en drogas lícitas —como el alcohol y el
tabaco—, como ilícitas. Identifica un patrón muy pernicioso: la demanda va en
ascenso y la edad de inicio en el consumo decrece. Descarta violencia, pues, asegura, las organizaciones
criminales no se detendrán y continuarán con el tráfico y comercio ilegal de
otras drogas como las metanfetaminas, la cocaína, el crack y la heroína, así
como con sus negocios conexos. El nuevo titular de la Comisión Nacional Contra las
Adicciones (Conadic) explica que piensa convencer a gobernadores para que, al
igual que sucede en el DF, se instalen alcoholímetros a nivel nacional y se
incrementen las medidas para ganar espacios libres de humo de tabaco. Al mismo
tiempo planea articular políticas de educación, salud, justicia y de desarrollo
social para combatir las adicciones.
¿Si se disminuyera el consumo de drogas ilícitas en el país
esto ayudaría a generar una disminución de la violencia? ¿No habrá una relación
entre ambas cosas?
—Sin duda. La relación con la violencia está dada, aunque me
está señalando sólo la parte de las drogas ilícitas, esto va más allá. Quien
consume drogas tiene enorme proclividad al delito, porque cuando se consumen
drogas y se llega a una situación de adicción severa, el adicto necesita cubrir
el costo de adquisición de las drogas y muchas veces tiene que hacerlo por
medio de acciones delictivas. Los dealers (distribuidores) de las drogas, los
que las venden, muchas veces las regalan para captar clientes. Eso sucede mucho
por ejemplo con el crack, una variedad de la cocaína que produce una adicción
muy rápida, una necesidad de ella muy imperiosa y cuando no se consume, un alto
síndrome de abstinencia; es decir, cuando ya se instala la adicción, entonces
los vendedores tienen ya un cliente permanente, y ese muchas veces necesita
robar con violencia para tener dinero y adquirirla, esta es una de las razones.
El crecimiento del mercado mexicano de consumo ha generado
que los cárteles peleen de forma violenta por esta clientela, un consumo mayor
ha traído mayor violencia ¿no cree usted eso?
—Hace 20 años cuando estaba iniciando el trabajo contra la
demanda con el entonces procurador general de la República (Sergio) García
Ramírez, cuando no había Conadic, ni había acciones hacía ese sentido, mi
discurso ante la sociedad era: evitemos caer en un consumo, no lo tenemos,
tenemos un consumo acotado de mariguana, de cocaína, no había variantes de la
cocaína, no había drogas de diseño, pero ese discurso ya no es vigente. Ya no
solamente somos productores y vía de tránsito, somos consumidores y las
encuestas nos indican que cada vez más el consumo va aumentando y cada vez la
edad de inicio del consumo va bajando, y cada vez la paridad de género va
empatando a la mujer con el hombre, lo cual ratifica su comentario.
El comisionado expone que “en las partes donde el consumo se
da, los grandes cárteles que distribuyen las drogas se encuentran entre sí,
antes operaban muy regionalmente, ahora han emergido muchos cárteles, muchos
grupos relacionados con ellos, que se han peleado unos con otros, que se han
dividido y tenemos en consecuencia la violencia que estamos viviendo.
Alerta que “si tenemos la producción continua de mariguana,
una producción muy importante de amapola, y somos productores de drogas de
diseño —aquí en México se producen cantidades muy importantes de
metanfetaminas—, y tenemos una juventud que pude ser proclive al uso de ellas
porque están en el mercado, pues todo esto se conjuga para saber la amenaza que
suponen las adicciones”.
¿Cuáles le preocupan más, las drogas lícitas o las ilícitas?
—Las dos. El cigarro, me tocó y lo digo con gusto, imponer
el no uso del tabaco en lugares cerrados para proteger a los no fumadores, esto
afortunadamente está implantado en la ciudad de México. Lo mismo hicimos con el
alcoholímetro, que también tuvimos que luchar contra todos pues decían que
estaba atentando contra las garantías individuales, aunque yo nunca dije que no
se tomara, sino que simplemente no tomara el que maneje. Ahora eso permeó en la
sociedad, y 90% de la ciudadanía está a favor del alcoholímetro y lo aplaude.
Tabaco y alcohol son verdaderamente adictivos y producen enormes problemas
físico-síquicos y tienen enorme riesgos y son de alta peligrosidad cuando se
consumen en forma indiscriminada o cuando la gente cae en la adicción.
Expone que “lo mismo ocurre con las drogas de curso ilícito:
la mariguana está todavía en decir qué tan grave es su consumo; sin duda la
cocaína es altamente adictiva y peligrosa y principalmente cuando la convierten
en crack pues afecta gravemente el cerebro y genera una adicción muy rápida y
muy difícil de corregir; la heroína, por fortuna, no tenemos en México un gran
número de usuarios, hasta hoy no implica una seria contingencia; tenemos
producción de diversas variedades de metanfetaminas que sin tener una alta
capacidad adictiva sí producen serias alteraciones de conducta que crean
problemas de tipo social muy peligrosos; los inhalables de tipo industrial como
tíner, gasolinas, pegamentos dañan enormemente el sistema nervioso central y
particularmente el cerebro. Todas las sustancias adictivas producen daños
severos”.
