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Dejan sin cohetones a RMV

Dejan sin cohetones a RMV





Por Enrique Núñez

En su declaración, el ombudsman Raúl Plascencia reconoce que no existen rastros de quemaduras en las lesiones graves de mandíbula, ojo, cabeza y cuello de los manifestantes de Chalchihuapan, por lo que debe descartarse que hayan sido provocadas por un cohetón.


Si a esta declaración agregamos una anterior, en donde se reconoce la similitud en la circunferencia de las mismas lesiones, tenemos una misma línea de investigación que nos lleva a las lanzaderas de proyectiles con punta de goma, utilizadas por la policía estatal en este enfrentamiento.


La insostenible versión oficial del famoso cohetón, presentada por el procurador Carrancá ante medios nacionales y locales, cada vez entierra más la imagen de su jefe, el gobernador, quien después de un mes de la represión en Chalchihuapan se aferra a la increíble versión y mantiene en el cargo a los funcionarios de Seguridad Pública encargados directos del violento desalojo.


Es evidente que el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos está acorralado y que difícilmente podrá abrirle una puerta de escape al gobernador poblano, quién cometió el grave error de sostener una mentira sin mayores argumentos que culpar a los manifestantes, de haberse provocado ellos mismos las lesiones y hasta la muerte del niño José Luis.





Los errores de cálculo


Acostumbrado a controlarlo todo, al iniciar el conflicto, el Señor de los Cerros pensó que podía manipular la versión y que, por absurda que pareciera, terminaría siendo aceptada por los poblanos, por el simple hecho de ser él quien lo decía.





Primer error


Compren a la mamá, díganle que le dan una casa y un buen billete y seguro la agarra y se calla.


Resultado. Eso lo pensó alguien que no ha tenido hijos y que no piensa tenerlos, por lo que no tiene idea de lo que representa el dolor de perder lo más querido.





Segundo error


A los medios los manejo yo. A los de Puebla los tengo comprados y los rebeldes no me hacen nada, porque si pude ganar sin ellos, puedo gobernar sin ellos. Y los nacionales, tengo pagada a Televisa, Azteca y a los más importantes. No pasa nada.


Resultado. Para su mala fortuna, los rebeldes no éramos tan inofensivos como pensó, y los nacionales —salvo las televisoras— tienen un concepto muy distinto de los convenios publicitarios; pero sobre todo, no contó con las redes sociales.





Tercer error


Mi equipo sabe cómo enfrentar una crisis. Con Alcudia, Marcelo, Maldonado, Carrancá y Crisanto controlamos este escandalito. Carrancá arma la historia; Alcudia y Marcelo la controlan en el Distrito Federal y Maldonado y Crisanto en Puebla. Asunto arreglado.


Resultado. El escandalito se convirtió en una grave crisis y de los cinco estrategas no se hizo uno. Lo que para un despacho especializado en control de crisis hubiese sido motivo de un estudio serio y profesional para determinar los daños y establecer una estrategia, a los muchachos morenovallistas la teoría del cohetón terminó estallándoles en las manos, con heridas mortales para su jefe político.





El cuarto y más grave error


Por supuesto, a estos tres errores de cálculo se suma el más importante de todos.


Si acepto el uso de las balas de goma en el operativo, se esfuma mi sueño presidencial.


Resultado. Nunca se dio cuenta de que desde ese primer instante en que José Luis resultó mortalmente herido, también de muerte fueron sus lesiones políticas.


El Señor de las Balas no quiso entender que ya no estaba en juego la Presidencia de la República, sino su estabilidad como gobernador.


Hoy la sociedad exige su renuncia, a la vez que la CNDH prepara la primera de las sentencias.


Y lo peor está por venir.

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