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‘No me di cuenta de cómo maté al vecino’

‘No me di cuenta de cómo maté al vecino’


Saltillo, Coah.- Un día ya no soportó más a los vecinos que constantemente molestaban a su familia y al calor de las copas asesinó a uno de ellos de una certera cuchillada en la yugular. Después de 10 años de constantes conflictos con sus vecinos de la casa contigua en la colonia Benito Juárez y de interponer demandas que nunca fueron atendidas, se llegó el fatal día en que la vida de Flaudio Sánchez Escobedo cambió para siempre. Cometer el homicidio por el que purgará una condena de 30 años lo hizo sentir al principio como si hubiese abandonado a su familia, pues sus cinco hijas y su esposa tuvieron que seguir su vida mientras él estaba tras las rejas. Por el grado de embriaguez que presentaba, ni siquiera recuerda cómo fue que sacó el cuchillo con el que asesinó a su vecino, pero asegura que se arrepiente de ese incidente por el que lleva 15 años recluido. “Esa vez andaba tomado yo y andaba tomado él, empezó a molestarme, ya era noche, como las 11, no supe ni cómo lo maté porque andaba tomado”, relata. Flaudio es un hombre de la tercera edad, tiene 71 años, pero adentro del Cereso varonil ha tenido la oportunidad de estudiar y trabajar. También se mostró dispuesto a reflexionar sobre su adicción al alcohol, pues cuando estaba libre el dinero que ganaba lo destinaba a la tomada, aunque nada quedara para su familia. A su llegada al reclusorio ahí se vendían bebidas, asegura, pero así como él cometió un crimen a causa del alcohol, estaba decidido a vencerlo e ingresó a un grupo de Alcohólicos Anónimos. “Me sentí mal ya cuando se me cortó, que estaba aquí y como los meros hombres empecé a llorar porque me acordaba de mi familia y qué iban a hacer”. Su primera actividad en el Penal fue en “la obra”, una ampliación que se hizo en las celdas, trabajo por el que le pagaban 250 pesos a la semana. Luego colaboró en una ixtlera donde también cobraba poco. Después durante 12 años se dedicó a realizar labores de limpieza en el Penal hasta que hubo cambio de administración y se presentó la oportunidad de una nueva actividad. Por 800 kilos de cartón que logró juntar le pagaron 350 pesos, luego ganó el primer premio de una rifa y con ese dinero compró una pequeña canasta con dulces y café. Ese fue el negocio que emprendió con sus compañeros y con ese ingreso ayudaba a su familia. Luego llegó el tiempo en que los miembros de la delincuencia organizada empezaron a ingresar al Penal y acabaron con su vendimia, pues querían el dinero para ellos, pero sólo fue temporal ya que después los trasladaron a otros penales y él pudo seguir con la venta del café, porque los dulces se prohibieron. “Gracias a Dios me ha ido bien, yo les digo a los compañeros que hay que entender que ya cometimos el delito y ahora hay que buscar la manera de ser mejores”, afirma. En su decisión de cambiar y dejar el vicio del alcohol, después del homicidio cometido, don Flaudio se empeñó en estudiar y cursó la primaria y la secundaria. También ha tomado cursos de reparación de aparatos domésticos y de electricidad, oficio que no fue difícil aprender. A raíz de lo que sucedió, Flaudio prefiere ser reservado con sus compañeros. Asegura que convivir no es lo suyo, aunque tiene un trato cordial con todos pues ahora prefiere evitar enfrentamientos.
Zócalo.

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