EL DIA DE LA MUJER A 100 AÑOS
Por Martín Vera
Doctor en gobierno y administración pública
Universidad Complutense de Madrid
Este 8 de marzo sumaron 100 años los que se han dedicado a celebrar una fecha que surgió de las actividades de los movimientos obreros a finales del siglo XX en América del Norte y Europa. Poco a poco, el Día Internacional de la Mujer ha adquirido una dimensión global y como un referente para evaluar cada año los avances y las insuficiencias y retos pendientes, a efecto de transformar las percepciones culturales, sociales, económicas y políticas que hacen que lo que la naturaleza crea por igual, el ser humano segregue y diferencie para mal de lo que debe ser el fundamento de una sociedad
El creciente movimiento internacional de las mujeres, fortalecido por cuatro conferencias mundiales de las Naciones Unidas sobre la mujer, ha ayudado a que la reflexión mundial ofrezca la oportunidad de incrementar el apoyo a los derechos y su participación en las diversas esferas sociales. El diagnóstico de este año es crudo y la Organización de las Naciones Unidas, reconoce serios desafíos para alcanzar la igualdad. A un año de la fecha para dar cumplimiento a los Objetivos del Milenio, lo cierto y preocupante es que el 40 por ciento de los trabajos remunerados en sectores no agrícolas están ocupados por mujeres, pero su ingreso al mercado sigue siendo desigual frente a los hombres, incluso teniendo en cuenta su educación, experiencia y habilidades.
La condición salariales en empleos iguales puede ser hasta de dos o tres a uno en contra de las mujeres y ello afecta incluso el salario medio entre los trabajadores hombres, al utilizarse a las mujeres como mecanismo de negociación salarial.
Según el informe de avances 2013 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en México, en educación avanzó la cobertura pero está pendiente mejorar la calidad con enfoque de género e interculturalidad, así como ampliar las oportunidades educativas para las niñas del sector rural.
En materia de empleo sigue en deuda incrementar la participación de la mujer, porque todavía es mayor la proporción que trabaja por cuenta propia en comparación con los hombres y la tasa de participación económica muestra un marcado desequilibrio.
El mejoramiento a la atención materna presenta amplio rezago y todavía es elevada la tasa de muertes por condiciones de embarazo, parto o puerperio. Mientras una mujer muera por condiciones evitables, los cimientos de la sociedad pierden sentido humano y transgreden los fundamentos esenciales de los derechos humanos.
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