Emmanuel Gentile
El ídolo argentino sigue siendo recordado no solo por su talento futbolístico, sino por su compromiso con las causas que lo conmovían y su voz rebelde frente al poder.
El futbolista argentino Diego Armando Maradona (1960 - 2020) durante un partido de la Copa Mundial de la FIFA de 1986, México, junio de 1986.
Bongarts / Gettyimages.ru
Diego Armando Maradona fue mucho más que un jugador de fútbol. Fue un símbolo de resistencia, de orgullo latinoamericano y de compromiso con los sectores más postergados.
A lo largo de su vida, el 'Diez' se pronunció —sin cálculo ni filtros— en defensa de los humildes, de la soberanía de los pueblos y contra las injusticias del poder político, futbolístico y económico mundial.
Nacido en 1960 en Villa Fiorito, un barrio pobre del gran Buenos Aires, 'Pelusa' nunca olvidó sus orígenes y, tal vez por eso, siempre se vio atravesado por la política y por el padecimiento de los sectores marginados de la sociedad, en su país, y en el mundo. Fue también controvertido, por sus modos, su irreverencia y sus contradicciones.
A cinco años de su muerte, el 25 de noviembre de 2020, se lo recuerda no solo por sus exquisitas maniobras en el campo de juego.
Y sugirió que si tanto le preocupaban los pobres, podían vender los techos.
La anécdota más recordada de esa visita ocurrió cuando Juan Pablo II le entregó un rosario "especial". Maradona rechazó la idea: "No tiene nada de especial, es igual a todos", dijo.
Y cuando el papa le respondió que estaba bendecido, preguntó: "¿Y entonces los demás no están bendecidos?". Fue un gesto típico de su estilo frontal frente a cualquier autoridad.
El Papa Francisco se reúne con Diego Maradona en septiembre de 2014 en Roma, Italia.
Pier Marco Tacca / Gettyimages.ru
Años después, su vínculo con la Iglesia dio un giro con la llegada del papa Francisco. Maradona afirmó que el pontífice argentino lo hizo reconciliarse con la fe y se declaró "su primer hincha". En 2015 volvió al Vaticano para sumarse a iniciativas contra el hambre infantil y destacó el compromiso social de Francisco:
"Nos pusimos de acuerdo con todo", dijo tras una reunión donde coincidieron en pedir más acción global para los chicos que no comen en muchas partes del mundo
Con los jubilados
Corrían los años 90 y el neoliberalismo en Argentina estaba en pleno fulgor. De la mano del presidente Carlos Menem, las políticas de ajuste, privatizaciones, apertura de las importaciones y achicamiento del Estado contaban con el respaldo de buena parte de la sociedad, luego de haber padecido una hiperinflación. Allí reapareció la figura del máximo ídolo futbolístico de los argentinos.
"Yo defiendo a los jubilados. ¿Cómo no los voy a defender? Si nosotros tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados. A muerte estoy con los jubilados, porque lo que les están haciendo es una vergüenza", dijo el exfutbolista del Nápoli a la prensa en 1992, en una frase que hoy los fanáticos llevan como bandera.
Por la Educación
Maradona expresó en varias ocasiones su respaldo a la educación pública y gratuita. Su apoyo más recordado se remonta a los años 90, cuando intervino públicamente en defensa del sistema universitario, en un contexto de fuerte tensión por los recortes presupuestarios.
Según recordó Página 12, Maradona dio una señal contundente en 1995, cuando visitó la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, en plena disputa por los recursos que el gobierno de Menem pretendía reducir. Aquel 29 de noviembre se acercó a la universidad para respaldar a la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) en su protesta contra el ahogo financiero que amenazaba el funcionamiento de las instituciones públicas.
Su presencia —vestido con una camisa de colores y un prendedor a favor de la 'educación pública'— tuvo un impacto simbólico enorme. Maradona alentó a estudiantes y docentes a defender la gratuidad y la federalización del conocimiento en un momento de fuerte presión sobre el sistema universitario. Ese gesto, ampliamente cubierto por los medios de la época, consolidó su imagen como figura popular comprometida con las causas sociales.
Contra la FIFA
Maradona mantuvo durante décadas una confrontación abierta con la FIFA, a la que acusaba de estar dominada por "mafiosos", "ladrones" e "ignorantes". Su blanco principal fue el presidente Joseph Blatter, a quien señalaba como responsable de una "anarquía total" dentro del organismo y de haber "hecho mucho daño al fútbol"
Desde sus declaraciones públicas hasta sus intentos de influir en la sucesión dentro del ente rector, Diego convirtió su crítica a Blatter en una cruzada personal, denunciando un sistema que —según él— premiaba la corrupción y castigaba la transparencia.
Su disputa con la dirigencia del fútbol mundial venía de lejos. Ya en los años del dirigente Joao Havelange,
Maradona cuestionaba decisiones como la programación de partidos en el mediodía mexicano durante el Mundial de 1986, bajo temperaturas extremas. Para reforzar esa pelea, impulsó un sindicato de futbolistas y rechazó los intentos del brasileño de suavizar el vínculo, devolviendo con dureza los gestos paternalistas del expresidente de la FIFA.
La relación quedó marcada por ataques cruzados, con Maradona insistiendo en que Havelange "no podía hablar de fútbol" porque jugaba waterpolo y que sus orígenes hacían imposible cualquier acercamiento.
Incluso cuando Blatter cayó por el 'FIFA gate' y llegó Gianni Infantino, la relación volvió a tensarse. Aunque al principio el ítalo-suizo lo incorporó como colaborador, Maradona terminó denunciando que la llamada "nueva FIFA" no había cambiado nada en su funcionamiento.
"Hay falta de respeto total", le escribió en una carta, anticipando que volvería a expresar públicamente sus críticas. Para Maradona, la estructura del organismo seguía reproduciendo los mismos vicios que él llevaba años alertando, sin importar quién estuviera al mando.
Diego Armando Maradona con el presidente venezolano Hugo Chávez y su homólogo boliviano Evo Morales en San Cristóbal, Venezuela, el 26 de junio de 2007.
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Su lado 'latinoamericanista'
Diego Maradona estrechó sus vínculos con la izquierda latinoamericana, a partir de su relación con el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
La postura de Maradona coincidió con la fractura geopolítica de la IV Cumbre de las Américas: el ALCA quedó bloqueado por la alianza entre los presidentes Néstor Kirchner, Luiz Inácio Lula da Silva, Tabaré Vázquez, Nicanor Duarte Frutos y Chávez, mientras que México, Canadá y EE.UU. defendían su implementación.
La participación de Maradona en la contracumbre reforzó su acercamiento a ese bloque sudamericano y abrió el camino para su relación posterior con Evo Morales —quien viajó en el mismo tren rumbo a Mar del Plata— y con el kirchnerismo. Desde ese momento, el 'Diez' consolidó un vínculo político y simbólico con los liderazgos que se oponían al proyecto estadounidense para la región.
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