CUITLATLÁN.POR FERMÍN ALEJANDRO GARCÍA.
El proceso de intervención en contra de la Policía Municipal de San Martín Texmelucan por su presunta colusión con el crimen organizado no ha terminado, pues ahora el Sistema de Administración Tributaria (SAT) ha iniciado un investigación contra el alcalde de ese municipio, Rafael Núñez Ramírez, para determinar si el edil fue omiso o cómplice de la red de protección oficial que se brindaba a bandas de huachicoleros.
Es decir, el SAT está revisando con lupa cuál ha sido el comportamiento de los ingresos y egresos de las empresas de Rafael Núñez para determinar si cambió su situación patrimonial durante los dos últimos años, periodo en que se acrecentó el poder de las mafias de robo de combustible en territorio de San Martín Texmelucan frente a la mirada complaciente de la policía y autoridades municipales.
La confianza hacia el edil de San Martín Texmelucan se perdió desde hace varios meses por parte de las representaciones de los gobiernos estatal y federal, pues aunque el alcalde dice la verdad en cuanto que en los últimos meses envió docenas de oficios quejándose del aumento de la criminalidad y pidiendo ayuda, lo cierto es que acabaron descubriendo que falseaba mucha información.
Cuentan que una queja recurrente que llevaba al gobierno del estado era que contaba con una plantilla insuficiente de policías que no llegaba a los 70 u 80 agentes, cuando en realidad resultó que tenía más de 180, de los cuales más de 130 eran uniformados que no estaban acreditados. Es decir, eran policías falsos o cachirules.
Rafael Núñez siempre se lamentaba de que nadie en el gobierno estatal y federal le hacía caso sobre sus llamados para atender la crisis de inseguridad, pero eso no fue así, ya que sí le tomaron la palabra e inició una investigación, que incluyó al propio alcalde, que acabó arrojando datos sobre el alto grado de colusión de la Policía Municipal con el crimen organizado.
La “gota que derramó el vaso” fueron dos aspectos fundamentales:
Primero: desde finales de 2017 y en particular en este año, hubo un notable incremento en los enfrentamientos armados en la vía pública, las ejecuciones, el desmembramiento de cuerpos y la aparición de grupos armados a la vista de la población. Sobre todo esta actividad delictiva, no había registros en la Policía Municipal y se borraban los testimonios videograbados con las cámaras de vigilancia del ayuntamiento.
Segundo: en una ocasión algún mando de la Policía Municipal solicitó ayuda a la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno del estado pues habían sido detenidos los jefes de las bandas ligadas al cártel Jalisco Nueva Generación, y se informó que estaban retenidos en la comandancia de San Martín Texmelucan, por lo cual se requería la intervención de un comando fuertemente armado para impedir que hubiera un intento de rescate de los presuntos delincuentes.
Desde la ciudad de Puebla se armó un nutrido grupo de policías que partió a auxiliar a los agentes de San Martín Texmelucan y resulta que, cuando llegó a la comandancia de ese municipio, no había nadie detenido. El lugar estaba vacío. Eso generó mucho enojo de los enviados e interrogaron a los encargados del área de seguridad pública, quienes negaron que se hubiera pedido la intervención de las fuerzas estatales.
Al final se descubrió que si hubo las detenciones en cuestión, pero cuando se enteraron los altos mandos de la Policía Municipal y tal vez del ayuntamiento, se ordenó que fueran liberados.
Todo indica que le espera un difícil cierre de gobierno a Rafael Núñez, pues se irá del cargo bajo la sospecha de que no hizo nada para impedir que el crimen organizado penetrara y controlara el área de Seguridad Pública del municipio.
Ahora tendrá que demostrar que esa condición fue resultado de su incompetencia, de su negligente forma de gobernar, porque si no lo hace, podría acabar acompañando a los policías de San Martín Texmelucan que están presos por dar protección a la lucrativa industria del robo de combustible
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