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PALOMA GUILLÉN LLEGA A PUEBLA PARA CUIDAR LA BUENA RELACIÓN ENTRE EL PRI Y RM


CUITLATLÁN..POR FERMÍN ALEJANDRO GARCÍA.
Antes de que concluya la segunda semana de noviembre, llegará a Puebla la nueva delegada del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, Mercedes del Carmen Guillén Vicente, quien ya tiene una larga experiencia como operadora electoral en el estado. Su arribo a este cargo no es accidental, sino tiene el propósito de apagar todos los intentos de rebelión contra la dirigencia priista por el malestar que causa –entre militantes y lideres del tricolor– la estrecha relación que tiene el Partido Revolucionario Institucional con el ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.

Es una encomienda que le ha encargado directamente Claudia Ruiz Massieu, quien antes de ser presidenta nacional del PRI fue la secretaria general del partido, y desde esa posición, se dio a la tarea de garantizar que el tricolor en Puebla, en el actual proceso electoral, se mantuviera como una fuerza política aliada de facto con el morenovallismo.

La decisión de elegir a Guillén Vicente, quien es de origen tamaulipeco, hermana del subcomandante Marcos y es también conocida como Paloma Guillén, se debe a que esta mujer mantiene una buena relación con Rafael Moreno Valle Rosas desde que el último fue diputado federal –todavía del PRI– y ambos coincidieron en actividades políticas en la Ciudad de México.


Paloma Guillén por primera vez llegó a Puebla en el sexenio de Manuel Bartlett Díaz –hace más de 24 años–, de la mano de su esposo José María Morfín Patraca –quien ya falleció–, con quien realizó importantes labores de operación electoral del PRI en contra del PAN, que era en ese entonces la principal fuerza política opositora.

En 2010 se desempeñó como delegada del CEN del PRI en Puebla y en ese año se le encomendó la tarea de garantizar que el ex alcalde de la ciudad de Puebla, Enrique Doger Guerrero, no se convirtiera en candidato priista a la gubernatura. Para ello, Paloma Guillén se encargó de que al ex edil no se le diera el registro como aspirante a la nominación del tricolor.

La entonces delegada –quien se destaca por su trato prepotente con quienes disienten con ella– tenía la encomienda de favorecer a Javier López Zavala, quien fue el abanderado tricolor y acabó derrotado por el neopanista Rafael Moreno Valle Rosas.

Entre muchos priistas que participaron en el proceso electoral de hace 8 años siempre quedó la idea de que el PRI estaba infiltrado por el grupo político de Rafael Moreno Valle Rosas, pues todas las estrategias del partido primero eran conocidas en “el cuarto de guerra” de la campaña del PAN, que entre los encargados de ejecutar el trabajo político del tricolor.

Nadie tuvo pruebas de que Paloma Guillén colaborara con la campaña de Moreno Valle, pero tampoco hizo nada para frenar la infiltración que el morenovallismo tenía en el equipo político–electoral de Javier López Zavala.

O visto de otra manera, Paloma Guillén nunca hizo nada para hacer competitiva la campaña electoral de Javier López Zavala y del PRI en general. Una situación que favoreció al proyecto electoral de Moreno Valle.

Ahora está de regreso a Puebla para cuidar la estrecha relación que hay entre el PRI y Moreno Valle, que incluye al ex candidato a la gubernatura, Enrique Doger Guerrero, quien en la campaña electoral de este año siempre se mostró obsecuente con el morenovallismo.

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