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Diputados priistas sin una línea clara para definir su relación con RMV

Diputados priistas sin una línea clara para definir su relación con RMV






Por Fermín Alejandro García

Si alguien anda confundido con lo que pasa en Puebla son los diputados federales del PRI, ya que desde que estalló el conflicto desatado por la represión contra el pueblo de San Bernardino Chalchihuapan y la muerte del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, por lo menos han recibido cuatro señale diferentes y encontradas acerca de la relación que deben guardar con el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas y la manera de abordar dicha coyuntura. Por eso la mayoría prefiere mantener una sana distancia de dicho asunto.

En los días posteriores a los hechos violentos del 9 de julio, en donde la Policía Estatal entró aplastar una marcha pacífica de pobladores de Chalchihuapan, los legisladores priistas resintieron las críticas porque el PRI no asumía su papel de oposición y salía a enfrentar el autoritarismos de Moreno Valle Rosas. Por eso varios diputados priistas decidieron ponerse del lado de las víctimas de la represión oficial.

Dicho espíritu crítico contra el gobernador de Puebla duró poco tiempo, ya que el coordinador de los diputados federales priistas, Manlio Fabio Beltrones, pidió a los legisladores poblanos no asumir una actitud beligerante contra Moreno Valle, al indicar que había órdenes desde Los Pinos de mantener una relación de civilidad con los mandatarios que no militan en el PRI.

La intervención de Manlio Fabio Beltrones se dio luego de que Moreno Valle acudió a San Lázaro a cabildear ayuda de legisladores federales para enfrentar el escándalo de Chalchihuapan.

Una segunda señal, en sentido contrario a la anterior, se produjo cuando desde la Secretaría de Gobernación federal se dio luz verde para los senadores del PRI emitieran un punto de acuerdo en el que acusaban que el niño Tehuatlie Tamayo había muerto por “la política criminal” del gobierno morenovallista, y posteriormente los diputados del mismo partido permitieran crear una comisión especial para investigar las violaciones a los derechos humanos cometidas en San Bernardino Chalchihuapan.

Cuando parecía que “la línea” era que el PRI desenvainaría la espada de la oposición contra el gobierno morenovallista, surgieron mensajes desde el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del tricolor de que se templaran los ánimos y que no podía haber una confrontación con el gobernador de Puebla, hasta que se acabaran de aprobar las leyes secundarias de la reforma energética.

Esa situación creó mucha confusión y provocó una reunión entre diputados federales con César Camacho Quirós e Ivonne Ortega Pacheco, quienes son el presidente y la secretaria general del PRI, respectivamente, para discutir y aclarar la posición del partido en el caso de San Bernardino Chalchihuapan.

Se dice que las palabras de Camacho y Ortega habrían sido de que no había ningún acuerdo de protección hacia el gobernador de Puebla y que el PRI tenía que asumirse como una verdadera oposición.

Lejos de que esas aseveraciones alentaran a los presentes, lo único que provocó fue una ola de reclamos contra los dirigentes partidistas, a quienes les recordaron que el año pasado, durante el proceso electoral local, se ofreció que habría todo tipo de ayudas del CEN priista hacia los candidatos del PRI en el estado, y al final no llegó nada, lo cual generó la peor derrota sufrida por el tricolor en la entidad.

Se llegó al extremo de que un diputado reclamó que pedían que ya no los usaran como “perros de pueblo”, lo cual consiste en que cuando los dueños están enojados sueltan a sus perros para que muerdan a la gente, pero cuando están de fiesta o contentos, amarran a los canes.

Y que parecía que el PRI en ocasiones usa a los diputados en contra del gobernador cuando hay molestias hacia el mandatario, pero cuando existe conciliación con él, entonces le piden cordura a los legisladores.

Al final, los priistas poblanos no encontraron una definición firme de cómo debe ser su actuar con Moreno Valle.

Hace unos días el presidente Enrique Peña Nieto comió con los diputados federales del PRI y les indicó que una vez aprobadas las reformas estructurales todo va a cambiar, y eso incluye que el partido asuma su papel opositor en los estados donde no gobierna.

En resumen, los priistas siguen en medio de un torbellino de confusiones políticas.

Muchos de los legisladores del tricolor no saben cómo actuar, si son miembros del partido en el poder o de una fuerza política de oposición.

Dicho de otra manera están en el limbo de las indefiniciones.

Por eso mejor la mayoría de los legisladores federales del tricolor juega a que desde la Ciudad de México no se enteran de lo que pasa en Puebla.

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