Mario Rincón les pide perdón a los dueños de verificentros clausurados
Por Fermín Alejandro García
Para sorpresa de propios y extraños, Mario Rincón, el titular de la Secretaría de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorial (SDRSOT), reunió al grueso de los dueños de verificentros clausurados en el estado para que, en un tono de aflicción, les pidiera perdón, mucha comprensión y les ofreciera su arrepentimiento por haberlos despojado de las concesiones del servicio que prestaban.
Los testigos de ese hecho no daban crédito de las palabras de Rincón, quien los reunió este jueves en punto de las 9 de la mañana en sus oficinas de la SDRSOT, luego de que en los últimos tres meses en ese mismo lugar les negaran citas con el funcionario, quien nunca les quiso dar la cara para explicarles las causas por las cuales les cerraron de manera definitiva sus verificentros, sin darles el derecho de audiencia o posibilidades de defenderse.
La convocatoria al encuentro se dio en la noche del miércoles. Incluso algunos de los ex concesionarios recibieron llamados telefónicos entre la 1 y las 2 de la madrugada del jueves para recibir la invitación, en la cual les indicaban que Mario Rincón los quería ver con carácter de urgente.
A la cita acudieron casi 70 de los ex concesionarios, es decir casi todos, si toma en cuenta que había 85 centros de verificación vehicular en el estado y 19 son de José Cabalán Macari, el titular de la Secretaría de Infraestructura, quien obviamente no se iba a exhibir ni a escuchar las falsas promesas del titular de la SDRSOT.
Sin que les dijeran cuál era la dinámica de la conversación con el funcionario, a los ex verificadores los pasaron a un salón de la sede central de la SDRSOT, en donde se apareció Mario Rincón y sin ningún preámbulo, les dijo que les pedía perdón, disculpas, por la forma en que habían sido tratados por el gobierno del estado, pero que estaba dispuesto a que se enmendara esa situación.
Les ofreció a los concesionarios que se van a quitar los sellos de clausura que se colocaron en los 85 verificentros del estado, para que de esa manera puedan disponer de sus pertenencias que se quedaron dentro de los locales.
Y luego les dijo que era mentira que estuvieran siendo obligados a abandonar la actividad de la verificación vehicular.
Sin nunca explicar nada, les aseveró que se les dejará participar en el concurso público que, en este mes, decidirá quiénes serán los nuevos concesionarios.
Para ello, les dijo, era necesario concluir los procesos administrativos iniciados y por eso les pedía que firmaran las notificaciones de clausura de sus negocios. Una vez que lo hicieran, entonces ya podrían entrar a los locales y participar en la licitación.
Hasta esta parte de su intervención, Rincón utilizaba expresiones en su rostro queriendo mostrar que estaba dolido, afligido, triste, por la manera en que habían tratado a los ex concesionarios.
Eso rostro de aflicción se le terminó a Rincón cuando un concesionario, sin mostrar la más mínima expresión de agradecimiento, de conmoverse, de compartir los sentimientos expresados por el funcionario, quien es un tránsfuga del PRI, le dijo con claridad y contundencia:
¡”No te creemos nada, no nos quieras ver la cara de tontos!”
Entonces Rincón se dio cuenta que al igual que ese concesionario, los demás asistentes a la reunión tenían expresiones de enojo, de ira, de burla, de rencor, de desprecio, pues todos se habían dado cuenta del teatro, de las mentiras y los dislates del secretario de la SDRSOT.
Con la misma vehemencia, el concesionario que tomó la palabra le dijo a Rincón que dejara de hablar con mentiras, pues ya se agotaron los plazos y la convocatoria de la licitación no les permite participar a los ex concesionarios.
Y agregó que todo lo hacía para intentar reparar los malos procedimientos administrativos que se hicieron para clausurar los verificentros.
Ante esos reclamos, Rincón se quedó sin saliva, se quedó callado, apretó los puños y resistió los reclamos.
Era evidente que su reunión era una trampa; lo que quería Rincón era conseguir que los ex concesionarios firmaran las notificaciones de clausura para que éstos no acudan a los tribunales federales a demostrar que se violaron sus derechos ,porque no se les dio la audiencia para defenderse frente a los cierres.
Hay ocho juicios de amparo y la reunión de este jueves expone que Rincón tiene miedo de perder esos litigios. Al final no logró su cometido. Quedó exhibido que no solo es un mal servidor público, sino que como actor melodramático se muere de hambre.
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