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ENTRE MARZO Y ABRIL CAE LA DIRIGENCIA DEL SNTE




CUITLATLÁN.POR FERMÍN ALEJANDRO GARCÍA.
Dicen los enterados, los conocedores de los entresijos magisteriales, que en el círculo cercano a Andrés Manuel López Obrador se da por hecho que el próximo año desaparecen de la escena nacional los líderes sindicales Juan Díaz de la Torre, de los maestro, y Carlos Romero Deschamps, de los petroleros. En el caso del SNTE, se tiene mucho optimismo que el relevo se produzca de una manera vertiginosa, de tal manera que la caída de la actual dirigencia gremial pudiera ocurrir entre marzo y abril de 2019.

Y que en esas mismas fechas, se produzca la salida de Jaime García Roque, el líder del SNTE 51, y Alejandro Ariza Alonzo, quien es secretario general de la sección 23 del sindicato.

Cuentan fuentes muy cercanas a la cúpula nacional del SNTE, que aunque en las dos últimas semanas ha existido un denodado esfuerzo de Juan Díaz de la Torre, con el respaldo de los secretarios seccionales de todo el país, de mostrar disposición de trabajar en respaldo de Andrés Manuel López Obrador y de Esteban Moctezuma Barragán, el próximo titular de la SEP, en el círculo lopezobradorista la única respuesta que se ha dado, a través de algunos emisarios, es: “Se tienen que ir”.


Quienes narran esta situación sostienen que sin duda alguna habrá una resistencia de Carlos Romero de dejar la dirección del sindicato petrolero, pero en el caso del SNTE no hay condiciones para que Juan Díaz de la Torre se “atrinchere” y se niegue a entregar la organización gremial. Al revés, se cree que habría un tersa transición por los siguientes dos factores de peso:

Primero: las actuales finanzas del SNTE no le permitirían a la dirigencia nacional poder sobrevivir en caso de que el gobierno federal interrumpiera el pago de cuotas sindicales.

Segundo: se levantó una serie de sondeos que indican que en todos los estados del país, entre el 80 y el 95 por ciento de los maestros, votaron por Andrés Manuel López Obrador.

Es decir, la actual dirigencia gremial no tiene legitimidad ni autoridad en las bases del sindicato. Prueba de ello, es que el Panal, la fuerza política de los maestros, acaba de perder el registro como partido político nacional. Y el millón de votos que el SNTE le prometió al PRI, en la pasada campaña electoral, no llegó ni al 20 por ciento de lo ofrecido.

Juan Díaz de la Torre cometió el error de apostar todo su capital político a favor del PRI y su candidato José Antonio Meade, pese a que sus representados estaban a favor de Morena.

Y en Puebla, Jaime García y Alejandro Ariza cometieron el doble yerro de apoyar a Meade y a Martha Erika Alonso, la candidata a gobernadora del morenovallismo.

El problema de fondo no es que los líderes del SNTE estuvieran en otra opción política diferente a Morena, sino a que respaldaron la reforma educativa, que es repudiada por el grueso de los maestros. Y entre los docentes hay una demanda de frenar los abusos que se cometen con las finanzas del sindicato.

Además, el movimiento lopezobradorista no puede darle la espalda a la CNTE, a los sindicatos estatales, al grupo político la Elba Esther Gordillo y a miles de docentes que apoyaron a López Obrador a cambio de la salida de Juan Díaz de la Torre y los actuales secretarios seccionales.

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