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CUITLATLÁN:POR FERMÍN ALEJANDRO GARCÍA

CA MORENA CON EL GOBERNADOR INTERINO, AYUDARÁ A RMV A GANAR ELECCIÓN EXTRAORDINARIA

La tentación que existe de varios miembros de la cúpula de Morena de convertirse en el gobernador interno de Puebla –en caso de que se anule la elección de 1 de julio– podría acabar provocando una situación en la cual, en lugar de ser una ventaja tener el control del Poder Ejecutivo, se le genere una importante fortaleza al morenovallismo para competir por la gubernatura y una fuerte debilidad del Partido Movimiento de Regeneración Nacional.

Morena tiene en sus manos decidir quien sería el gobernador interino y se han mencionado algunos aspirantes a ese cargo, encabezados por el jurista Guillermo Pacheco Pulido, que son prospectos por garantizar imparcialidad o, por lo menos, no estar sometidos a los intereses del morenovallismo, que en los últimos cinco procesos electorales convirtió al Poder Ejecutivo en una maquinaría electoral a su favor.

Pero al mismo tiempo hay la tentación del presidente estatal de Morena y líder de la fracción legislativa de esta fuerza política, Gabriel Biestro Medinilla, de ser la propuesta de su bancada para convertirse en el mandatario interino y dar un vuelco de 180 grados a su carrera política.


También se sabe que es una posibilidad que acarician José Juan Espinosa Torres, presidente de la mesa directiva del Congreso local, así como los legisladores Héctor Alonso Granados y Emilio Maurer, junto con la senadora Nancy de la Sierra.

Algunos de ellos andan intentando sumar apoyos, asegurando que tienen el aval de Yeidckol Polevnsky, presidente nacional del Morena, o que Andrés Manuel López Obrador ya les hizo un guiño a su favor.

No hay ningun impedimento legal o ético para evitar que el gobernador interino sea un miembro de Morena, pues es la fuerza política que tiene la mayoría simple en el Congreso local y solo necesita de unos votos más para tener la mayoría calificada.

El problema de fondo es que un integrante de la cúpula de Morena instalado en la cabeza del Poder Ejecutivo podría ser un desastre electoral para este instituto político.

Morenovallismo podría convertirse en oposición
El principal lastre que en la anterior campaña electoral pesó sobre Martha Érika Alonso Hidalgo, la candidata del PAN a la gubernatura, fue la estela de agravios que dejó el gobierno de su marido Rafael Moreno Valle Rosas, y aunque su principal estrategia fue prometer revertir el modelo autoritario de que su cónyuge instaló en el Poder Ejecutivo, no fue suficiente para recuperar el voto de los sectores más críticos e informados del electorado, que en 2010 fueron fundamentales para lograr que el albiazul le arrebatara la gubernatura al PRI.

Y por otro lado, la principal fortaleza competitiva que ha tenido Morena es exhibir, denunciar y prometer combatir todos los abusos, actos ilegales y frivolidades que dominaron la administración morenovallista y que sufrió en carne propia el grueso de la población.

Todo ese esquema podría cambiar radicalmente en muy poco tiempo si se acaba imponiendo la ambición de los líderes de Morena de controlar el gobierno del estado para el periodo de 5 o 6 meses que duraría el interinato que abarcaría el periodo en que se vuelve a organizar y realizar la votaciones que definirán quién ocupa el máximo cargo político en el estado.

Me explico: si el próximo 15 de diciembre la gubernatura interina queda en manos de alguno de los diputados locales de Morena, en el presidente del partido o algún senador morenista, le tocará de inmediato enfrentar problemas muy sentidos por la población como es la incontenible ola de delitos que azota al estado, la corrupción que domina en los cuerpos policiacos, la ineficacia de la Fiscalía General del Estado, la obsolescencia del Poder Judicial, el deterioro de los servicios públicos en todos los rincones de la entidad, los conflictos municipales y la falta de ingresos económicos suficientes en la mayoría de los hogares.

Es decir, quien sea que ocupe la gubernatura interina va a enfrentar en muy poco tiempo el desgaste que implica que la población no siente que desde el Poder Ejecutivo emanan soluciones a los problemas fundamentales de la entidad.

Sin contar que los morenovallistas son especialistas en provocar escándalos mediáticos, en alentar a grupo de presión para generar conflictos y pueden influir en organizaciones delictivas para que agudicen su presencia violenta en territorio poblano.

En ese sentido, para cuando inicien las campañas electorales ya habrán pasado entre dos o tres meses en que esté instalado el nuevo gobierno, que tendría el claro sello de Morena, y ya enfrentaría un importante desgaste de imagen, que seguramente sería aprovechado al máximo por el morenovallismo.

Dicho escenario le daría materia a Martha Érika Alonso Hidalgo –en caso de que repita como candidata– para tener un discurso de ataque, de cuestionamiento, de enfrentamiento, de contraste contra el gobierno interino y contra Morena, pues sería a la fuerza política que se le daría la autoría de los problemas existentes, aunque en la realidad no sea su responsabilidad las omisiones, abusos y descuidos que se cometieron en los últimos 8 años en la atención de las necesidades de la población.

En ese esquema, el morenovallismo con mucha facilidad podría saltar de ser la fuerza política oficial a convertirse, en el plano mediático, a ser una fuerza política opositora al gobierno interino de Morena encabezado por un distinguido integrante morenista.

Visto de otra manera, se la daría a los morenovallistas material para hacer campaña, para atacar a sus contrincantes y esconder sus pecados del pasado.

Y el discurso crítico, de denuncia, es el que gana más adeptos en el electorado.

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