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Muestra RMV su miedo a las protestas ciudadanas







De las tres marchas que en Puebla se han hecho por la desaparición forzada de 43 normalistas de Ayotzinapa, la de este jueves fue la más numerosa, ya que algunas estimaciones indican que hubo más de 12 mil asistentes, lo cual la convierta en la movilización estudiantil y voluntaria más grande de las últimas décadas. Sin embargo, para el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas apenas llegaron alrededor de mil 500 personas. Ese mal cálculo del Poder Ejecutivo exhibe su miedo a la acción de la ciudadanía que no tiene militancia partidista.
El gobernador Rafael Moreno Valle Rosas tiene motivos suficientes para temer y buscar descalificar este tipo de movilizaciones, ya que tan solo en la marcha de ayer había la presencia de estudiantes y académicos de 11 universidades de la capital, entre ellas las tres públicas más importantes –que incluye a la UAP–, así como los centros de estudios privados más grandes del estado, como son la UPAEP, la Ibero y la UDLA, entre otras.
Una segunda razón es que la protesta es motivada por el agravio que ha significado la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y el malestar general que causan la violencia, la corrupción y los abusos de la clase política. Y un factor más es que el grueso de los asistentes aprovechan la ocasión de estas marchas para expresar el descontento, la decepción, la rabia, los agravios, los temores y la indignación que provoca el autoritarismo de Rafael Moreno Valle.
Dejando a un lado aspectos cuantitativos, para los manifestantes la muerte del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo en manos de policías estatales y los múltiples encarcelamientos de opositores al gobierno del estado le dan al mandatario poblano el mismo grado de barbarie que los políticos que provocaron la tragedia de Ayotzinapa o de Tlataya, en el estado de México.
Ese creciente malestar tiene preocupado al morenovallismo porque le significa la pérdida del llamado “voto verde” de la capital, que es formado por ciudadanos que en su mayoría no tienen militancia partidista, que se sienten agraviados por la corrupción, la falta de crecimiento económico y son críticos de los poderes fácticos.
Muchos de estos ciudadanos son los que en 2010 votaron contra el PRI y a favor de un cambio –que nunca llegó– que estaba representado en la figura de Moreno Valle Rosas.
Esos ciudadanos que salieron a marchar, en su mayoría jóvenes universitarios, pueden tener importantes diferencias ideológicas. Pero en general, todos se sienten unidos por ser víctimas de un sistema corrupto, autoritario y podridos, del que forma parte el gobernador de Puebla, luego de que perdiera el bono democrático que lo llevó al poder.
Desde el miércoles en la noche una feroz campaña en redes sociales se desató en Puebla, por medio de la cual se advertía que habría violencia en la marcha de este jueves.
Se decía que muchas familias que viven cerca de Ciudad Universitaria, de la avenida Juárez o de las instalaciones de Televisa y Televisión Azteca, así como del Centro Histórico, se habían ido a dormir a otros lugares ante el miedo de que se viviera una jornada violenta.
Queda claro que nunca hubo ese comportamiento de la población y que todo fue un invento para buscar aminorar la presencia de los ciudadanos en la movilización.
Y es que en Casa Puebla se prenden los “focos rojos” cada vez que un grupo de estudiantes, amas de casa o campesinos salen a ejercer su derecho de protesta y de libertad de expresión. La Jornada de oriente Publicado por Fermín Alejandro García


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