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¿A qué sabe el oro comestible?

Puede hacer que un platillo triplique su costo, o que un pastelillo cueste lo mismo que un smartphone


Foto: Especial
Ciudad de México.- Uno de los ingredientes más costosos en el mundo, es también uno de los más absurdos. El oro comestible se utiliza en muchos restaurantes gourmet y eleva el precio de los alimentos en los que es utilizado exponencialmente.

Para darnos idea, 10 miligramos de este metal listo para ser consumido cuesta alrededor de 800 pesos. Se le vende en presentaciones de láminas, hojuelas y polvo. Acompaña por igual postres como helados, pasteles y donas, como cortes de carne exclusivos.

Lo más absurdo de todo: no tiene sabor, y está preparado para que pase por el cuerpo sin dejar rastro en él, por lo que su valor nutrimental es prácticamente nulo. Es más un adorno que un ingrediente, uno de los materiales más recurridos por la alta cocina en el mundo y sinónimo de poder económico desde hace siglos.

¿Qué es el oro comestible?

Para preparar este ingrediente, se utilizan pepitas de oro de bajo quilataje que son fundidas y prensadas en láminas delgadas, que simulan la apariencia de una hoja de papel. Esas láminas son empalmadas y batidas para disminuir a lo máximo su espesor.

Una vez listas, las comercializan en distintas presentaciones para su uso de los restaurantes más prestigiosos.

Lo cierto, es que su uso, completamente ornamental, es justificado con el principio del significado que durante miles de años, muchas civilizaciones han conferido a este metal precioso. Para los comensales -dicen-, consumir este platillo es sinónimo de estatus y poder social.

Para aquellos que buscan ser prudentes con sus gastos, el oro comestible resultará un gasto innecesario y hasta ridículo.
Agencias

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