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RMV busca negociación con AMLO




■ CUITLATLÁN.Por Fermín Alejandro García.


Una característica fundamental de Rafael Moreno Valle Rosas es que siempre acaba negociando con quien está en la cúpula del poder político, por encima de diferencias partidistas, ideológicas o de amistad. Por eso, desde hace varios meses ha estado buscado puentes de acercamiento, de comunicación, con Andrés Manuel López Obrador, para intentar llegar a un posible acuerdo antes de la elección del 1 de julio y en caso de que el aspirante de Morena se siga perfilando como el puntero de la contienda.

Una prueba de que hay intentos de establecer alguna vía de comunicación con la Cúpula de Morena es el dato siguiente:

A principios de este año, corrió la versión de que el oaxaqueño Diódoro Carrasco Altamirano dejaría el cargo de secretario general de Gobierno del estado de Puebla para postularse como candidato a senador y que sería sustituido por Carlos Meza Viveros, quien ya había sido un destacado secretario de Gobernación en el sexenio de Manuel Bartlett Díaz.

La versión de que Carlos Meza llegaría a la Secretaría General de Gobierno (SGG) salió desde los círculos del Poder Ejecutivo, en donde se daba por hecho que el también es legislador local, ex notario público y ex dirigente del PRI en la capital aceptaría esa responsabilidad.

Se decía con mucha seguridad, que ya se había acordado que Meza asumiría esa responsabilidad luego del informe de gobierno del mandatario José Antonio Gali Fayad.

En realidad eso no era cierto; el notable jurista Carlos Meza nunca aceptó la posibilidad de regresar al gobierno del estado y mucho menos a la SGG, que es la instancia que representa jurídicamente al Poder Ejecutivo.

Meza Viveros, cuando le hicieron la propuesta, de inmediato respondió que no podía aceptar por un conflicto de intereses, por ser quien ha litigado a nombre de Morena importantes asuntos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, casos que no están concluidos y que no está dispuesto a abandonar.

¿Qué había atrás de esa propuesta de regresar a Carlos Meza a la segunda posición más importante del Poder Ejecutivo?

Es que se quería que Carlos Meza, por ser el hombre de confianza de Manuel Bartlett Díaz, el ex gobernador de Puebla y ahora una de las principales figuras del lopezobradorismo en el Senado de la República, fuera un puente de contacto, de comunicación, con la cúpula nacional de Morena.

Se pretendía que Carlos Meza y Manuel Bartlett fueran el enlace de una posible negociación entre el ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas y Andrés Manuel López Obrador.

Una vez que Carlos Meza rechazó, en varias ocasiones, los ofrecimientos de estar al frente de la Secretaría General de Gobierno, también se abandonó la idea de que Diódoro Carrasco se fuera de la titularidad de la SGG.

Busca impunidad
Rafael Moreno Valle es un político pragmático, que siempre busca ser parte del grupo que está el frente de la cúpula del Poder Ejecutivo federal. Con él no hay lealtades partidistas, ideológicas o personales.

Su interés actual, luego de que se esfumaron sus posibilidades de ser candidato presidencial, es buscar gozar de impunidad, de no ser tocado en investigaciones de actos de corrupción, de abusos de poder o por generar un excesivo endeudamiento de la hacienda pública del estado de Puebla. Ya que de ello depende que siga vigente su figura en la política nacional.

Aunque Moreno Valle se ha definido en varias ocasiones antilopezobradorista, desde ahora se anticipa que si el candidato de Morena sigue avanzando en las encuestas y dentro de un par de meses mantiene la holgada ventaja que le lleva a sus contrincantes del PRI y del PAN, todo apunta a que el ex gobernador de Puebla buscaría llegar a un acuerdo con el candidato presidencial de Juntos Hagamos Historia.

Y quienes lo conocen dicen que estaría dispuesto a negociar una posible derrota de su esposa Martha Erika Alonso, quien es la candidata del PAN a la gubernatura y está en empate técnico en el índice de preferencias electorales contra Luis Miguel Barbosa Huerta, el aspirante de Morena a la titularidad del Poder Ejecutivo.

No sería la primera vez que Moreno Valle recularía en sus fobias políticas. Solamente hay que recordar dos hechos:

Cuando Moreno Valle asumió la gubernatura de Puebla en 2011, tenía entre sus objetivos meter a la cárcel a Blanca Alcalá Ruiz, quien fue edil de la capital. Había un fuerte odio hacia la priista, que incluso era muy superior al que había contra Mario Marín Torres. Por eso a la ex alcalde de la Angelópolis le buscaron fincar responsabilidades administrativas por más de 400 millones de pesos, objetivo que no se concretó por la buena defensa jurídica que tuvo la ex presidente municipal.

Al llegar la sucesión presidencial de 2012, Moreno Valle siendo gobernador del PAN y que había sido muy cercano al mandatario albiazul Felipe Calderón Hinojosa, fue a negociar con el PRI ayudar a obtener en Puebla un buen resultado para el tricolor.

Por eso, aunque había un odio contra Blanca Alcalá, la maquinaría electoral de Moreno Valle operó para evitar el triunfo del frente de las izquierdas en la elección al Senado y la ganara la priista. Y se sacrificó a Javier Lozano Alarcón, quien era parte fundamental del grupo morenovallista, quien llegó a la Cámara Alta por la vía de ser la primera minoría perdedora.

Un segundo hecho: cuando se decidió que José Antonio Meade fuera el candidato del PRI a la presidencia, uno de los primeros políticos que se acercó al aspirante para hacer una alianza de facto, en lo oscurito, fue Rafael Moreno Valle Rosas.

Ahora que Meade está en la calle de la amargura, Moreno Valle se está preparando para negociar con algunos de sus dos archienemigos: el panista Ricardo Anaya o Andrés Manuel López Obrador. Lo va a hacer con el que perciba que va a ganar.

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