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OBLIGAN A MÉDICOS RESIDENTES DEL HNP A FIRMAR CARTA RECHAZANDO ABUSOS EN EL NOSOCOMIO


CUITLATLÁN. POR FERMÍN ALEJANDRO GARCÍA.
El suicidio de una pediatra puso al descubierto el acoso laboral y sexual que domina en el Hospital del Niño Poblano (HNP) y para evitar una investigación contra los directivos del nosocomio, en los últimos dos días se ha presionado a los médicos residentes de primero y segundo nivel, llamados R1 y R2, para que firmen a la fuerza un escrito en el cual declaran que no han sido objeto de maltratos, de abusos laborales o condicionamientos de parte de sus superiores o de otros galenos.

El suicidio de la pediatra Zyanya Estefanía Figueroa Becerril –de 26 años de edad– es la punta del iceberg de una larga lista de abusos en el HNP, en donde los derechos laborales de enfermeras y médicos fueron pisoteados por el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas y como parte de la impunidad que prevalece, nadie hace nada contra las practicas de acoso que se utilizan contra los médicos residentes que están en proceso de acabar su formación como pediatras.

Zyanya Estefanía Figueroa Becerril se colgó en su departamento el pasado 16 de mayo y dejó una carta póstuma, dirigida a sus padres, en la cual habla de problemas de autoestima y da a conocer que sentía pánico “estar frente a un paciente. Soy un fracaso”, lo cual refleja que era objeto de maltrato –tal como refieren algunos de sus conocidos– de dos médicos superiores, quienes la llevaron a una situación extrema de desesperación.


El caso de Zyanya Figueroa no es un caso aislado, a principios del presente año ya hubo un primer suicidio de un galeno que hacía guardias los fines de semana y días feriados, y que de igual manera era objeto de maltrato, junto con jornadas extenuantes de trabajo. Cuando el médico perdió la vida, se dio órdenes en el hospital que no se hablara del tema y se tratara ese asunto como algo ajeno a dicha institución pública.

De todos los hospitales púbicos de Puebla, el HNP se ha destacado por ser donde se cuentan las peores historias de maltratos contra médicos residentes.

Esos abusos los cometen desde los directivos, pasando por los médicos de base y principalmente por los llamados R3, que son los galenos residentes que están a punto de egresar y se sienten con el derecho de maltratar a sus similares de los dos niveles inferiores.

Todos actúan bajo la idea de corte fascista que lo que ellos sufrieron como residentes, deben sufrirlo los médicos nuevos.

El ambiente laboral del HNP en el turno de la mañana es donde más abusos se cometen, por los R3 y una doctora que tiene a su cargo la formación de los futuros pediatras.

Es común los gritos, vejaciones, castigos y se ordene cubrir guardias por periodos seguidos de más de 24 horas, sin importar que los médicos por cansancio ya no puedan cumplir con su labor profesional. Todo eso pasa frente a la mirada complaciente de la Secretaría de Salud.

La muerte de Zyanya Estefanía Figueroa Becerril ha abierto la caja de Pandora del HNP, razón por la cual los directivos del nosocomio se han apresurado a presionar a los médicos R1 y R2 para que firmen una carta en la cual nieguen cualquier tipo de abuso. Si no rubrican el escrito, existe la amenaza velada de que no podrán aprobar la residencia.

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