“¿Por qué estoy en contra? Primero, porque soy médico y
estoy en contra de todo aquel elemento que pueda ser patológico para la salud,
y la mariguana no es virtuosa para la salud, no es como el alcohol, una
sustancia socialmente permisible, no estoy hablando de prohibirlo, yo lo
utilizo también eventualmente, tomo una copita de tequila, me puedo tomar un
‘whiskito’, no hay problema, me tomo una cerveza encantado de la vida, pero
procuro no tomarme 10 cervezas ni ocho tequilas, ni menos aceptar que lo haga
alguien que tenga una conducta antisocial o que verdaderamente continúe para
lesionar su propia salud y llegue a la adicción”.
Mondragón puntualiza que “la mariguana es una sustancia
adictiva que produce efectos secundarios indeseables, como médico estoy en
contra, pero además he analizado todo el ciclo que tendría que ver con la
legalización de la mariguana, yo quisiera que en el debate me digan que de
legalizarla, qué pasará con la siembra de la mariguana y si la vocación del
campo mexicano, frijol, sorgo maíz, se va trastocar o a cambiar porque es más
rentable la siembra de la mariguana. El maíz da una siembra al año y deja una
unidad, y la mariguana da dos o tres al año e inclusive es más noble pues
resiste la sequía, y cuesta el producto más que el maíz ¿Vamos a cambiar la
vocación de la tierra mexicana y la vamos a volver de mariguana? Que diga el
sector agrario qué piensa al respecto”.
Cuestiona: “¿Qué vamos a hacer en aspectos internacionales?
México legalizó y tenemos ahí toda una cantidad equis de mariguana para el
consumo de los mexicanos pero también para exportar seguramente. ¿Los países
van a permitir eso? ¿Está autorizado eso? ¿Se crean problemas de orden internacional
en el comercio? ¿La vamos a utilizar en México pero nada más para los
mexicanos? ¿Nos vamos a convertir en un país que tenga culturalmente la
apertura total para la mariguana? Yo no quiero que mis hijos y mis nietos
tengan esa apertura, no quiero que los hijos digan: papá me voy a la fiesta a
fumar mariguana, mejor no, mejor que tengan líneas de salud, yo no quiero un
país mariguanero.
“El 50% de la mariguana la consumen menores, por lo menos.
¿Qué se va a hacer con los menores que consuman mariguana, que ahora están
iniciando su consumo a los 10 o 12 años? Se va a establecer el mercado negro,
va a continuarse. Entonces las soluciones aparentemente son simples. Y con los
adultos: ¿cómo se vende? ¿Qué tanto? ¿Dónde se vende? Se han puesto a pensar en
la legalización cómo va a funcionar esto. ¿Se va a vender en tienditas? ¿Van a
vender un cigarro al día, cinco o 15? ¿Dónde se va a fumar, en todos lados, en
los restaurantes o en la calle, o habrá lugares especiales para concentrar al
que va a usarla? Yo quiero que las personas que hablan de la legalización me
digan lo que significaría la reglamentación y cómo la van aplicar”, señala el
comisionado.
“Hay otros que dicen que hay que legalizar la mariguana
porque sirve para resolver problemas médicos. Yo estoy por terminar la revisión
de 400 artículos médicos en dónde se demuestra que no es mejor la mariguana,
para aquellos escasos casos que se justifica su uso, como la esclerosis
múltiple o las alternaciones secundarias al uso de medicamentos contra el cáncer,
que otros productos de curso médico ya conocidos. Pero, esta sería
justificación, si acaso, para que la mariguana fuera utilizada en una
prescripción, lo cual no habla de la generalización de la legalización de la
mariguana”.
“Pero vamos al extremo: se legalizó la mariguana. Pues yo la
paso a las sustancias legales y la voy a combatir igual que trabajaré para el
tabaco y el alcohol, porque es una sustancia adictiva y tendré la obligación de
prevenirla exactamente igual. Yo voy contra la demanda y la adicción”,
enfatiza.
El argumento central de intelectuales, políticos, incluso ex
presidentes, que apoyan la despenalización es que se acabará con la violencia,
y golpeará a las organizaciones criminales
—Usted cree que se va a acabar una organización criminal por
no manejar la mariguana ¿Y qué pasa con las drogas de diseño, con la cocaína,
con la siembra de amapola, que somos los primeros o segundos productores en el
mundo, se van a acabar? Por favor. Y ¿Qué pasa con esos grupos violentos que
también están dedicados a otro tipo de delitos? Que me disculpen, pero eso no
resuelve el problema.
Otro argumento de quienes apoyan la despenalización es que
es un tema de salud que se puede combatir sin la violencia que genera la
represión ¿usted qué cree?
—Cuando la adicción se desborda, y no sólo me refiero a la
mariguana, implica gastos enormes que impactan al gobierno, a las familias, en
la salud.
¿Se considera usted un conservador en estos temas?
—No, no soy un conservador. Soy una persona que vive en la
actualidad. Estoy hablando de situaciones totalmente objetivas y de datos
totalmente verídicos que están sobre la mesa.
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