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Señorito Arrogancia

Señorito Arrogancia





Por Marcela Jiménez Avendaño

“Más reinos derribó la soberbia que la espada,
Más príncipes se perdieron por sí mismos que por otros”
Diego de Saavedra Fajardo
(escritor, político y diplomático español)

Hace cosa de dos semanas, en Puebla se presentó un hecho terrible que cobró la vida de un pequeño de 13 años llamado José Luis Alberto Tehuatle Tamayo. El escenario: el desalojo de una protesta protagonizada por pobladores de San Bernardino Chalchihuapan quienes cerraron la carretera Atlixco-Puebla. El motivo: la exigencia de regresar a las Juntas Auxiliares municipales el manejo del Servicio de Registro Civil.

Hay versiones en dos sentidos sobre lo que ahí ocurrió.

Por un lado, el gobierno de Puebla representado por Rafael Moreno Valle sostiene que lo que mató al niño fue un cohetón lanzado por los propios manifestantes; que la policía respondió a la agresión provocada por los mismos “quienes estaban armados con bombas molotov, palos, tubos y piedras de alto calibre” (según palabras exactas del mismísimo Secretario de Gobierno poblano, Luis Maldonado); que la policía usó “exclusivamente toletes, escudos, cascos y gases lacrimógenos”; que no se usaron balas de goma (tal como autoriza la Ley Bala enviada por el propio Moreno Valle y aprobada por su Congreso y que, en su momento, causó un gran debate social en contra); que varios policías fueron lastimados y hospitalizados; que niños y mujeres fueron usados por los manifestantes como escudo humano; que la Secretaría de Gobierno los conminó al diálogo y se negaron.

Por el otro lado, quienes se manifestaron y la propia madre del chiquillo aseguran que su muerte fue provocada por objetos lanzados por la policía que iba armada; que si se usaron balas de goma y mostraron algunas de ellas; que alrededor de 70 pobladores más fueron heridos; que el niño no era parte de la manifestación; que pidieron en numerosas ocasiones audiencia con el Secretario de Gobierno desde el 2013 y que la vez que fueron recibidos se levantó de la mesa de negociación.

Información y desinformación viene y va. Por ejemplo, hay supuestas declaraciones de policías que piden no se mencione su nombre y que aseguran recibieron la orden de disparar “con todo” pese a que se advirtió que los cartuchos de gas lacrimógeno habían caducado y que “al no estallar se convirtieron en proyectiles contundentes” (Intolerancia Diario)

Las inconsistencias entre el Acta de Defunción del menor emitido por el Juzgado Primero de lo Civil que establece como causa de muerte el golpe recibido en la cabeza (hematoma subdural parieto temporal occipital izquierdo, hemorragia subarancnoidea, edema cerebral y fractura de cráneo, traumatismo cráneo-encefálico); y el Certificado de Defunción del Servicio Médico Forense del Poder Judicial del estado que señala falleció a consecuencia de un paro cardio-respiratorio irreversible consistente con lo dicho oficialmente por el gobierno de Moreno Valle, ha generado dudas sobre si se desconectó o no al niño sin la autorización de sus familiares.

Esta desinformación ha sido provocada por quienes a más ha afectado, el propio Gobierno. Después de los hechos guardaron 6 días de silencio y cuando finalmente hablaron lo hicieron para decir puras burradas. Resultó grosero, ofensivo y estúpido aquello de las “piedras de alto calibre”; después se dedicaron a desacreditar lo dicho por los pobladores en redes sociales bajo el anonimato para finalmente dirimir el asunto en medios de comunicación locales y nacionales, convocando solo a algunos de éstos (particularmente a los más afines) provocando con ello el recrudecimiento en sus posturas de los que no lo son tanto.

Todo esto ha contribuido también para que otros tantos lleven harina a su propio costal, dándole un uso político al fallecimiento de este niño y al dolor de su madre.

Honestamente es difícil tomar una postura muy contundente sobre el caso pues se han comprobado mentiras y muy poca transparencia en las dos partes, pero lo que sí es deleznable y muy lamentable es la absoluta carencia de calidad humana y de sentimientos de solidaridad del gobierno poblano y su cabeza.

Seis días de silencio cómplice y soberbio; la nula atención personalizada y directa a la madre a quien no le informaron oficialmente del deceso de su hijo y tuvo que enterarse de tan triste noticia por los medios de comunicación y, por si no bastara con ello, le entregaron el cuerpo 24 horas después del fallecimiento; ni una palabra de aliento; ni pensar en la presencia del gobernador o su esposa en el hospital; nada de abrazo solidario a la madre; lo único amable que salió de ahí fueron dos escuetos comunicados del 19 de julio en donde se “lamenta el deceso”, se “ratifica su compromiso de continuar con las investigaciones judiciales… y de apoyar en lo necesario”.

Según Wikipedia, “la arrogancia es un defecto que se refiere al excesivo orgullo de una persona en relación consigo misma y que la lleva a creer y exigir más privilegios de los que tiene derecho”. La Real Academia de la Lengua Española la define como “altanero, soberbio”.

En lo personal yo no diría que Rafael Moreno Valle es un asesino como lo dice la campaña montada en su contra. NO. Es simplemente un Señorito Arrogancia y eso, como ya vimos, es muy peligroso……nos leemos la próxima semana…….

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